"Ahora emigra hacia la compañía de Cristo Migrante para resucitar con él y con todos los emigrantes" José Luis Pinilla: "Juan Antonio Menéndez, un hombre bueno en el sentido machadiano más profundo"

Juan Antonio Menéndez
Juan Antonio Menéndez

"Mucho sufrió por sentirse tan atacado en muchos ambientes mediáticos – muchísimas veces injustamente- por los casos de la pederastia en la Iglesia"

"Le preocupaba sobre todo la tragedia de los jóvenes migrantes"

"Habló con responsables migratorios del Gobierno anterior ofreciendo el apoyo de la Iglesia para la acogida migratoria"

D. Juan Antonio Menéndez siempre quiso que le llamara de tú. En su relación frecuente conmigo en el ámbito de las Migraciones y en otros , cuando se me escapaba alguna  formula “jerárquica” de tratamiento, y me  decía con frecuencia. “De tú, Jose Luis, de tú. No olvides que soy más joven que tú mismo” me decía.

Confió la renovación de mi servicio en la Comision Episcopal de Migraciones tras la sustitución de D. Ciriaco Benavante y D. José Sanchez, dos referentes claros y muy significativos  de la migraciones en la Iglesia española a quienes siempre tuvo a su lado. Ayer mismo estaba trabajando en Añastro en el Secretariado de Migraciones con la Comision consultiva de (10 delegados de España)  para preparar la próxima jornada en junio  de Delegados de Migraciones y la Campaña mundial del emigrante y refugiado  para septiembre cuya difusión mundial  progresiva en el área de habla española desde hace meses había sido encargada por el Vaticano a nuestra comisión, junto con la de Santo Domingo, gracias entre otras cosas a su valía y su cada vez más creciente presencia internacional. El martes había salido muy contento hacia su querida Astorga

Desde este trato escribo con inmenso dolor estas letras por la muerte de un hombre bueno. Bueno en el sentido machadiano más profundo. Mi amigo.

Mucho sufrió por sentirse tan atacado en muchos ambientes mediáticos – muchísimas veces injustamente- por los casos de la pederastia en la Iglesia. Lo abordó de frente y a fondo con las posibilidades que tenía , asumiendo con dolor e inmensa tristeza lo que por caridad no podía desvelar   en conciencia. Y su mejor logro para luchar contra esta lacra,  a mi modesto entender – logro imprescindible para la Iglesia y la sociedad-  ha sido, primero su protocolo de actuación al respecto en su diócesis que luego fue repicado en otras.

Y  posteriormente su colaboracion como Presidente de la Comision antipederastia  recientemente en los trabajos del Motu Proprio”   del Papa 'Vos estis lux mundi', aceptado ya por la iglesia con responsabilidad. Una normativa ya convergente con el borrador de decreto que la Conferencia Episcopal española  tiene ya elaborado a partir de los trabajos de la Comisión Episcopal que fue constituida al efecto hace unos meses bajo su presidencia.

El Papa saludando a Juan Antonio Menéndez

Mi relación con él era sobre todo en el ámbito de la movilidad humana que además de las migraciones (incluidos los emigrantes españoles) atiende gitanos, apostolado del mar, carretera, ferias y circos y los dos recientes de partamente donde la Comisión episcopal está tan activa: Trata de mujeres y de menores. Del trabajo que impulsó con los otros obispos de la comision en este campo apenas mencionan nada los medios. Y si embargo ha sido muy importante.

Sobre las migraciones (aparte de dar impulsos y sistematizacion en el trabajo) han sido muy frecuentes sus intervenciones en la diócesis y en comunicados. No se cansaba de denunciar el fracaso de las acciones políticas de los estados europeos y africanos por su ausencia de puntos comunes para afrontar esta circunstancias. Le preocupaba sobre todo la tragedia de los jóvenes migrantes que lo único que hacia – me decía- era poner  ante nuestros ojos, una vez más, la si­tua­ción tan de­ses­pe­ra­da que vi­ven mi­les de per­so­nas echándose a la mar, o los desiertos  muriendo  en el in­ten­to de cru­zar el mar Me­di­te­rrá­neo ha­cia Eu­ro­pa (y las caminatas enormes hacia Estados Unidos)  bus­can­do tan solo - un fu­tu­ro me­jor para sus vi­das.

Habló con frecuencia  de  la fal­ta de cri­te­rios co­mu­nes para abor­dar este fe­nó­meno y la ne­ce­sa­ria so­li­da­ri­dad en­tre los paí­ses. Me decía con frecuencia y así lo dijo en público : no es una política solo insolidaria. Es más. Es inmisericorde. Sin corazón

Ahora estaba apoyándonos en una nueva visita de 50 personas de Iglesia para visitar Marruecos y seguir tendiendo puentes de mayor conocimientro solidaridad y apoyo. Habló con responsables migratorios del Gobierno anterior ofreciendo el apoyo de la Iglesia para la acogida migratoria. Y había invitado para dentro de unas semanas a altos cargos del actual Ministerio de trabajo e inmigración para que hablaran y dialogaran con los Delegados diocesanos  a una Jornadas donde se prevén  cerca de 100 personas. Con él estabamos preparando recientemente muy a fondo las mismas.

Valatorio de monseñor Menéndez

Apoyó también muy fuertemente el trabajo en red con la llamada Red “Migrantes con derechos” donde estaba la Comisión Episcopal de Migraciones, porque era un convencido de la necesidad imperiosa de que el trabajo en la migraciones tenía que ser mucho más compartido por las principales instituciones de Iglesia que se dedican a ello  

¿Qué le movía? Su fe en Jesucristo y su deseo de ayudar a los más empobrecidos. Lo tenía muy claro.  En Astorga trabajó diocesanamente mucho y bien. Le acompañé a un pequeño pueblo en La Cabrera, a Robledo de Losada (con muy pocos habitantes) porque el pueblo quería dejar una reliquia de Monseñor Romero en su renovada iglesia, remozada  con el trabajo vecinal. Me dijo que iba con mucho gusto pero que había que ir a más: difundir la figura del Santo de America era muy importante. Y asi lo hizo.

Termino con esta anécdota: Cuando en principio se “apuntó” a la Comisión episcopal de migraciones  de la que luego fue nombrado Presidente, yo le pregunté el porqué de venir a nuestra sencilla  comisión y no a otra. El me  refirió su trabajo durante muchos años en un colegio diocesano en Asturias con más de 70 por ciento de niños migrantes y que al ser nombrado obispo y pensar a que comisión se apuntaría,  lo tuvo muy claro desde el principio: “a las que se dediquen a los pobres y si es posible a los emigrantes”.

Ahora emigra hacia la compañía de Cristo Migrante para resucitar con él y con todos los emigrantes. ¡Tantos¡ Por tantos trabajó Juan Antonio. Por aquellos  náufragos de la globalización que son caminantes que  inventan caminos, queriendo casa, golpeando puertas: Esas  puertas que se abren, mágicamente, al paso del dinero, y se cierran en sus narices. Aunque algunos consiguen colarse. Pero otros son cadáveres que la mar entrega a las orillas prohibidas, o son cuerpos sin nombre que yacen bajo la tierra a donde querían llegar. Pero las puertas del Reino no se cerrarán nunca para ellos. Ni para el buen obispo y pastor D. Juan Antonio. Perdón, Juan Antonio.  

Jose Luis Pinilla Martin S.J.

Director de la Comision Episcopal de Migraciones

José Luis Pinilla, José Sánchez, Juan Antonio Menéndez

Volver arriba