Who is Who (2).Cristología española: Cuatro temas, dieciocho autores

Presenté hace dos días a cuatro estudiosos de Jesús, del pasado siglo XX (Faus, Sobrino, Cardedal..), activos aún, entre quienes me contaba, con cierta osadía, porque así nos había catalogado un estudioso de Gregorianum el año 1977. Sigue hoy la serie y recojo la figura y obra de 18 estudiosos más, retomando mi trabajo de Carthaginensia 2018 (imagen).

Ciertamente, no son todos, pero son muy importantes y ofrecen una visión de conjunto de la Cristología Hipana de los últimos años, que divido en cuatro partes:

1. Comienzo con el “caso Pagola”, que ha puesto en marcha un tipo de búsqueda eclesial de Jesús (con su correspondiente caza de brujas). Éste ha sido quizá el acontecimiento mediático más importante de la moderna cristología hispana.

2. Evoco después la voz de algunos “disidentes", que buscan al Jesús histórico, queriendo “de‒destruir” un tipo de imagen del Cristo de la Iglesia, que a su juicio no sería fiel a la figura y obra de Jesus.

3. Trato después de dos autores (R. Aguirre y S. Vidal) que, a mi juicio, han sido los que en estos últimos decenios han estudiado mejor la historia de Jesús, desde un fondo más social (Aguirre) o más histórico-crítico (Vidal)

4. Me ocupo en cuarto lugar de ocho finos estudiosos que siguen investigando la figura o obra de Jesús con los métodos modernos de la ciencia histórico‒literaria, sin negar por ello el pasado de la tradición cristiana.

Sigue así esta serie sobre el “who is who” de los historiadores y teólogos de Jesús. Queda para el próximo día la problemática hermenéutica de fondo, poniendo más de más de relieve la aportación del trasfondo histórico y social, económico y eclesial de los estudios sobre Jesús.

Como verá el lector, mi presentación es telegráfica. Quien quiera profundizar en autores y temas puede acudir a mi Diccionario de Pensadores Cristianos, donde me ocupo de la mayor parte de ellos.

I. EL CASO PAGOLA


La presentación de esos cuatro ha mostrado que la cristología en España ha sido y sigue siendo un campo de batalla, como muestra la repercusión mediática y la discusión suscitada por el caso Pagola

1. José Antonio Pagola (*1937),

teólogo vasco, que fue por mucho tiempo Vicario de San Sebastián, con su libro Jesús. Aproximación histórica (Madrid 2007), origen de un duro debate teológico-eclesial que nos permite conocer por dentro la cristología hispana.

‒ El libro de Pablo recoge y reelabora las propuesta fundamentales de una obra anterior, más escolar y académica, titulada Jesús de Nazaret. El hombre y su mensaje (Idatz, San Sebastián 1981). Pasados los años, Pagola ha querido escribir este nuevo libro como aproximación histórica, exponiendo la vida de Jesús, desde una perspectiva kerigmática, de anuncio cristiano del evangelio, retomando los “acontecimientos” que van desde el Bautismo por Juan hasta el mensaje de Pascua.
‒ Este libro quiere ser una proclamación de la Buena Nueva de la Misericordia de Dios, que se ha revelado y se ha hecho historia (vida humana) en la vida y mensaje de Jesús. No niega los dogmas conciliares ni las elaboraciones neo-escolástica del barroco, pero se sitúa en un nivel distinto, ofreciendo un compendio de investigación crítica sobre Jesús, tal como se ha realizada entre católicos, protestantes y incluso judíos, para das así razón de la esperanza cristiana (1 Ped 3, 15).

Pues bien, quizá sintiendo el riesgo de apoyar la vida cristiana sobre la historia de Jesús, la Comisión Permanente de la Conferencia Episcopal de España, publicó el 16 de junio del 2008, una “nota oficial” sobre la Cristología de Pagola, desde una perspectiva dogmática, acusándole de algunas omisiones o errores:

‒ Las deficiencias doctrinales pueden resumirse en seis: a) presentación reduccionista de Jesús como un mero profeta; b) negación de su conciencia filial divina; c) negación del sentido redentor dado por Jesús a su muerte; d) oscurecimiento de la realidad del pecado y del sentido del perdón; e) negación de la intención de Jesús de fundar la Iglesia como comunidad jerárquica; y, f) confusión sobre el carácter histórico, real y trascendente de la resurrección de Jesús... En el origen de las cuestiones señaladas se encuentran dos presupuestos que condicionan negativamente la obra: la ruptura entre la investigación histórica de Jesús y la fe en Él, y la interpretación de la Sagrada Escritura al margen de la Tradición viva de la Iglesia. El Autor parece dar a entender que, para mostrar la historia se debe dejar de lado la fe, logrando una historia incompatible con la fe.
(http://www.conferenciaepiscopal.es/doctrina/documentos/pagola.html).


