Presiones de la Iglesia Ortodoxa Rusa sobre la Iglesia Ortodoxa Griega

La Iglesia Ortodoxa de Grecia reconoce a la Iglesia Ortodoxa de Ucrania

El sábado 12 de octubre de 2019, la asamblea de jerarcas de la Iglesia Ortodoxa de Grecia, presidida por su beatitud Jerónimo, arzobispo de Atenas y toda Grecia, se reunió en sesión extraordinaria en el salón del Santo Sínodo, donde, según la agenda, monseñor Jerónimo presentó su informe titulado Autocefalía de la Iglesia de Ucrania.

Su Beatitud señaló que el Santo Sínodo había estudiado este tema extensamente durante varias sesiones y también que había confiado a las comisiones sinodales competentes preguntas canónicas y dogmáticas, así como el de las relaciones ortodoxas e intercristianas, para proponer conjuntamente al respecto una opinión al Santo Sínodo.

El 13 de agosto, estas comisiones presentaron a la Secretaría una conclusión conjunta y una nota titulada «La cuestión de la jurisdicción canónica en la ciudad santa de Kiev». El informe de las comisiones concluía de la siguiente manera: «habiendo examinado la cuestión de la Iglesia de Ucrania, desde el punto de vista canónico declaramos respetuosamente que no hay impedimento para el reconocimiento de la autocefalía de la Iglesia de Ucrania y esto en total acuerdo y armonía por parte de la Iglesia de Grecia con el Patriarcado Ecuménico».

Su Beatitud luego se refirió brevemente a la institución sinodal y a la organización administrativa de la Iglesia, así como a la institución de la autocefalía. Señaló que la Iglesia ucraniana siempre había permanecido en la jurisdicción eclesiástica canónica del Patriarcado Ecuménico, que había renunciado a su jurisdicción canónica, para unirse a la comunidad de Iglesias Ortodoxas Autocéfalas, acto que el Patriarcado de Moscú deplora como anticanónico, como si surgiera canónicamente de él.

Finalmente, después de describir la proclamación de la autocefalía eclesiástica de Ucrania como particularmente beneficiosa para la Iglesia ortodoxa y útil para fortalecer las relaciones entre las Iglesias ortodoxas de la Gran Rusia y Ucrania, propuso el «Reconocimiento por nuestra Iglesia de la autocefalía de la Iglesia Ortodoxa de la República Independiente de Ucrania».

Debates animados dentro de la Iglesia de Grecia sobre el tema de la autocefalía ucraniana

En un artículo de la web Orthodoxtimes.com (anteriormente Romfea.news) se da cuenta de las posiciones de varios jerarcas griegos, en su mayoría pertenecientes al Santo Sínodo de la Iglesia  Ortodoxa de Grecia, que critican fuertemente a la Iglesia Ortodoxa Rusa y dan testimonio de su total apoyo al Patriarcado de Constantinopla.

La verdad es que, desde hace tiempo, se venía sospechando esta incorrecta conducta de los rusos. El problema se agudizó desde que su santidad Bartolomé, patriarca ecuménico, le otorgó a la Iglesia Ortodoxa de Ucrania los Tomos de Autocefalía.

Las mayores cargas de profundidad de Moscú entonces fueron dirigidas primero contra los mismos Tomos, tratando de desacreditarlos, como si los hubiera promulgado un Juan Lanas; luego contra el Patriarcado Ecuménico, al que tuvieron la osadía de excomulgar; y más tarde contra el nuevo Primado de Ucrania, Epifanio Dumenko, al que tacharon de títere de Constantinopla y cómplice de los cismáticos de Kiev.

Ninguna nota positiva, en cambio, hacia ellos. Ningún eximente. El Patriarcado de Moscú había sido la víctima de los abusos del Patriarcado de Constantinopla: ¡qué osadía!, ¡qué vergüenza!, ¡qué grosera manipulación la de estos jerarcas moscovitas!

No sé si en las sesiones del Santo Sínodo de la Iglesia Ortodoxa Rusa se habrán oído voces discrepantes del censurable comportamiento ecuménico del patriarca Kirill y de su alter ego, el metropolita Hilarión de Volokolamsk. De haberse dado, habrán procurado acallarlas, claro. Lo que resulta incuestionable es que los directos provocadores del cisma, que se sepa hasta la fecha al menos, son los citados jerarcas, y por extensión el Santo Sínodo de la Iglesia Ortodoxa Rusa.

La propaganda ortodoxa rusa puso en funcionamiento su maquinaria y todo ha sido, desde entonces, sacudir estopa a diestro y siniestro, repartir mandobles por activa y por pasiva y fulminar excomuniones contra Constantinopla y los que secunden al Patriarcado Ecuménico. ¡Y estos son los que piden diálogo!

