FIESTA DE LA NATIVIDAD DE LA VIRGEN MARÍA/CICLO B/ 8-09-2018

FIESTA DE LA NATIVIDAD DE LA VIRGEN MARÍA/CICLO B/ 8-09-2018

EVANGELIO DEL DÍA: Mt 1,1-16.18-23

El nacimiento de Jesucristo fue de esta manera: María, su madre, estaba desposada con José y, antes de vivir juntos, resultó que ella esperaba un hijo por obra del Espíritu Santo. José, su esposo, que era justo y no quería denunciarla, decidió repudiarla en secreto. Pero, apenas había tomado esta resolución, se le apareció en sueños un ángel del Señor que le dijo: «José, hijo de David, no tengas reparo en llevarte a María, tu mujer, porque la criatura que hay en ella viene del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo, y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de los pecados.»
Todo esto sucedió para que se cumpliese lo que había dicho el Señor por el Profeta: «Mirad: la Virgen concebirá y dará a luz un hijo y le pondrá por nombre Enmanuel, que significa "Dios-con-nosotros".»


COMENTARIO:

Celebramos el Sábado de la Vigésimo Segunda Semana del Tiempo Ordinario. Y la Iglesia celebra la fiesta de la Natividad de la Virgen María.
La celebración de la fiesta de la Natividad de la Virgen María, es conocida en Oriente desde el siglo VI. Fue fijada el 8 de septiembre, día con el que se abre el año litúrgico bizantino, el cual se cierra con la Dormición, en agosto. En Occidente fue introducida hacia el siglo VII y era celebrada con una procesión-letanía, que terminaba en la Basílica de Santa María la Mayor.
En el Evangelio de este día de la Fiesta de la Natividad de la Virgen María leemos el Evangelio de San Mateo (Mt 1,1-16.18-23).
Mateo inserta el nacimiento de Jesús en la historia de Israel, destacando el papel decisivo que Dios tiene en ella. Y en esa historia de pecado y de gracia, de luces y sombras, Jesucristo será el verdadero hombre que toma en sí esta historia, salpicada de pecado, para salvarla y redimirla, haciéndole santa. Y en medio de esta historia, encontramos la pureza y santidad del último peldaño, María Inmaculada, dócil a la acción del Espíritu y plenamente disponible a Dios (Lc 5,33-39).
Dirijámonos a la Virgen María para que interceda por todos nosotros, y especialmente por nuestras familias Amen”.

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