Este caso nos sitúa ante dos horizontes interpretativos que indican la guerra cristológica de la iglesia hispana de principios del siglo XXI. Pagola, protagonista involuntario de esa guerra, está apoyado por la casi totalidad de los exegetas y teólogos, con la mayoría del pueblo cristiano, que se apoya en la historia de Jesús y en la fe de la iglesia primitiva; en esa línea, su libro, traducido a docenas de idiomas, ha sido y sigue siendo el bestseller de la cristología hispana del siglo XXI. En contra de eso, los obispos de de la Doctrina de la Fe sigue proyectando sobre Jesús un tipo de teología muy digna, pero parcial y propia de otro contexto. Evidentemente, esos obispos no están sólo, sino que cuentan con el apoyo de algunos teólogos, que he citado ya, entre los que destacan:

2. ‒ J. Rico Pavés, Cristologia y soteriologia, BAC, Madrid 2016.

J. Rico (Granada *1966) ha sido Secretario de la Comisión Episcopal para la Doctrina de la Fe (2001-2013) y promotor de la “condena” de Pagola, y es desde el 2012 obispo auxiliar de Getafe. Su libro quiere ser fiel a las indicaciones del Vaticano II, pero lo hace presentando primero los “datos” de la Escritura, Tradición y Magisterio sobre la persona y obra de Jesucristo, para ordenarlos y elaborarlos después en una segunda parte sistemática, de un modo ontológico (dogmático). El intento es bueno, pero corre el riesgo de entender la historia de Jesús como una “excusa”, para insistir después en un Cristo dogmática que no se parece a Jesús de Nazaret.

3 -- J. A. Sayés (Peralta, Navarra *1944),

autor de Cristología fundamental (Cete, Madrid 1985) y Señor y Cristo. Curso de Cristología (Palabra, Madrid 2015) sigue en la línea de Rico Pavés, pero de una forma aún más insistente. Riene una gran capacidad especulativa, como ha mostrado en la Facultad de Teología de Burgos, pero el estudio bíblico (es decir, la identidad evangélica de Jesús) desaparece casi totalmente de sus libros, apareciendo casi como excusa, para tratar después del Cristo ontológico, que sería lo que importa, en un contexto de Iglesia establecida que impone sobre los fieles actuales un tipo de enseñanza medieval.

2. CONTRAPUNTO. UN JESÚS NO CRISTIANO


Pero el tema de fondo no es ya la posible oposición entre Pagola y la Comisión Episcopal de la fe, sino el surgimiento de un fuerte movimiento de estudio de Jesús desde fuera de la Iglesia. En esa línea se sitúa la búsqueda de un Jesús post‒cristiano, que sería el auténtico Jesús de la historia, que la Iglesia ha interpretado de un modo parcial. El tema aparece bien planteado en la oposición que suscitó una obra de R. Aguirre y su grupo de profesores de Deusto:

4. Rafael Aguire y su grupo

El caso Pagola remite a la Biblia, y entre los estudiosos de ella hay que empezar citando a Rafael Aguirre (*1941), que ha estudiado el entorno socio-cultural del Nuevo Testamento, y en especial del surgimiento de la Iglesia, y es autor de docenas de trabajos sobre el movimiento de Jesús (cf. https://dialnet.unirioja.es/servlet/autor?codigo=16266), aunque no ha escrito, que yo sepa, ningún estudio de conjunto sobre su figura. En este m momento, R. Aguirre es la máxima autoridad hispana (y de todos los países de lengua castellana) sobre la historia y sociología de Jesús. Nadie como él ha estudiado el contexto social de su mensaje y movimiento. Nadie ha precisado mejor que él el despliegue cultural, social y religioso de las primitivas comunidades cristianas.

