Entre Ascensión y Pentecostés están las mujeres, fundadoras de la Iglesia

El domingo pasado (Ascensión) leímos con la liturgia el final del evangelio de Marcos (Mc 16, 15-20) y con esa ocasión presenté un pequeño comentario del texto. Queda para hoy, preparando ya la fiesta de Pentecostés, lo más importante: La misión de Magdalena y las mujeres que fueron y son las "mediadoras" entre Jesús y la iglesia posterior, conforme a la "redacción romana" del evangelio de Marcos.

El evangelio de Marcos (Mc) se escribió probablemente en la zona sur de Siria o en Galilea, en torno al año 70 d.C. Cayó como un relámpago sobre las aguas tensas de las primeras iglesias, tras la muerte de los líderes oficiales (Pedro, Pablo, Santiago). Ese "rayo" de evangelio fue reelaborado y editado  de formas algo distintas por Mateo (Antioquía, hacia el 80/85 d. C.) y el de Lucas (Éfeso, hacia el 90/95 d.C.), y muchos pensaron que el evangelio original de Marcos podía caer en el olvido.

            Pero la iglesia de Roma no quiso “abandonar” a Marcos, sino que  (hacia el año 120) editó su evangelio como propio, añadiendo para ratificarlo un final donde recogía unas tradiciones de Mateo y Lucas, pero insistiendo en la importancia de M. Magdalena y de las otras mujeres, fundadoras de la Iglesia.

            Los estudiosos de Marcos nos hemos “enfadado” a veces por ese añadido “canónico” (romano), pensando que hubiera sido mejor que su texto terminara en Mc 16, 8.  Sin embargo,el añadido romano merece nuestro respeto y agradecimiento:

a) Si no fuera por ese “añadido”, el evangelio de Marcos hubiera terminado desapareciendo, como  texto “apócrifo”, o para “heterodoxos” (como su posible Evangelio Secreto).

b) Ese añadido ofrece una gran aportación, propio del “genio romano” del cristianismo, que pone en su origen, expresamente, a Magdalena, antes que a Pedro. En esa línea  debe insistir la Iglesia Romana actual (con el Papa Francisco)-

c) Ese añadido romano declara que Magdalena y las mujeres son las fundadoras del cristianismo, con la novedad y aportación que eso implica (y exige) en la visión de la Iglesia, a diferencia de las pequeñas “reformas cosméticas” que algunos quieren introducir en ella para que todo siga estando igual.

Santa María Magdalena: apóstol de apóstoles (I) | Pregunta Santoral

AÑADIDO ROMANO 1. APARICIONES (Mc 16, 9-14)

16,9-11. María Magdalena. Una “aparición” pendiente, pues no le creyeron, ni le creen todavía.

Mc 16, 9 Una vez resucitado, muy de mañana en el primer día de la semana, se apareció primeramente a María Magdalena, de la cual había echado siete demonios. 10 Ella fue y lo anunció a los que habían estado con él, que estaban tristes y lloraban. 11 Pero cuando ellos oyeron que estaba vivo y que había sido visto por ella, no lo creyeron.

            Este añadido canónico de Marcos ratifica así, de forma  oficial la prioridad de  Magdalena. En el principio del camino eclesial no está Pedro, ni Pablo, ni Santiago, ni Juan, sino María… a la que no creyeron (ni siguen creyendo). Este es un comienzo “pendiente”, fracasado, de la Iglesia hasta el día de hoy, año 2021.   Si la iglesia romana y marcana no vuelve al principio de Magdalena pierde su legitimidad. Seguirá llorando sin sentido y sin remedio, como dice el texto.

 16,12-13. Dos caminantes. Tampoco les creyeron ni les creen todavía

2 Después apareció en otra forma a dos de ellos que iban caminando hacia el campo. 13 Ellos fueron y lo anunciaron a los demás, pero tampoco a ellos les creyeron.

             Esos fueron y son los decepcionados (alguien diría enojados), los que se van porque el Jesús de las grandes iglesias no responde a sus expectativas. Pues bien (a diferencia de lo que dice Lc 24), cuando estos decepcionados quieren volver y vuelven al “centro” de la iglesia oficial tampoco les admiten. Los once oficiales no les creen, no aceptan el testimonio de los que “se han ido” y se siguen yendo, cansados de una iglesia sin fuerza, cerrada en sí misma.

