Psicología de las Apariciones/Alucinaciones (A. Vázquez, U. Pontificia de Salamanca)

El Nuevo Diccionario de Mariología, editado en España por el Prof. Eliseo Tourón del Pie, Decano de la Facultad de Teología de de San Dámaso, de la Diócesis de Madrid, fue presentado en la sede del Instituto de Vida Religiosa, el año 1988, bajo la presidencia de Mons. Agustín García-Gasco, fundador del Instituto de Teología a Distancia, hoy Arzobispo de Valencia y Cardenal, que era entonces Obispo Auxiliar de Madrid. Mons. García Gasco expresó su máxima satisfacción por los autores y contenidos del Diccionario, en su versión española. Entre ellos se encuentra el trabajo del Prof. Antonio Vázquez, sacerdote y religioso, sobre la Psicología de las apariciones marianas, entendidas como alucinaciones, en sentido psicológico. El profesor Antonio Vázquez, era entonces Catedrático de Psicología de la Religión en la Universidad Pontificia del Episcopado Español, el mayor especialista hispano sobre el tema, un hombre al que he tenido y tengo una inmensa admiración científica y personal.

El Profesor Dr. Antonio Vázquez

Por todo lo anterior, y dada la discusión que se ha dado en el blog sobre las apariciones, he querido ofrecer aquí su contribución (tomada de Diccionario de Mariología, Paulinas, Madrid 1988, 182-185) que será de ayuda para muchos que quieran profundizar en el tema. No es una opinión más, es la opinión más autorizada, desde el punto de vista académico y eclesial (del profesor oficial sobre la materia, en la Universidad de la Iglesia). He tenido ocasión de convivir y dialogar muchos años con el Prof. A. Vázquez y siempre he salido enriquecido por su humanidad, su sabiduría y cristianismo. Vaya aquí mi homenaje hacia él, uno de los hombres a quienes más debo en este mundo. El tema que presento aparece on line, con la aportación distinta de R. Laurentin, en
http://www.mercaba.org/DicMA/A/apariciones.htm

El Prof. A. Vázquez , presbítero de la Orden de la Merced, se licenció en Filosofía en la Universidad Pontificia de Salamanca (1954) y en la Complutense de Madrid (1970), y en Psicología en la Universidad Complutense de Madrid (1973), realizando el doctorado en 1979 con la tesis "El hombre y sus creaciones en C.G. Jung". Fue becario en el Colegio Español de París entre 1956 y 1958, cofundador, profesor, catedrático y decano en Psicología de la Escuela Superior de Psicología de la Universidad Pontificia de Salamanca. Entre 1992 y 2000 fue profesor de la Universidad de la Experiencia en León-Castilla. Impartió multitud de cursos en España y en el extranjero.

Entre sus obras podemos destacar: Las grandes líneas de la Psicología religiosa actual, Psicología y Pensamiento Existencial (Madrid, 1963); Psicología profunda y ética (Universidad de Madrid, 1970); Freud y Jung: dos modelos antropomórficos (Sígueme, Salamanca, 1981); La Psicología de la Personalidad en C. G. Jung (Sígueme, Salamanca, 1981); Notas para una lectura de las "Moradas" de Santa Teresa, desde la Psicología Profunda (Universidad Pontificia de Salamanca, 1982); Freud y Jung, Exploradores del Inconsciente (Cíncel, Madrid, 1986); Apariciones. Aspectos psicológicos en Diccionario de Mariología (Paulinas, Madrid, 1988); La psicotrafia en C.G. Jung (en colaboración) Psicotrafías Dinámicas (Universidad de Salamanca, 1989); Antropología Analítica en C. G. Jung (en colaboración). Nuevas Antropologías siglo XX (Salamanca, 1994) y Psicología de Jesús en Diccionario de Jesús de Nazaret (Montecarmelo, Burgos, 2001).

Gracias por todo, amigo, hermano Antonio, todo lo que sigue es tuyo.

Introducción

Siguiendo una elemental metodología y epistemología exigidas por la ciencia, la psicología de la religión admite el principio de "la exclusión de la trascendencia", enunciado por Flournoy a principios de siglo XX, en el sentido de una puesta entre paréntesis de la existencia de Dios y demás seres y entidades sobrenaturales, no constatables o inmediatamente deducibles por la experiencia, puesto que sus métodos no le permiten ni afirmarlos ni negarlos, como tampoco utilizarlos como factores explicativos de un hecho, vivencia o conducta.

El presente enfoque hay que entenderlo desde esta perspectiva metodológica y epistemológica. Se pretende así evitar todo psicologismo o reduccionismo psicologista de la posible realidad trascendente o dimensión religioso-sobrenatural del fenómeno calificado como aparición de la virgen María, de cuyo contenido de verdad teológica y eclesial la psicología no tiene nada que decir. Pero, a la vez, se intenta también superar un cierto teologismo que invade frecuentemente el campo propio de la psicología, sin tener en cuenta su autonomía relativa, semejante al de la sociología, la biología e incluso la física. Hay, en efecto, una verdad psicológica de las apariciones, cuyo discernimiento pertenece únicamente al psicólogo determinar, a través de técnicas e instrumentos metodológicos de los que no dispone el teólogo.