En ese contexto hay que citar la obra C. Bernabé y C. Gil (eds.): Qué se sabe de... Jesús de Nazaret (VD, Estella 2009). Esta es una obra significativa por su contenido, pues condensa y reformula lo mejor que se sabe de la historia de Jesús: El contexto de Jesús (Gil). La enseñanza de Jesús (Aguirre). Los hechos de Jesús (Gil). La experiencia religiosa de Jesús (Aguirre). El conflicto final de Jesús (Bernabé). ¿Quién es Jesús? (Aguirre).

5. A. Piñero

Sin hacer apologética de la fe cristiana, la obra de R. Aguirre y su grupo estudiaba la vida y mensaje de Jesús en su totalidad, respetando su contenido religioso y su posible apertura a la Iglesia. En esa línea esta obra ha tomado cierta distancia frente a un tipo de hermenéutica “racionalista” (no‒cristiana, y a veces anti-cristiana) de autores muy significativos, como A. Piñero, G. Puente Ojea, J. Montserrat) y F. Bermejo que van en contra de una interpretación cristiana de Jesús. Así lo ha formulado A. Piñero, suponiendo (y diciendo) que una investigación confesional (cristiana) de Jesús resulta siempre sospechosa:

Pienso que cuando un investigador pertenece a una iglesia, tiene ciertos límites que no puede traspasar. Si no, que se lo pregunten a Juan José Pagola…, personaje cuyas ideas han sido comentadas por mí… Soy un decidido defensor de la religión, para quien lo crea y sienta… Pero a la vez pienso que la pertenencia a una organización estructurada impone límites ciertos al pensamiento” (www.tendencias21.net/crist/Que-se-sabe-de-Jesus-de-Nazaret-114-01_a299.html).

A Piñero (*1941). Filólogo y exegeta, de tradición católica, catedrático de la Univ. Complutense (Madrid), es autor de trabajos fundamentales sobre el entorno de Jesús y sobre algunos textos básicos del cristianismo primitivo (apócrifos, gnósticos etc.). Ha publicado varios libros sobre historia e interpretación de Jesús, entre ellos Ciudadano Jesús. Respuestas a todas las preguntas (Atanor, Madrid, 2012), donde tiende a presentarle como líder socio-religioso, buen moralista, propenso a una rebelión política contra Roma, pero desligado del cristianismo y de la Iglesia posterior, que habría nacido básicamente de Pablo, como culto sacrificial helenista.

A su juicio, como he dicho, un cristiano confesional tiene dificultad en comprender a Jesús, visión que no comparto. Piñero sigue realizando una gran labor en el estudio de los textos de Jesús y del origen del cristianismo: http://blogs.periodistadigital.com/antoniopinero.php. Sobre su vida y obra cf. In Mare via tua. Homenaje a A. Piñero (Almendro, Córdoba 2016), donde he colaborado participé con un trabajo exegético.

5 ‒ J. Montserrat (*1932),


editor de textos gnósticos cristianos, ha escrito un libro titulado La Sinagoga Cristiana. El gran conflicto religioso del siglo I (Barcelona 1989), sobre los orígenes cristianos y un libro de anti-cristología, titulado: El galileo armado. Historia laica de Jesús (Madrid 2007), en el que interpreta a Jesús como un caudillo militar (celota). Montserrat supone que los evangelios son documentos legendarios y tardíos, recreados desde la fe religiosa de algunos de sus seguidores, que habrían provocado una sublevación armada en Jerusalén, siendo derrotados y algunos crucificados, como Jesús. Evidentemente, a su juicio, la cristología oficial es falsa. En contra de Montserrat, pienso que Jesús inició una “revolución” pero ella no fue militar, como seguiré indicando.


7. G. Puente Ojea (1924-2017),

diplomático y pensador, interesado en el origen del cristianismo y en la identidad de Jesús, pasó del cristianismo militante a un anticristismo también militante. Su primera obra Ideología e historia. La formación del cristianismo como fenómeno ideológico (Siglo XXI, Madrid, 1974) presentaba a Jesús como judío marginal (activista político crucificado), un oscuro personaje del confuso mundo judío de su tiempo, divinizado por sus seguidores, que le presentaron como fundador de una religión mistérica. En esa línea siguen otros libros: Fe cristiana, Iglesia, poder (Madrid 1991); El evangelio de Marcos. Del Cristo de la fe al Jesús de la historia (Madrid 1992); El mito de Cristo (Madrid 2000), en los que interpreta el cristianismo como fenómeno político-ideológico. Tuve el privilegio de ser amigo suyo, a pesar de nuestra lectura radicalmente distinta de Jesús, como indiqué en mi colaboración a su homenaje: M. A. López (ed.), Emancipación e irreligiosidad - El doble compromiso silenciado de Gonzalo Puente Ojea, Aranzadi, San Sebastián 2018.

