Amenaza con una querella por injurias a los tres curas que defienden a Miguel El acusador de Miguel Rosendo, el sacerdote Isaac de Vega, dice, ahora, que el obispo Quinteiro ocultó información

(Eduardo Lostao, Juan Luis Castón y José Ignacio Martín, sacerdotes).- En atención a los últimos acontecimientos, tras haber recibido notificación para un acto de conciliación, bajo amenaza de querella por injurias, por parte de Isaac de Vega Arribas contra los tres sacerdotes que firmamos el presente escrito, deseamos manifestar, una vez más, nuestro gran pesar por el hecho de tener que ser sacerdotes quienes comparezcan públicamente para denunciar la profunda injusticia -conocida por muchos- que, en base a calumnias atroces, se está cometiendo contra Miguel Rosendo.

Al mismo tiempo, no sólo nos ratificamos en todo lo dicho hasta ahora, sino que mostramos nuestra más absoluta disponibilidad y profunda satisfacción por el hecho de que nos sea finalmente concedida la oportunidad de defender en sede judicial la verdad de la inocencia de Miguel Rosendo y el proceder insidioso de Isaac de Vega como instigador del proceso que ha llegado a convertir una Asociación Pública de Fieles de la Iglesia Católica en una secta destructiva con tintes satánicos.

Isaac de Vega declaró el pasado 26 de octubre, por tercera vez, en el Juzgado de Instrucción nº1. de Tui ante su señoría la Jueza Inés Nicolás Herrero.

El carácter fraudulento de la investigación eclesial había quedado demostrado en sede judicial desde el día 27 de noviembre de 2015, cuando Manuel Salcidos reconoció ante su señoría que nunca informó a Miguel ni a los miembros de la asociación del objeto real de la investigación, y que ni siquiera entrevistó a Miguel antes de entregar las conclusiones de su informe.

Entre otras cosas, afirmó que cuando le llevó a Miguel su nombramiento de visitador, en el rato que estuvo con él le recabó información "sin que él se diera cuenta". También afirmó que destruyó todas las notas que tomó durante la visita canónica y que sólo conservó el testimonio escrito de Isaac de Vega, que adjuntó al informe final que presentó al obispo.

Más de dos años después del inicio de la instrucción, y 23 meses después de la entrada en prisión preventiva de Miguel Rosendo, Isaac de Vega vuelve a declarar y afirma que en el obispado hay información sobre el caso que no se ha querido entregar al juzgado.

Sostiene que en una reunión en la que, además de él, estaban presentes el obispo Luis Quinteiro, el Vicario General de la Diócesis Juan Luis Martínez Lorenzo, el Visitador Canónico Manuel Salcidos, el Comisario Extraordinario José Vidal y dos letrados del obispado, discutieron si entregar o no la documentación: "se hablaba de que la policía judicial había solicitado una documentación y se discutía si había que entregarla o no".

El capellán de la cárcel de A Lama no se refiere aquí a la documentación que el obispado ya entregó al juzgado en 2014, sino a las supuestas notas que el visitador habría tomado durante la investigación y que contendrían datos más personales.

Más allá de que sea verdad lo manifestado por Isaac de Vega en contra de lo que declaró el visitador canónico, quien afirmó en sede judicial haber roto todas las notas que tomó, el principal interesado en que aparezcan esas notas es Miguel Rosendo, por tres razones:

En primer lugar, pondrían de manifiesto la indefensión de Miguel y de las consagradas, a quienes el obispo Luis Quinteiro, Isaac de Vega y Manuel Salcidos engañaron descaradamente, diciendo que el objeto de la visita canónica era la aprobación del futuro Instituto religioso, y a quienes nunca se les dijo de qué se les acusaba.

En segundo lugar, hasta las personas que acusan han afirmado en sede judicial que en la visita canónica, o no hablaron de cosas sobre las que sí hablaron ante su señoría porque entonces aún las desconocían -como el padre de una de las supuestas abusadas, que dijo que entonces aún no le habían contado lo de los supuestos abusos-, o no explicaron las cosas con la extensión con la que sí lo hicieron luego en sede judicial. Por tanto, nada pueden añadir esas notas a la causa.