I. Nociones generales

Psicológicamente, las llamadas apariciones, sean o no de carácter religioso, hay que incluirlas en los fenómenos alucinatorios. Ahora bien, el término alucinación se identifica, a veces, erróneamente con un proceso delirante o, al menos, psicopatológico, siendo así que hoy incluso la psiquiatría admite que "hay también alucinaciones normales” (F. Alonso Fernández, Fundamentos de la psiquiatría actual, 2 vols., Paz Montalvo, Madrid 1979, 1, 445 ).

La alucinación aparece vivencialmente como una percepción, pero en ausencia de un objeto físico que pueda estimular los receptores sensoriales del sujeto, a semejanza de lo que Ocurre en muchos sueños, cuya sensación de realidad es tan viva que sólo al despertar caemos en la cuenta de su carácter onírico-alucinatorio.

Las alucinaciones visuales o visual-auditivas en forma de apariciones abundan en la actualidad y parece que han abundado más todavía en otras épocas. Entre las no estrictamente religiosas, parecen predominar las de seres queridos recién muertos. Las hay, en fin, individuales y colectivas, pero incluso en estas últimas suele haber algunos sujetos que no participan de la visión o de la audición alucinatoria. En el mundo cristiano, a partir de la edad media, pero sobre todo en los últimos cien años, ha habido por doquier una asombrosa cantidad de apariciones marianas, generalmente a niños y pequeños adolescentes de ambos sexos, siguiendo el esquema de Lourdes-Fátima hasta la última de que hemos tenido noticia, en 1987, en la aldea ucraniana de Grouchevo a la niña de once años Marina Kizyn, llegando a reunir peregrinaciones de 45.000 personas en un país como Rusia, de régimen comunista.

II. Interpretaciones psicológicas de las apariciones

Si prescindimos de peregrinas hipótesis, por el momento alejadas de toda seriedad científica como es la de buscar el origen de las apariciones en la comunicación de seres extraterrestres (E. von Daniken, Erscheinungen, Econ-Verlag, Düsseldorf-Wien 1974 (trad. esp., Apariciones, Martínez Roca, Barcelona 1975), las distintas interpretaciones psicológicas que intentan dar cuenta, al menos comprensiva, de este fenómeno se centran en la dinámica del inconsciente, aunque la propia noción de éste varíe bastante de unos autores a otros. Indicaremos las que nos parecen más interesantes y, en cierto modo, compatibles y hasta complementarias.

1. DE CORTE MÁS PSICOANALÍTICO. Se trata siempre, de algún modo, de la realización alucinatoria de un deseo pulsional, cuya representación ha sido inconscientemente reprimida, como en las neurosis, pero también en los sueños y en otros fenómenos de carácter normal, o bien ha sido denegada la realidad del hecho mismo, como en ciertas psicosis: el retorno del significante reprimido o de la realidad denegada requerirán especiales condiciones para su escenificación dramática y para el vivo sentimiento o impresión de realidad que cobran en la aparición. Estas condiciones son psicológicamente diferentes según se trate de alucinaciones patológicas o normales, tóxicas, psicóticas, simplemente neuróticas y de las distintas clases de psicosis o neurosis, como también las normales dependerán en su particular fenomenología de multitud de variables.

2. DE CORTE MÁS JUNGIANO Y HUMANÍSTICO-EXISTENCIAL. Las apariciones aquí son interpretadas como fenómenos que expresan experiencias arquetípicas de carácter numinoso y transpersonal, es decir, típicamente humano, en cuanto provenientes del inconsciente colectivo, que goza de una relativa autonomía energético-creativa respecto al yo, pudiendo en ciertas circunstancias exteriorizarse en sus manifestaciones, por su extraña connivencia con el mundo físico o macrocosmos. No se niega naturalmente, sino que se presupone, la presencia del inconsciente personal con sus complejos, de la fuerza y originalidad imaginativa del sujeto y demás variables de su personalidad normal o patológica; pero así como el inconsciente freudiano es fruto de las defensas represoras fundamentalmente, en el curso del desarrollo e historia personal del sujeto, el inconsciente jungiano colectivo o arquetípico es el resultado estructural de la filogénesis humana y ordenaría la conducta humana no sólo instintiva, sino también espiritual (C. G. Jung, Erinnerungen, Trüume, Gedanken, Rascher Verlag, ZurichStuttgart 1967 (trad. esp., Recuerdos, sueños-, pensamientos, Seix Barral, Barcelona 1966); A. Jaffe, Geisterscheinungen und Vorzeichen, Walter Verlag, Olten 1978).