8. F. Bermejo Rubio

Es quizá el autor más significativo de este nuevo acceso “no cristiano” a Jesús, como personaje histórico, pero no como fundador del cristianismo. Es autor de obras ejemplares de investigación: La escisión imposible. Lectura del gnosticismo valentiniano, Pontificia, Salamanca 1998; El maniqueísmo. Estudio introductorio, Trotta, Madrid 2008. Es coeditor, con J. Montserrat, de El maniqueísmo. Textos y fuentes, Trotta, Madrid 2008, El Evangelio de Judas, Sígueme, Salamanca 2012, y coautor de los tres volúmenes de Textos gnósticos. Biblioteca de Nag Hammadi, Trotta, Madrid 1997-2000.

Muy importantes, aunque más discutibles, me parecen sus trabajos sobre el estudio de la historia de Jesús, empezando por “Historiografía, exégesis e ideología. La ficción contemporánea de las ‘tres búsquedas’ del Jesús histórico I-II Revista Catalana de Teología XXX/2 (2005) 349-406 y XXXI/1 (2006) pp. 53-106. Ellos han culminado en un gran trabajo titulado La Invención de Jesús (Siglo XXI, Madrid 2018), cuyo argumento se puede condensar como sigue:

(a) Jesús fue líder de un movimiento socio‒religioso judíos, con rasgos de violencia política, ajusticiado por el Gobernador Poncio Pilato.
(b) Históricamente no se puede encontrar en Jesús ningún elemento social, político o religioso que vaya más allá de lo que decían y buscaban otros líderes de tipo profético‒escatológico de su entorno.
(b) Sobre esa débil base histórica, la Iglesia cristiana, partiendo de Pablo ha “inventado” (encontrado y creado) un Cristo de la fe, que no pertenece ya a la historia de Jesús, sino al despliegue de la Iglesia como fenómeno religioso de tipo cultual.

Ésta es quizá la obra de crítica histórica más importante que se ha escrito sobre Jesús en el último decenio. Ofrece muchas rasgos y elementos valiosos pero, a mi juicio, no logra explicar la continuidad (el puente) entre el Jesús histórico y la Iglesia, creando así un problema mayor que el que ha querido resolver: ¿Cómo pudo surgir desde un Jesús indiferenciado... una iglesia tan diferenciada? Quizá falta aquí un análisis de los datos antropológicos y religiosos nuevos del movimiento de Jesús.

3. NUEVA BÚSQUEDA CRISTIANA. DOS AUTORES FUNDAMENTALES



9. De nuevo R. Aguirre (1941)


R. Aguirre ha sido y sigue siendo uno de los analistas religiosos más significativos de la problemática cultural, social y política de España, desde la vertiente del cristianismo. En el momento actual, se esfuerza por precisar los diversos elementos que se vinculan en el surgimiento del cristianismo primitivo (varias líneas de Judeo-cristianismo, comunidades paulinas…), no para quedarse simplemente en el pasado (con afán arqueológico), sino para recrear desde el pasado el presente de las iglesias cristianos. La cita que sigue recoge, a mi juicio, los elementos básicos de su proyecto histórico-teológico:

«En primer lugar, quiero indicar que estudiamos el pasado no porque busquemos recetas para el presente, pero sí nos mueve el deseo de recuperar posibilidades perdidas y abrir perspectivas nuevas. En el cristianismo de los orígenes llama la atención la libertad de expresión, el contraste de opiniones –incluso la seriedad de los conflictos...