En tercer lugar, en esta declaración de 26 de octubre de 2016, Isaac de Vega afirma también que en el obispado, "antes de levantar el secreto la actitud era de apoyo a Miguel y el deseo de que se archivara la causa". Por tanto, la información que obraba en el obispado, fuera la que fuera, no justificaba la existencia del actual proceso carcelario y penal contra Miguel Rosendo.

Por su parte, el 21 de octubre pasado, el obispo Luis Quinteiro declaró ante su señoría, en el Juzgado de Instrucción nº1 de Tui, que "no hay más expediente canónico que el que ya obra en la causa".

Demostrado el fraude de la visita canónica, no se sabe qué es más preocupante:

a) el rifirrafe sobre las posibles notas del visitador canónico,

b) el hecho de que su señoría la Jueza Inés Nicolás haya tardado casi dos años en llamar a declarar al obispo, es decir, a la autoridad jerárquica de la que dependía la supervisión de la Asociación Pública de Fieles acusada de ser, nada menos, que una secta destructiva,

c) o el hecho, más grave aún, de que, en una inexplicable connivencia de espíritu con el instigador del proceso -el señor Isaac de Vega- sea su señoría quien, después de mantener a Miguel Rosendo en prisión preventiva durante casi dos años, se dedique ahora a investigar lo ya sabido, y pida a la Guardia Civil informes de diligencia para que le digan si la visita canónica estuvo bien o mal hecha. Hace exactamente ahora un año, el 27 de noviembre de 2015, el propio visitador canónico le dijo a su señoría que "recabó información a Miguel sin que él se diera cuenta", en un rato que estuvo con él cuando le llevó su nombramiento de visitador.

Los datos que obran en la causa demuestran que Isaac de Vega ha sido el instigador principal del linchamiento eclesial, mediático y judicial contra Miguel Rosendo:

Primero. Isaac de Vega es quien lleva las acusaciones contra Miguel al obispado.

Segundo. Cuando el obispo le pide que se aparte y nombra a otro sacerdote para que investigue, Isaac de Vega -durante la realización de la visita canónica- continúa un trabajo paralelo, visitando y alarmando a los padres de las consagradas y consagrados para ponerlos en contra de Miguel. Su testimonio es el único escrito que acompaña el informe del visitador canónico.

Tercero. Isaac de Vega, pese a las indicaciones del obispo de que se mantuviera al margen, acompaña personalmente y está presente en la entrevista de la única mujer, mayor de edad, que acusó de abusos a Miguel ante el visitador canónico. Esta mujer es la misma que entregó a la Guardia Civil una ropa que supuestamente habría guardado durante muchos años como prueba de los supuestos abusos, y que tras ser analizada por la policía científica no se halló en ella resto biológico alguno. Esta es la misma mujer que convenció al visitador canónico de que Miguel obligaba y decidía quién se tenía que casar con quién en la asociación, cuestión que ha sido desmentida en sede judicial por todos los matrimonios sobre los que recaía dicha acusación, a excepción, claro, del de esta señora. Finalmente, esta mujer trabaja a día de hoy con Isaac de Vega, con la consiguiente contraprestación económica, en la pastoral penitenciaria.

Cuarto. Después del apartamiento cautelar de Miguel, Isaac de Vega sigue alimentando el pánico entre estos padres y participa en la elaboración del informe de un investigador privado, a quien también ofrece su testimonio verbal y escrito. El informe de este detective no aporta ninguna afirmación adicional. Sólo recoge los testimonios de estos padres alarmados, y los elabora y dispone para hacer encajar la Asociación Pública de Fieles en el patrón de las sectas destructivas. La mala fe del señor Isaac de Vega se demuestra en ejemplos como los siguientes: el detective privado afirma en su informe que el cambio de nombre de los consagrados en el momento de su entrada en semiclausura es un rasgo "despersonalizador" típico de las sectas destructivas, y que su misma entrada en el convento es un "rito de iniciación" también típico de las sectas destructivas. Un sacerdote no puede colaborar en una infamia semejante: el Santo Padre Francisco se llama Jorge Mario Bergoglio, y Santa Teresa de Jesús se llamaba Teresa de Cepeda y Ahumada.