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16,14. Aparición a los once.

 Por último, se apareció a los once cuando estaban sentados (a la mesa); y les reprendió por su incredulidad y por la dureza de su corazón, porque no habían creído a los que le habían visto resucitado…  

Hysteron de… en último lugar. Estos once (la gran iglesia de Jerusalén o Roma) estaban sentados a la mesa, celebrando el banquete funerario de Jesús, una especie de ritual de despedida, como parece el de muchas de nuestras iglesias, convertidas en parecen asambleas funerarias de plañideros.

 AÑADIDO ROMANO 216,15-20.  LA MISIÓN

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15 Pero él (Jesús) les dijo: Yendo a todo el mundo, proclamad el evangelio a toda creatura (b. Juicio) 16 Quien crea y sea bautizado, se salvara; quien no crea, será juzgado. (c. Señales) 17 Estas señales acompañarán a los creyentes: expulsarán demonios en mi nombre, hablarán en lenguas nuevas, 18 y tomarán serpientes venenosas en sus manos, y si bebieran algo venenoso no les hará daño, impondrán las manos sobre los enfermos y éstos sanarán. 19 Por su parte, el Señor Jesús, después de hablarles, fue elevado al cielo - y se sentó a la derecha de Dios.

16, 15: Iglesia en salida: Id a todo el mundo (kosmos) y proclamad el evangelio a toda creatura (ktisis).    Se habían cerrado en sí mismos, llorando por Jesús. Pero Jesús les piden que salgan por todo el mundo para proclamar con su vida el evangelio, ni de un tipo de Trinidad (como en Mt 28, 16-20), ni de un tipo de Encarnación del Logos (como en el conjunto de Jn)… El contenido del mensaje de la Iglesia es el evangelio, la Buena Nueva del Reino de Dios (no unos imperativos legales o moralistas).

16, 16. Bautismo, salvación y juicio: Quien crea y sea bautizado, se salvara; quien no crea, será juzgado

       La salvación consiste en aceptar el mensaje de la vida (fe), viviendo de una forma consecuente (bautismo).    (a) Los que creen se salvan, sin más, sin juicio: La fe (pistis) significa aquí aceptación de la buena nueva. No es creer en dogmas teóricos, es aceptar un impulso de vida, confiar en la tarea y esperanza de Jesús. (b) Los que no creen serán juzgados (16, 16b).  El texto no dice que los no-creyentes se condenarán “en el fuego eterno… como ha tendido a interpretar la Iglesia, sino que serán juzgadoses decir, que quedarán en manos del Dios de Cristo.

16, 17-18. Estas señales acompañarán a los creyentes: expulsarán demonios en mi nombre, hablarán en lenguas nuevas, 18 y tomarán serpientes en sus manos, y si bebieran algo venenoso no les hará daño, impondrán las manos sobre los enfermos y éstos sanarán

Esas señales no son un cuerpo de doctrina, con unas teorías intelectuales, ni una jerarquía y administración eclesial, con unos poderes más altos, ni un desarrollo organizado de los sacramentos, con unas vivencias sacrales, sino éstas:

 1. Exorcismos: expulsarán demonios en mi nombre... No se trata de los “exorcismos casi folklóricos” de cierta iglesia actual, sino del exorcismo originario, que consiste en rechazar lo “demoníaco”, aquello que destruye al ser humano, la locura del dinero y de la guerra, la imposición, la violencia, todo aquello que al hombre le deja en poder de la muerte.   Es evidente que el autor de esta final (16, 9-20) sigue dando gran importancia a los exorcismos, de manera que la fe y bautismo no pueden separarse de ellos.