La intimidación, las mentiras, las insidias han estado a la orden del día mediante las agencias afines y los portales mediáticos: había que amedrentar a las Iglesias ortodoxas autocéfalas para que no reconocieran a la nueva Iglesia Ortodoxa de Ucrania. Kirill, de momento, se tenía ganadas a las que dieron las espaldas al Concilio panortodoxo de Creta en 2016, a saber: Bulgaria, Georgia y Antioquía, además de Moscú por supuesto.

Cuatro entre todas. Pero faltaba el resto, blanco desde entonces de una presión increíble. El Concilio panortodoxo, pues, cerró filas en torno al Patriarcado Ecuménico y pospuso cualquier atisbo disgregador.

La Iglesia ortodoxa griega reconoce a la Iglesia ortodoxa de Ucrania

Hasta que, por fin, sonó la hora de la Iglesia Ortodoxa Griega, que sí estuvo en Creta. Voy a citar, por tanto, algunos, sólo algunos, de los testimonios vertidos por miembros eminentes del Santo Sínodo de la Iglesia Ortodoxa de Grecia, los cuales han salido a la palestra para hablar claro y pararle los pies al lucero del alba, léase Kirill y compañía, que no es pequeña.

El patriarca Kirill y los suyos, comprendido el rubito presidente Putin, obnubilados por el viejo esplendor de la gran Rusia, la de los Zares escarlata, la de Iván el Terrible sobre todo, vienen desde hace tiempo a esta parte trabajando a favor de un paneslavismo sin fronteras, confundiendo la verdad numérica con la verdad dogmática, y se creen punto menos que con patente de corso para dogmatizar dónde está la verdad y a quién hay que excomulgar.

Ya se ve que no se han parado en barras a la hora de mandar a la cuneta de la circulación al propio Patriarcado Ecuménico. No acaban de entender que la lógica numérica y la verdad teológica son cosas totalmente distintas. Aquí sí que se puede afirmar que el plan de los líderes de la Iglesia Ortodoxa Rusa presionando a los jerarcas de la Iglesia de Grecia (lo vienen haciendo también a otras Iglesias autocéfalas), parece haberse vuelto contra ellos. Digamos, aunque suene a tópico, que, por lo que a la Iglesia Ortodoxa Griega respecta, les ha salido el tiro por la culata.

Durante la reunión extraordinaria del Santo Sínodo de la Iglesia Ortodoxa Griega, tenida el sábado 12 de octubre, más de 35 obispos metropolitanos hicieron uso de la palabra y declararon que habían sido presionados por los líderes de la Iglesia Ortodoxa Rusa, tórpida maniobra a la que ellos no se habían sometido, claro. «Este tipo de actitud por parte de los rusos confirma que el movimiento político del paneslavismo, una vez lanzado por Stalin, todavía está activo hoy, pero ahora está utilizando otros medios», dijo el metropolita de Langadas, Liti y Rentina. Por otra parte, el metropolita Crisóstomo Peristeri dijo que los motivos de la Iglesia Ortodoxa Rusa son muy opacos.

El metropolita Crisóstomo de Patras, miembro del Sínodo Permanente anterior, habló de intimidación por parte del Patriarcado de Moscú y llegó a desvelar una conversación mantenida con un arcipreste ruso que lo visitó, acusando durante la entrevista, de autoritarismo al patriarca ecuménico Bartolomé.

La respuesta del metropolita de Patras al delegado ruso fue terminante y sin vuelta de hoja: «Si hubierais participado en el Consejo de Creta (es decir, en el Concilio Panortodoxo), nada de esto habría sucedido». Y añadió: «Hoy tenemos la oportunidad de liberar las manos (atadas) de otros patriarcados». También le dijo a su beatitud el Arzobispo de Atenas y Toda Grecia, Jerónimo: «No hubiéramos estado en esta posición si hubieras reconocido inmediatamente a Epifanio Metropolita de Kiev».

Santo Sínodo de la Iglesia ortodoxa griega

El metropolita Dionisio de Corinto parecía molesto cuando mencionó su propia experiencia en este tema. Contó que durante su visita a Jerusalén, fue testigo de la presión ejercida sobre el Patriarcado de Jerusalén por la Iglesia Ortodoxa Rusa. Y se hizo esta pregunta: «¿Pero quién es el patriarca de Moscú? ¿Se cree acaso él que es un patriarca ecuménico?». Además, se refirió a los planes de expansión en curso de la Iglesia Ortodoxa Rusa: «No pueden hablar de canonicidad, cuando ellos mismos no respetan ninguna regla y compran tierras en todo el mundo para construir iglesias».

