Acuerdos comerciales APE. Un desastre para África

A finales de este año tienen que estar firmados los APE (Acuerdos de Parternariado Económico) entre la Comunidad Europea y los países del grupo ACP (África, Caribe y Pacífico). Básicamente, suponen la instauración del libre comercio entre ambos bloques, lo que será un desastre económico para África. Les explico por qué.

Que se lo pregunten a Mariam, de Costa de Marfil, y a Christine, de Kenia. Encontré a ambas el mes pasado en Nairobi (Kenia). Como la mayor parte de los 900 millones de habitantes de África, estas mujeres viven de la agricultura y dependen de sus ganancias para pagar la escuela a sus hijos, costearse los gastos médicos o pagar su vivienda.

"No sé cómo vamos a sobrevivir", dice Mariam. "En Costa de Marfil el pollo y el arroz importados de Francia se venden ya más baratos que los que producimos los granjeros locales, y a finales e este año va a ser todavía peor".

Christine me enseña una caña de azúcar de su granja. "Vendo cada caña a dos chelines (dos céntimos de euro). La azucarera me paga al cabo de un año, y por si fuera poco a finales de este año tendré que dedicarme a otra cosa, porque el mercado se va a llenar de azúcar barata procedente de Europa".

Los miedos de Mariam y Christine se resumen en las siglas APE. Hasta ahora los acuerdos comerciales entre África y la Unión Europea se regían por los acuerdos de Cotonou, firmados en 2000, y que daban a los productos africanos acceso preferencial a los mercados europeos, gravando al mismo tiempo a los productos de la UE en los países de ACP (Africa Caribean Pacific).

Pero a partir de enero de 2008, con la entrada en vigor de los APE, habrá dos cambios: el primero será la supresión de tarifas aduaneras a los productos europeos que entren en los mercados africanos. Hasta ahora estos impuestos suponían alrededor del 10 por ciento de las entradas de divisas en las economías africanas. La pérdida de estos ingresos arancelarios significará que los gobiernos africanos dispondrán de menos fondos para dedicarlos a servicios básicos como salud y educación.

El segundo cambio será el libre comercio total, que muchos temen meterá a África en la vía el neoliberalismo más salvaje. Esto justifica los miedos de personas como Mariam o Christine, pequeñas productoras agrícolas. Los mercados africanos se llenarán de productos procedentes de la Unión Europea -que a menudo tiene un problema de qué hacer con sus excedentes-, como carne de vacuno o de ave, leche, tomates o cebollas. Dado que los gobiernos europeos conceden generosos subsidios a sus agricultores, estos productos serán más baratos que los producidos en África (en algunos casos, como decía Mariam al principio, esto ya ocurre) y los productores africanos no podrán enfrentarse a esta competencia.

Si además de eso otros productos europeos, como papel, plásticos o cemento, entran en los mercados africanos, será ya el desastre total. En Uganda, por ejemplo, en los últimos años el país ha empezado a levantar cabeza en el plano económico y actualmente hay fábricas de estos productos, pero si llegan mejores y más baratos de Europa muchas fábricas tendrán que cerrar y aumentará el paro.

Las únicas industrias africanas que se beneficiarán son la producción de flores en África del Este o la importante industria vinícola de Suráfrica. Pero en ambos casos se trata de holdings económicos en manos de extranjeros o bien de africanos muy adinerados.

Todo esto no son miedos infundados. Los acuerdos similares de libre comercio entre Estados Unidos y América central (conocidos como CAFTA) que entraron en vigor en 1996 tuvieron consecuencias serias para países como México, donde poblaciones rurales enteras se vieron obligadas a emigrar.

La verdadera cuestión para que África salga adelante no es la "ayuda", sino el comercio justo. Y es de temer que la entrada en vigor de los APE haga que el comercio entre países ricos y países pobres sea aún más injusto y desigual.
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