2. Glosolalia: hablarán en lenguas nuevas... Es decir, hablarán todas las lenguas,  podrán expresar el evangelio en todas las culturas.   Hay un tipo de iglesia que ha dejado de hablar en todas las lenguas. Sólo habla en lenguaje canónico y sacral, de imposición de ley, de miedo, un lenguaje a la romana, en el mal sentido de la palabra. En contra de eso, Jesús resucitado suscita una palabra que se abre a todas las culturas, en todas las circunstancias. Un tipo de iglesia actúan ha abandonado la glosolalia en manos de gente marginal, de grupos carismáticos “soportados”, en los límites de la “enfermedad”. Pero al abandonar de esa manera la palabra fundante (supra-racional), de amor abierto a todos, de comunicación universal, ella corre el riesgo de perderse.

3. Tomarán serpientes en sus manos, y si bebieran algo venenoso no les hará daño. La referencia a las serpientes aparece en Hech 28, 4-6 y, de un modo especial, en la tradición  de Lucas, muy parecida a la que aparece en nuestro texto: «Os doy autoridad para pisar sobre serpientes, escorpiones, y sobre todo el poder del enemigo; y nada os dañará» (Lc 10, 19).   

Evidentemente, esta palabra ha de entenderse de una forma extensa: No hay veneno, no hay serpiente, no hay imposición, no hay envidia… que impida que los cristianos hablen, expresen su experiencia, curen…”. Bien entendida esta palabra marca la verdad del cristianismo, que nos tiene que hacer inmunes al veneno de las nuevas serpientes, que no son las de la tierra (víboras, alacranes…), sino las serpientes y venenos de una humanidad que mata, se mata a sí misma, en clave de imposición económica, de marginación social, de veneno de destrucción humana.  Gran parte de los cristianos de hoy parecemos muertos: El virus de un mundo anti-cristiano nos ha dominado… en contra de la promesa de Jesús: ¡Nada podrá destruiros!

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4. Impondrán las manos sobre los enfermos y éstos sanarán. Esta referencia nos sitúa de nuevo (como los exorcismos) en el centro de la vida y misión de Jesús y de sus seguidores, según Marcos (cf. 6, 13).   Esta palabra se vincula a la interior: Nada les podrá destruir, ellos curarán a los enfermos… Llevarán al mundo un poder de vida. Este poder de sanación eclesial (cristiana) parece que se ha perdido. Nadie (casi nadie) cree en el poder salvador de la palabra y del amor. Nos hemos adaptado a la enfermedad del mundo, en vez presentarnos como sanadores del mundo. Como base de la Iglesia hallamos según la palabra convertida en fuente de existencia para los hombres y mujeres. En su posible «arcaísmo» (inmunidad a los venenos, exorcismos...), este proyecto de misión está más cerca del texto original de Marcos que muchos de los discursos eruditos que después han trenzado algunos exegetas y pastores eclesiales, más preocupados por su propia visión de la Iglesia que por la tradición de Marcos.

PRIMER FINAL (CANÓNICO)

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Mc 16, 19 Por su parte, el Señor Jesús, después de hablarles, fue elevado al cielo - y se sentó a la derecha de Dios. 20 Ellos, pues, saliendo, predicaron por todas partes (pantakhou), con la cooperación el Señor (Kyrios) y el fortalecimiento de la Palabra (Logos), por medio de las señales que les seguían.

            Conforme a esta misión, Jesús resucitado sube al cielo, donde está sentado a la Derecha del Padre, pero, al mismo tiempo está presente y “actúa” a través de sus creyentes por medio de una especie de “sin-ergia” (tou kyriou synergounto, el Señor co-actúa con ellos). Esa sin-ergia se expresa también a través del “fortalecimiento de la Palabra”, que aparece aquí de un modo personal, como paralela el Señor, fortaleciendo (bebaiountos) a los creyentes.

Así se puede decir que Jesús está en el cielo, a la derecha del Padre, pero, al mismo tiempo, está presente como Kyrios y co-actúa en los creyentes, y está también presente como Logos y, de esa forma les fortaleza. Así podríamos decir que Jesús se ha convertido en Kyrios y en Logos, es el mismo Dios presente como Señor y Palabra en sus creyentes. 