3. DE CORTE PARAPSICOLÓGICO. Más emparentada con la interpretación jungiana estaría la de aquellos autores que intentan dar cuenta del fenómeno de las apariciones desde la parapsicología o utilizando hipótesis de percepción extrasensorial como la clarividencia y telepatía, cuya seriedad científica es cada vez más reconocida (H.J. Eysenck, Enigmas de la psicología, Morata, Madrid 1982, 105s ) El libro Apparitions de Tyrrell, sigue siendo, a nuestro parecer, el mejor exponente de esta interpretación, centrada en las por él llamadas alucinaciones telepáticas, que serían normales y objetivas en relación con un agente o emisor-provocador, generalmente en situación crítica; distinguiéndolas así de las alucinaciones puramente subjetivas de carácter delirante psicótico o tóxico (G.N.M. Tyrrell, Apariciones, Paidós, Buenos Aires 1965).

III. Aplicación práctica a las apariciones marianas

Trataremos de resumir nuestra posición personal en unos puntos imprescindibles.

1. Las llamadas apariciones de la virgen María, sean públicas o privadas, individuales o colectivas, psicológicamente pueden ser interpretadas como fenómenos alucinatorios, sin que esto conlleve necesariamente ninguna connotación psicopatológica.

2. De las tres líneas de interpretación psicológica antes expuestas, la psicoanalítica, complementada con una psicología del lenguaje y de la creatividad, sigue siendo, a nuestro parecer, el instrumento de análisis más fino para poner al descubierto las motivaciones profundas y la dinámica inconsciente de los/ as videntes en relación a los contenidos significativos de la aparición. La analítico-existencial jungiana pone más de manifiesto los elementos colectivos y su dinámica propia, presentes en la aparición, dando mejor cuenta, por ejemplo, de las alucinaciones colectivas o participativas, de tipo visual o auditivo, presentes en muchos casos de epidemias aparicionales, con sus agrupaciones geográficas, esquemas temáticos, repetidos una y otra vez (C.M. Staehlin, Apariciones, Razón y Fe, Madrid 1954, 99s) y, en concreto, el de la "Señora vestida de blanco" (A. Jaffe, o.c.). Finalmente, la interpretación tyrrelliana puede complementar las dos anteriores en aquellos casos, no infrecuentes, de fenómenos parapsicológicos, íntimamente relacionados con los videntes o con el contexto aparicional. Los estudios experimentales, por otra parte, sobre privación sensorial, efectos de alucinógenos, sugestión hipnótica, etc., arrojan también luz sobre otros aspectos de las apariciones; como también ciertas investigaciones de psicología diferencial y social.

3. Pensamos además que una psicología y psicopatología de la religión tiene también su palabra que decir, en el sentido de que la propia creencia y lenguaje religiosos, tal como son vividos en la religiosidad popular, actúan como un factor psicológico, a veces de primer orden, para convertir lo que sin él hubiera sido una simple escenificación fantasmal interior, en una proyección exteriorizada en forma de aparición o percepción alucinatoria, sobre todo en los casos de una personalidad normal, pero también en algunos procesos patológicos más bien de tipo histérico (A. Vergote, Dette el désir, Seuil, París 1978, 225-265).

Bien sabido es cómo la creencia en el diablo o en las brujas provoca oleadas de apariciones, bastando un acontecimiento que hizo de catalizador en determinadas situaciones históricas. De modo semejante, no creemos que sean ajenas a la gran cantidad de apariciones marianas, en estos últimos cien años, las dos grandes definiciones dogmáticas de la inmaculada concepción y de la asunción de la virgen María, con la consiguiente conmoción popular en la iglesia católica. Por lo demás, el mundo occidental está viviendo una tensión tal de inseguridad y de pérdida de valores religiosos, que parece constituir, según algunos psicólogos, un terreno preparado, por la ley de compensación psíquicamente equilibradora también a nivel colectivo, para este tipo de fenómenos, como ocurre con los ovnis (C.G. Jung, Ein moderner Mythus, Walter Verlag, Olten 1958; trad. esp., Un mito moderno, Sur, Buenos Aires 1961).

4. Hay que confesar, por último, que si bien la psicología, psicopatología y psiquiatría cuentan hoy con medios para discernir si este o esta vidente presentan una personalidad sana o enferma, y para hacer comprensibles y, en muchos casos, explicables los procesos psíquicos implicados en una aparición, quedan todavía muchas incógnitas por resolver satisfactoriamente en el propio nivel psicológico. En todo caso, es preciso seguir estudiando estos fenómenos con toda seriedad científica, comenzando por una observación controlada y una transmisión fiel de lo allí ocurrido, cosa que no siempre sucede, cometiéndose sustituciones, adiciones o mutilaciones para poner de acuerdo el mensaje de la aparición o su contenido significativo con los prejuicios, creencias, o ideologías del historiador o testigo (C.M. Staehlin,' o.c., 351s).

BIBLIOGRAFIA: Staehlin C., Apariciones. Ensayo crítico, Razón y Fe, Madrid 1954; Monsegú B., Espiritualidad de los mensajes de las grandes apariciones marianas, en EstMar 37 (1973) 131-145; Bengoechea 1., Las Apariciones de la Virgen, en EMP, 263-268; Tyrrel G., Apariciones, Paidós, Buenos Aires 1965; AA.VV., Las Apariciones Marianas en la vida de la iglesia, en EstMar 52 (1987) 403 p. (número monográfico).
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