En segundo lugar, el estudio crítico de los orígenes introduce la historicidad en la consideración de las estructuras eclesiales, lo cual es muy serio, porque la Iglesia puede darse su propia normatividad –y esto es plenamente legítimo –, pero no puede justificar precipitadamente con argumentos teológicos un proceso histórico. Fijémonos en que Pablo no repite el mensaje de Jesús; Jesús anuncia constantemente el Reino de Dios, y esta expresión prácticamente desaparece de las cartas de Pablo. Más aún: Pablo apenas cita palabras de Jesús, sino que en sus cartas solamente se encuentran algunas alusiones a palabras del Maestro. Creo que Pablo es fiel a Jesús, pero con creatividad y libertad. Para nuestro tiempo diría que hay que evitar una consideración anquilosada de las declaraciones doctrinales y dogmáticas.

En tercer lugar, deseo referirme a la pluralidad de modelos eclesiológicos que encontramos en el Nuevo Testamento. Están las comunidades paulinas – a su vez muy variadas –, pero también las judeocristianas. Esta pluralidad nos enseña que la unidad de la Iglesia no significa en absoluto uniformidad. Por tanto, el ecumenismo tendrá que entenderse sobre todo como el reconocimiento recíproco de la pluralidad de las diversas Iglesias, bien entendido que esto no elimina la necesidad de unos consensos básicos cuya obtención puede ser difícil, pero que no se identificarán con todos los perfiles de ninguna de las Iglesias actualmente existentes.

En cuarto lugar, cada vez me parece con más intensidad que nuestra situación tiene más similitudes con la de Pablo. Imaginemos a Pablo cuando llegaba a Éfeso, a Corinto, a Atenas, a todas aquellas grandes ciudades donde estaban las más famosas escuelas de filósofos y llegaban los más diversos cultos, muchos procedentes de Oriente. Eran ciudades cosmopolitas, un hervidero de vidas, ideas y negocios, donde Pablo no es extraño que un tanto atribulado se preguntara, al llegar a ellas, por dónde empezar a anunciar el evangelio...

¿Qué hizo Pablo? Él, por supuesto, no participaba en los cultos públicos, él era muy crítico con muchos de los valores socialmente hegemónicos y establecidos. Sin embargo, Pablo no se enfrentó directamente contra el culto imperial – habría sido suicida – ni pretendió erigirse en interlocutor directo del imperio – habría supuesto una ingenuidad –. Creo, por el contrario, que lo que Pablo intentó fue introducir los valores evangélicos en el tejido social. Él iba estableciendo comunidades domésticas, socialmente bien asentadas, con estructuras ágiles y flexibles que podían extenderse, con capacidad de acogida, que establecían relaciones con comunidades de otras ciudades.

Bibliografía.
Evangelios sinópticos y Hechos de los Apóstoles (en colaboración con A. Rodríguez) (Estella 1992); Los milagros de Jesús: perspectivas metodológicas plurales (Estella 2002). Entre sus obras individuales, cf.: Exégesis de Mateo 27, 51-53. Para una teología de la muerte de Jesús en el evangelio de Mateo (Estella 1980); Del movimiento de Jesús a la Iglesia cristiana (Estella 1998); La mesa compartida. Estudios de Nuevo Testamento desde las ciencias sociales (Santander 1994); Ensayos sobre el cristianismo primitivo. De la religión política de Jesús a la religión doméstica de Pablo (Estella 2001). La memoria de Jesús y los cristianismos de los orígenes, Verbo Divino, Estella 2015. R. Aguirre (ed.) Así empezó el cristianismo, Verbo Divino, Estella 2011; Así vivían los primeros cristianos. Evolución de las prácticas y de las creencias en el cristianismo de los orígenes, Verbo Divino, Estella 2017.C. Bernabé y C. Gil (eds.), Reimaginando los orígenes del cristianismo. Relevancia social y eclesial de los estudios sobre Orígenes del cristianismo (Homenaje a R. Aguirre) (Estella 2008).

10 Senén Vidal (1941-2016)

En la línea de R. Aguirre, pero un estudio crítico-literario de los textos quiero destacar la obra de S. Vidal, autor de trabajos como: Los tres proyectos de Jesús y el cristianismo naciente, Sígueme, Salamanca 2003, distinguiendo tres momentos de su vida. (1). Fue profeta apocalíptico, como y Juan Bautista. (2) Fue mensajero del Reino de Dios en su Galilea. (3) Finalmente subió a Jerusalén como Mesías, para instaurar el Reino, dispuesto a ser crucificado, y abriendo así, con su vida y muerte, el camino de la Iglesia, que será una continuadora de su proyecto mesiánico