Otro ejemplo: Isaac de Vega estaba presente varios días a la semana tanto en la Casa Madre de la asociación como en el convento de Vilariño donde estaban las consagradas, sin embargo, tolera que el investigador privado afirme en su informe que las personas de la asociación estaban sometidas a un ritmo de trabajo excesivo y sufrían una malnutrición y falta de sueño tales que su estado se asemejaba al que los líderes de las sectas destructivas provocan en sus seguidores para dominar sus voluntades. Este informe del investigador privado es el que los padres alarmados llevan a la Guardia Civil el 6 de octubre de 2014 y da inicio al proceso en curso.

Quinto. Isaac de Vega testifica ante la Guardia Civil en los días posteriores y avala, con la autoridad de ser el sacerdote que estuvo allí, la fábula de la secta destructiva: donde los miembros de la asociación desfallecían de hambre y sueño, extenuados por el trabajo, y sufrían una despersonalización tal que de llamarse, por ejemplo, Ivana, pasaban a llamarse nada menos que Ivana de Nuestra Señora de Fátima. Espeluznante, ciertamente.

Sexto. En las semanas siguientes, Isaac de Vega avala con su testimonio el atroz linchamiento mediático que, a nivel nacional, protagonizan los padres por él congregados -y cierto medio de comunicación que llega a presentar la asociación como una secta destructiva satánica-, y que se desarrolla paralelo al inicio del proceso policial y judicial que culminó con la detención de Miguel.

Séptimo. Isaac de Vega, dos años después de la entrada en prisión preventiva de Miguel Rosendo, continúa avalando con su testimonio en sede judicial la idea de la secta destructiva. Sin su aquiescencia, ninguno de los pasos anteriores habría sido posible.

No es fácil comprender la razón por la que el señor obispo de Tui-Vigo, Luis Quinteiro, no fue capaz de detener esta insidia.

Tampoco es fácil comprender por qué el obispo Luis Quinteiro no cumple su única y gravísima obligación moral en todo esto proceso, es decir: reconocer públicamente que la investigación eclesial fue fraudulenta y que, por tanto, también fue fraudulento el apartamiento cautelar de Miguel como presidente de la asociación pública de fieles.

Muy grande debe ser la coacción sobre el obispo, si, llegados a este punto del proceso, Mons. Luis Quinteiro consiente que el señor Isaac de Vega, para poder mantener viva la llama de la acusación, afirme en sede judicial que tanto él como el Vicario General Juan Luis Martínez Lorenzo, así como otros miembros de la curia diocesana han ocultado deliberadamente datos relevantes para el proceso judicial.

Isaac de Vega orquestó la destrucción de Miguel y de la asociación pública de fieles. Para ello se sirvió de ciertas personas con las que tenía más estrecha relación, todos ellos, como él, miembros de la Sociedad Sacerdotal de la Santa Cruz, dependiente de la Prelatura del Opus Dei.

Sus dos máximos apoyos, entre estos sacerdotes a los que envenenó con sus calumnias sobre la Asociación Pública de Fieles, fueron el Visitador Canónico Manuel Salcidos y el Vicario General de la Diócesis de Tui-Vigo Juan Luis Martínez Lorenzo: sin la complicidad de estas dos personas hubiese sido imposible haber hecho pasar la fraudulenta visita canónica por una investigación seria y rigurosa.

Isaac de Vega, junto con el Vicario General Juan Luis Martínez Lorenzo y el Visitador Canónico Manuel Salcidos, engañaron a los demás, y la información envenenada -a saber, que realmente habían hecho una visita canónica ordenada por el obispo y el resultado era muy serio- produjo el efecto por todos conocido.

A medida que avanza el proceso judicial, y afloran también los datos irrebatibles, el comportamiento insidioso de Isaac de Vega le ha llevado a enfrentarse incluso a quienes colaboraron con él en un primer momento.

Isaac de Vega no tiene la fuerza de la verdad, pero está demostrando tener una fortaleza extraordinaria para ser capaz de mantener en vilo a la vez a tantas instituciones juntas con una mentira fabulosa.

En atención a la verdad de las pruebas de descargo, periciales, científicas-biológicas y testificales, y ante el hecho incontestable de que contra Miguel Rosendo no existen sino una serie de testimonios sin probar -y nada más- dirigidos a sostener la idea imposible de que la Asociación Pública de Fieles era una secta destructiva, suplicamos a las autoridades judiciales que pongan fin a esta prisión preventiva y desenmascaren el proceder ignominioso del señor Isaac de Vega.

Volver arriba