SEGUNDO FINAL Mc 16 s.n. Conclusión no canónica (la iglesia de Francisco)  

Consuelo Vélez: "María Magdalena fue apóstol igual que los apóstoles"

  Debió escribirse a principios del s. II y se incluye como único final en alguna traducción antigua del evangelio (it k). Algunos manuscritos presentan este final como una conclusión a la que luego se añade el apéndice canónico de 16,9-20. Éste es su contenido que, a mi juicio, puede y debe entenderse como palabra original del “evangelio de la iglesia de Roma”, la iglesia del Papa Francisco:

Ellas (las mujeres) anunciaron, pues, de un modo breve, todo lo encargado (por el joven de pascua) a los que estaban alrededor de Pedro. Y después de estas cosas, el mismo Jesús envió desde oriente a occidente, a través de ellos, el santo e inmortal kerigma de la salvación eterna. Amén.  

María Magdalena después de la muerte de Jesús

1. En el principio están las mujeres, no sólo María Magdalena, sino todas (al menos varias), las que aparecen en la historia de Jesús según Marcos, incluida probablemente la misma Madre de Jesús. La Iglesia lo sabe y así lo confiesa en esta conclusión del evangelio. Ellas fueron y anunciaron a los restantes discípulos de un modo condensado, brevemente (syntomôs) todo lo que habían experimentado y comprendido (panta). Sobre la fidelidad de estas mujeres se asienta la Iglesia; su palabra, menaje y compromiso de vida, es el principio y garantía de la vida cristiana. También nosotros, en el año 20, 21 dependemos de aquellas “apóstolas”. En ese sentido, la iglesia es “apostólica” porque depende del apostolado de las mujeres. De ells depende el “papa” (Pedro), una figura por tanto derivada. De ella dependemos todos los cristianos.

2. Las mujeres enseñan todo a los que estaban alrededor de Pedro. Pedro no sabe, ni sabe la gente que está a su alrededor, por eso tienen que aprender, escuchando la palabra fundante y final de las mujeres. Cristianos de Roma son por tanto lo que están en torno a Pedro (peri ton Petron). Pues bien, esos que están alrededor de Pedro (con su curia y vaticano) dependen de la experiencia y palabra de las mujeres.

3. Pedro y los que están en su entorno escuchan y obedecen a las mujeres. Sólo entonces, sólo así, Jesús podrá actuar, extendiendo su Palabra de oriente hasta occidente (apo anatolês kai arkhi dyseôs), como sol nuevo de gracia y salvación. El texto supone que el mensaje se ha extendido ya en todo el mundo, desde el extremo del este (Babilonia-Persia) hasta el oeste (España), en misión universal y triunfadora, en la línea del programa. Significativamente, la misión del evangelio se entiende como un “camino hacia occidente”, es decir, hasta el extremo final de la tierra (España), en una línea que podemos llamar helenista-romana Este anuncio de Jesús se entiende aquí como verdad de su evangelio. Esta “marcha hacia el occidente” ha marcado la historia posterior de la Iglesia que, hasta tiempos recientes, ha dejado en la penumbra el camino hacia oriente (India, China…)

4. Y así se extiende el santo e inmortal kerigma. Marcos no empleaba la palabra kerigma (como sustantivo), sino que hablaba de «anunciar» (keryssein) el evangelio (Mc 1,14; 13,10; 14,9; cf. también 1, 45; 3, 14; 5, 20). Ahora, en cambio, se ha creado ya el sustantivo «anuncio» (kerigma), que sustituye al término mismo de evangelio (que era el propio de Marcos: cf. 1, 1) y se convierte en expresión de la nueva realidad mesiánica. El mensaje y vida de Jesús se ha hecho kerigma  santo e inmortal (ieron kai aphtharton), el anuncio de Dios

5. Salvación eterna, no hay condena. Marcos había escrito o, mejor dicho, había puesto en marcha un (el) “evangelio del reino” (1, 14-15). No hablaba de la salvación eterna (aiôniou sôtêrias), un tema clave de la religiosidad helenista, sino de la llegada del reino, en Jerusalén o a través del mensaje en Galilea; por eso, en la culminación de su mensaje estaba la llegada del Hijo del Hombre (13, 26), en clave mesiánica. Pues bien, esta conclusión reinterpreta el evangelio de Marcos en clave universal, y lo entiende como mensaje de salvación eterna (sin condena, sin infierno, sin juicio).

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