1. En un primer momento, Jesús fue un "profeta bautista", mensajero escatológico de conversión, lo mismo que Juan (llamado el Bautista), con quien convivió durante un tiempo, siendo bautizado por él y actuando después como discípulo y colaborador suyo. Éste es un dato bien atestiguado por el evangelio de Juan (cf. Jn 1-4), a pesar de la dificultad que ello implicaba para los mismos cristianos. Durante un tiempo, Jesús compartió el mensaje y proyecto del Bautista, que predicaba la conversión, ofrecía el bautismo como signo de de perdón y anunciaba la llegada del juicio de Dios (y la presencia-actuación de uno “más fuerte”).

2. En un segundo momento, fue profeta escatológico,
mensajero del Reino de Dios en Galilea. Así, durante un tiempo (entre uno y tres años), quiso instaurar ese Reino, en las aldeas y poblaciones rurales de su tierra, entre campesinos, enfermos y excluidos del orden oficial del templo de Jerusalén. Dejó de impartir el bautismo y de anunciar directamente el juicio, para proclamar y escenificar, de un modo sacramental y social, la llegada del Reino de Dios, desde los más pobres. De esa forma actuó como profeta aldeano, para los labradores, pastores y pescadores de Galilea, pensando que ellos se “convertirían”, aceptando su mensaje, para subir con él a Jerusalén, donde se iniciaría el Reino final.

3. Jesús subió finalmente como Mesías regio (davídico) a Jerusalén. Normalmente, él debería haber subido a la ciudad del templo, después de haber culminado su mensaje en Galilea, acompañado por los campesinos convertidos al Reino (por la casi totalidad de los galileos), para instaurarlo al fin en la ciudad de David. Pero su mensaje en Galilea fracasó, al menos en un sentido (como había fracasado el mensaje del Bautista en el Jordán), o, mejor dicho, se mostró insuficiente, pues la mayoría de los campesinos de su tierra no se convirtieron, ni aceptaron su propuesta. Además, los mismos que persiguieron y lograron que Herodes Antipas matara a Juan Bautista, amenazaron a Jesús.

A pesar de ello (o, mejor dicho, por ello), Jesús tuvo el convencimiento de que debía adelantarse la venida del Reino de Dios, y por eso subió a Jerusalén para anunciar su llegada, y empezó a comportarse ya como Mesías real (davídico) y no como simple profeta (como había hecho antes en Galilea). Su rechazo (su fracaso relativo) en Galilea había sido un signo de que se abría un tiempo nuevo (el tiempo mesiánico), de forma que él debía recoger-culminar su mensaje anterior en Jerusalén, como Rey Davídico, para instaurar el Reino de Dios entre los pobres y marginados de Jerusalén y en el fondo del mundo entero.

Este paso clave de la vida de Jesús, de profeta del Reino (Galilea) a mesías regio (Jerusalén) está determinado por la misma dinámica del Reino, es decir, por la actuación del Dios Liberador de la tradición israelita en cuyo nombre él actuaba. Pues bien, también ahora, Jesús descubrió que no aceptaban su Reino, descubriendo así que tendría que entregar su vida por su llegada, interpretando su muerte en forma de “don” para el Reino, no como sacrificio expiatorio, en la línea de gran parte de los sacrificios del templo de Jerusalén, sino como regalo de Dios para los hombres, empezando por los de Jerusalén.
Por eso, Jesús se entregó a la muerte, como indican las palabras de la Última Cena, y de esa forma murió confiando en la llegada del Reino de Dios (como supone Mc 14, 25), sabiendo que su muerte, su fracaso externo, era una garantía y señal de la nueva presencia de Dios como Iglesia, es decir, como comunidad mesiánico. De esa forma descubrió, al borde de su muerte, que su misma vida estaba vinculada a la llegada del Reino, no como sacrificio de expiación (por los pecados del mundo, ante la ira de Dios), sino como signo y presencia generosidad de Dios, que ama y perdona a los hombres precisamente allí donde ellos matan a los justos.

4 0TROS AUTORES



Digo “otros” con gran pena, porque no son sin más “otros”, como si fueran de segunda categoría, sino que todos y cada uno tienen una gran importancia. Como he dicho al principio, no son todos los que han escrito (y están escribiendo) sobre la historia de Jesús, pero son muy importantes.

