LIBANIO, JOAO BAUTISTA (1932-2014).

Ha sido uno de los grandes teólogos brasileños, de la Compañía de Jesús.
Estudió en la Universidad católica de Rio de Janeiro y en la facultad teológica de Sankt Georgen, en Frankfurt, donde pudo conocer de primera mano la tradición teológica europea y compartir la experiencia teológica y pastoral de cientos de jesuitas de todo el mundo.
Completó sus estudios en la Universidad Gregoriana de Roma, donde fue por muchos años Director de Estudios del Pontifício Colégio Pio Brasileiro, en tiempos del Vaticano II, lo que le permitió conocer los impulsos e ideales de la Iglesia Católica en un momento fundamental de su desarrollo.
Volvió después a Brasil, donde ha sido profesor y director de estudios en varias universidades. En la actualidad el profesor emérito en la Facultad de Filosofia y Teologia de la Universidad Jesuítica de Belo Horizonte y sigue trabajando en la pastoral parroquial y de grupos.
Pero más que en la Universidad, su trabajo se ha centrado en la creación y dirección de numerosos grupos bíblicos, en la creación de comunidades de base y, sobre todo, en la creación de una teología bíblica y pastoral dirigida a todos los segmentos de la población, desde los más pobres.
Ha escrito diversos libros sobre teología fundamental, en la línea del diálogo social, al servicio de la educación de los cristianos. Entre los traducidos al castellano, el más significativo es quizá El arte de formarse (Salamanca 2003), que ofrece una visión pedagógica del proceso de liberación. En esa línea se sitúan:
Saber pensar: introducción a la vida intelectual (Madrid 2007)
Teología de la liberación: guía didáctica (Sandander 1989).
Cf. también Celebrar: cómo saborear la celebración eucarística (Madrid 2007); Dios y los hombres: sus caminos (Estella 1992); Escatología cristiana (Madrid 1985, con C. Bingemer); Una fe cristiana y liberadora, entre muchas creencias (Barcelona 2004); La Iglesia desde el Vaticano II hasta el nuevo milenio (Bilbao 2004).
Desde aquí quiero rendirle mi recuerdo admirado, agradecido, con el deseo de que descanse en la paz del Señor por quien ha trabajado a lo largo de una vida fecunda.
NOTA DE P. Trigo S. J.
A los ochenta y dos años de edad, dando un curso a unas religiosas, ha fallecido Juan Bautista Libanio, teólogo brasilero de la Compañía de Jesús. Conferencista brillante, con gran capacidad para la síntesis, animador incansable de la Iglesia de su país y particularmente de la vida religiosa y puente convincente con el mundo profesional, pero, sobre todo, persona entrañable y cristiano de corazón. Estaba siempre oteando los signos de los tiempos, para ver, tanto lo que se avecinaba como lo que nos pedía el Dios de Jesús en cada ocasión. A ello dedicó gran parte de su producción escita y de sus conferencias.
Para poner una muestra de su capacidad intuitiva, en 1983 publicó Vuelta a la gran disciplina. Se refería a un modo adialéctico de encarar eclesiásticamente la vuelta a la gran disciplina que estaba imponiendo el totalitarismo de mercado y que según él se iba a imponer, como en efecto se impuso, en la Iglesia. En efecto, eso fue lo que pasó. La alternativa superadora la está proponiendo el “indisciplinado” papa Francisco que sustituye la disciplina eclesiástica por el discernimiento de lo que acontece en el mundo para responder evangélicamente a ello, y para eso el requisito es la pobreza personal como libertad de la seducción del sistema y el compromiso con los pobres y en contra de la pobreza. Libanio siempre vivió pobremente sin hacer ningún alarde de ello, con libertad evangélica. Al estar ligero de equipaje, pudo entregarse a todo el que le demandó, con total generosidad, hasta morir “con las botas puestas”.
En el congreso continental que se celebró en Sao Leopoldo en octubre del 2012, pidió Leonardo Boff, que se hicieran una fotografía los “históricos” de la Teología de la Liberación, porque, decía, en la próxima reunión faltaremos varios. El primero en morir ha sido Libanio y ya han muerto como la mitad de la primara hornada.
Agradecemos su actividad incansable, sus escritos y su persona y esperamos que no interrumpa su comunicación. Muchas gracias y hasta cuando Dios quiera.
P. Trigo