Su beatitud Jerónimo, una vez hechas las pertinentes aclaraciones sobre el modus operandi de las Comisiones formadas al efecto, dejó sentados estos principios al respecto:

I. El Patriarcado Ecuménico nunca ha otorgado al Patriarcado de Moscú la jurisdicción del Estado Metropolitano de Kiev. Con el acto de 1686 otorgó al patriarca de Moscú el ejercicio de la misión exarcal de dar, con la autorización y el permiso del Patriarcado Ecuménico, el derecho de ordenar y entronizar a la persona elegida por la asamblea de los clérigos y laicos como el Metropolitano de Kiev que mencionaría el nombre del Patriarca Ecuménico (canon 120 de Cartago).

II. El Patriarcado Ecuménico tiene el privilegio de apelación (ekkléton), también posible con prelados de otras jurisdicciones eclesiales, en caso de que el prelado que apela quisiera presentar esta solicitud (can., 9, 17 del 4to. Consejo Ecuménico).

III. El Patriarca Ecuménico tenía y aún tiene el derecho canónico e inviolable de cuidar y ayudar a las Iglesias ortodoxas probadas y también el deber canónico de tomar las iniciativas necesarias para prevenir, anticipar o incluso enfrentar todas las amenazas o juicios peligrosos para su cuerpo eclesial. Además, la historia del Patriarcado Ecuménico, a lo largo de su historia durante períodos de altibajos, es un testimonio de su contribución generosa y altruista a todas las Iglesias probadas.

IV. El Patriarcado Ecuménico tiene el privilegio canónico único de proclamar la autocefalía de las Iglesias ortodoxas locales (Georgia 1990, República Checa 1998, Polonia 1924, Grecia 1850, Serbia 1878, Rumania 1885, Bulgaria 1945, etc.).

Desafortunadamente, el Patriarcado de Moscú no participó en el Santo y Gran Consejo de Creta en 2016 [o sea, en el Concilio Panortodoxo] y, por lo tanto, no tuvo la oportunidad de discutir el tema de la proclamación de la autocefalía, por lo que perdió la oportunidad de hablar con otras Iglesias sobre la concesión de autocefalía.

V. Según el Artículo 5 de la Constitución vigente «La Iglesia Ortodoxa Griega reconoce que su cabeza es Jesucristo y está indisolublemente vinculada a nivel doctrinal con la Gran Iglesia de Constantinopla y con cada Iglesia Ortodoxa de Cristo local, observa estrictamente, como ellas, los santos cánones apostólicos y sinodales, así como la sagrada tradición. Es autocéfala y administrada por el Santo Sínodo, compuesto por los actuales metropolitas y el Sínodo Permanente que de él se deriva, y está compuesto según lo prescrito por la Carta Constitucional de la Iglesia, observando las órdenes del Tomos Patriarcal del 29 de junio de 1850 y de la Ley sinodal del 4 de septiembre de 1928».

Las conclusiones conjuntas de las dos Comisiones están redactadas de la siguiente manera: «Teniendo en cuenta todos los elementos antes mencionados con respecto a la cuestión de la autocefalía de la Iglesia de Ucrania desde el punto de vista canónico, pero también jurídicamente proponemos piadosamente que No hay ningún obstáculo para reconocer la autocefalía de la Iglesia ucraniana, y por eso estamos absolutamente de acuerdo, como Iglesia en Grecia, con las decisiones del Patriarcado Ecuménico».

Después de todo esto, como se menciona en el comunicado de prensa del 28 de agosto, después de una discusión exhaustiva, el Santo Sínodo permanente reconoció «al Patriarcado Ecuménico el derecho canónico a otorgar autocefalía, así como el privilegio de la primacía de la Iglesia de Grecia para abordar la cuestión del reconocimiento de la Iglesia de Ucrania».

El patriarca ecuménico Bartolomé I

Lo cual , dicho sea de paso, ha puesto de los nervios al Patriarcado de Moscú y a los jerarcas de su Santo Sínodo, dispuestos ya a todo, aunque sea excomulgar también a la Iglesia Ortodoxa Griega, no sea que luego cierren filas, detrás de Atenas, otras Iglesias ortodoxas autocéfalas. Yo me pregunto si no habrá en toda la Ortodoxia alguien con influencia en el patriarca Kirill para advertirle de que está haciendo el ridículo, siquiera fuere sólo por ver no más si recapacita y desiste de seguir por ese camino, lo que no sería cosa de poco momento. Porque, de un tiempo a esta parte, los jerarcas de la Iglesia Ortodoxa Rusa dan la impresión de que hubieran perdido los papeles y no consiguen encontrarlos.

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