Lamento no poder presentar a todos (el próximo día evocaré alguno más, desde una perspectiva hermenéutica…). Tampoco puedo entrar aquí en la aportación de cada uno de los ocho que siguen (todos conocidos, algunos muy amigos…), sino que me limito a evocar alguna de sus obras

11 ‒ Bartolomé, J. J. El evangelio y Jesús de Nazaret, CCS, Madrid 1995.

Recoge y evalúa la investigación anterior sobre el tema, ofreciendo una visión exegéticamente fiable de la historia y mensaje de Jesús, en una perspectiva pedagógica y catequética. Es quizá, con la S. Vidal, la mejor visión de conjunto de la vida y obra de Jesús escrita en castellano. En una línea semejante quiere situarse mi Historia de Jesús (Estella 2015).

12 ‒ Busquets, Ll., Última noticia de Jesús el Nazareno, Destino, Barcelona 2007.

Obra de síntesis teológico-literaria, escrita con gran belleza y pedagotía. Sitúa a Jesús dentro de la búsqueda religiosa y sapiencial del entorno judío y helenista. Ecléctica en sus planteamientos, vincula aspectos sacrales y sociales, dentro de su contexto histórico. Ofrece valiosos cuadros comparativos (de milagros, parábolas…).

13 ‒ Fernández Ramos, F. (ed.), Diccionario de Jesús de Nazaret, Monte Carmelo, Burgos 2001.

F. Ramos ha escrito diversas obras menores sobre Jesús y los evangelios. Pero su obra cumbre es este diccionario en el que recoge, con sus colaboradores la mejor investigación hispana actual sobre los temas de la vida y entorno de Jesús, en perspectiva católica y dialogal.

14 ‒ Guijarro, S., Jesús y sus primeros discípulos, Verbo Divino, Estella 2007.

Forma parte del grupo de estudio dirigido por R. Aguirre. Es quizá actualmente el mejor investigador hispano sobre el entorno social de Jesús y el principio de las comunidades cristianas. Este libro ofrece un estudio crítico y documentado sobre la identidad y sentido del primer movimiento de Jesús, teniendo bien en cuenta el desarrollo vital y social de las primeras comunidades cristianas..

15‒ Mateos, J. y F. Camacho, El horizonte humano: la propuesta de Jesús, El Almendro, Córdoba 1988; El hijo del Hombre, Almendro, Córdoba 1996. Han escrito varios comentarios sobre los evangelios en línea de exégesis teológica. En éste ponen de relieve el sentido ejemplar y transformador de la historia de Jesús, en perspectiva de mutación humana.

16 ‒ Puig, A., Jesús. Una biografía, Destino, Barcelona 2005. Biografía de Jesús desde los presupuestos metodológicos e históricos de la mejor investigación actual. Aprovecha las aportaciones de la arqueología de Galilea, que le permiten reconstruir el entorno económico y religioso del origen del cristianismo, a partir de la Galilea profunda y judía. Cree que Jesús conocía el movimiento esenio, con el que dialogó, de hecho, el cristianismo primitivo. Desde ese fondo destaca la judeidad del evangelio, y al mismo tiempo su "heterodoxia" respecto al rabinismo posterior; acepta en su base la aportación de los textos canónicos, y traza una biografía confesional de Jesús, pero teniendo en cuenta la tradición gnóstica, como muestra en su obra Diez textos gnósticos (Estella 2018).

17 ‒ Ropero, A. (ed.), Gran Diccionario Enciclopédico de la Biblia
(Clie, Viladecavalls 2013). A. Ropero Berzosa (*1956) es un teólogo evangélico, Directos de Publicaciones de la Editorial Clie, ensayista, filósofo y exegeta. Su obra más significativa es la dirección de este diccionario en el que colabora con varias entras sobre Jesús. Tiene el mérito de haber convocado a algunos de los exegetas y teólogos más significativos de origen español o hispanoamericano que ofrecen una visión múltiple unitaria del sentido de Jesús.

18 ‒ Varo, F., Rabí Jesús de Nazaret, BAC. Madrid, 2005. Profesor de la facultad de Teología de la Universidad de Navarra, es buen conocedor del trasfondo cultural, social y religioso del tiempo de Jesús, y así ofrece en este libro un estudio riguroso de la vida y obra de Jesús desde una perspectiva tradicional.

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