Lo que importa – 57 (2 de 2) “¡Vale!” (segunda entrega)

Doscientas páginas de oro molido

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Sin restar un ápice a la trascendental festividad de hoy, domingo de Resurrección, como veremos al final, invito a los lectores de esta entrega, ante todo, a repasar los siete puntos expuestos en la anterior (Lo que importa-56 1 de 2), para unificarlos con los cuatro que presentamos a continuación y que conforman la reseña completa del ensayo “¡Vale!”. Cumplimos así el compromiso adquirido el domingo pasado ofreciendo hoy a los seguidores de este blog, a los que felicitamos con un gozoso aleluya pascual, completando así nuestra reseña sobre ¡Vale!

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7.- Hasta aquí, solo hemos analizado la dignidad y la indignidad de cada par valorativo particular. Nos toca ahora abordar el atributo “humana”, que acompaña siempre a la dignidad y que, además de determinar el ámbito de su aplicación, enriquece sobremanera la visión que venimos exponiendo

a) Humano/inhumano tiene la particularidad de ser el par valorativo más denso y comprehensivo de todos los pares.Tiene como contenido una pluralidad de pares valorativos de algunas, de varias o de todas las dimensiones valorativas de la persona. Por eso, siempre es necesario e ineludible determinar cuántas dimensiones valorativas, de entre las que ya ha conseguido el ser humano a lo largo de su evolución, están presentes en cada par humano e inhumano determinado e histórico.

 b) ¿De dónde proceden, entonces, los pares valorativos que conforman cada par humano e inhumano fáctico y específico? Aunque es un hecho incontrovertible que unos valores han atraído, seducido y cautivado a los humanos más que otros en un determinado momento, las razones para escogerlos en un momento concreto son harto difíciles y complejas debido a que son muchísimos los factores que confluyen en la elección y a que la mayoría de las veces no somos conscientes de su existencia y de su actividad.

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c) Las pluralidades de pares valorativos que conforman el par humano e inhumano están estructuradas. El viviente hombre y, consiguientemente, lo humano y lo inhumano, no son un amasijo de vitalidades desarticuladas. Todo lo contrario. La pluralidad valorativa que forma cada específico par valorativo humano e inhumano está organizada en estructuras como las de validez, las de deber ser, las de dignidad, etc.

d) Con cualquier par valorativo, necesariamente crece o mengua un aspecto vital del ser humano, una zona de su humanidad o inhumanidad. El par valorativo humano e inhumano, por tanto, depende en gran medida de la índole particular de las pluralidades valorativas estructuradas y concretas que lo constituyen.

e) Hemos llegado, por fin, a situar en su adecuado contexto la dignidad humana:en las estructuras de validez y de invalidez humanas, en la libertad valorativa con sus responsabilidades e irresponsabilidades humanas, en el deber ser y el no deber ser del par valorativo humano e inhumano.

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8.- En este ensayo se pretende seguir ahondando para llegar a un conocimiento más cabal de la dignidad humana. Se sirven para ello dos realidades de crucial importancia: los “modelos humanos” y las “formas de vida”

a) Un modelo humano es una concreción específica del par valorativo humano e inhumano. O lo que es lo mismo, un par valorativo humano e inhumano determinado y específico configura un modelo de lo humano e inhumano también determinado y específico. Es lo que ha sucedido, por ejemplo, con cada uno de los modelos humanos griego, medieval, renacentista, ilustrado y el actual.

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b) Existe en los modelos humanos, además de un número más o menos amplio y variado de pares valorativos, una estructura que les es propia y que tiene suma importancia en la vida del ser humano: la “estructura de modalización”, que consiste en que la ordenación de todos los valores y contravalores particulares que componen un determinado par humano/inhumano está dirigida por un núcleo valorativo cuyo primordial efecto es empapar de su sustancia el resto de los valores, los cuales pierden su entidad específica al adquirir el “modo de ser” del núcleo, razón por la que hablamos de “modulación”.

 c) El núcleo valorativo es el que da especificidad a cada modelo humano, a cada manera de hacerse hombre. Es decir, los valores del núcleo son los que determinan qué es lo humano y lo inhumano fácticos.

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d) De ahí que las estructuras de validez y de invalidez, de deber ser y de no deber ser, de responsabilidad y de irresponsabilidad, de dignidad y de indignidad de los pares valorativos particulares esté en sintonía casi total con estas mismas estructuras de los valores del núcleo valorativo de un modelo humano, pues los modelos humanos fácticos son el criterio supremo para valorar las dignidades e indignidades de las personas. Así pues, no es la dignidad la que fundamenta como válidos los modos de ser y de hacerse hombre, sino todo lo contrario, pues es la dignidad la que resulta fundamentada por dichos modelos humanos concretos. Por eso, intentar fundamentar la igualdad de los derechos de la mujer, por ejemplo, en la dignidad humana en universal es una tarea estéril y totalmente desacertada, pues la mujer tiene una dignidad desde un modelo humano y otra diferente, desde otro modelo humano. En el nuestro, que podemos llamar sin mayor precisión “modelo del consumo” y que tiene como núcleo valorativo los valores económicos y biosíquicos, lo que da dignidad a las personas es el dinero que poseen. Y así, hoy, la mujer que tiene suficientes ingresos económicos alcanza la dignidad que se le ha negado siempre.

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e) Así pues, la primera cuestión a resolver es saber qué modelo humano hay detrás de cada forma de entender la dignidad. Por ejemplo, para mantener y acrecentar los valores económicos, como prescribe nuestro modelo humano, no parece adecuada la conciencia de solidaridad, sino el individualismo, la libertad y la autonomía absolutas. Es lógico que hoy el indivi­duo sea considerado como el único juez de la calidad de su vida y de su dignidad, es decir, de lo que es una vida verdaderamente humana, y que por tanto el morir con dignidad se refiera a un acto de decisión puramente individual, no ligado a compromisos sociales de ningún tipo. Si a esto añadimos la importancia que tienen los valores biosíquicos del vigor, de la juventud, del placer y de la imagen, los moribundos ofrecen de sí mismos, conforme a nuestro modelo humano, una imagen que no es aceptable como apropiada y digna para los demás y, lógicamente, tampoco para el propio moribundo.

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9.- Las formas de vida

a) Quizás lo más parecido a “forma de vida” sea el concepto de “cultura” o de “civilización”. Los tres engloban un conjunto de determinadas características que son compartidas por la mayoría de pensadores. Lo novedoso y diferencial en que se fija Chávarri es que esas características de las culturas o de las civilizaciones son consideradas en las formas de vida como valores y contravalores. Forma de vida es, pues, una realidad valorativa, porque sus componentes son valores y contravalores. Cultura y civilización, en cambio, no son realidades valorativas, pues su contenido son características, rasgos, cualidades o propiedades como tales.

b) Las formas de vida están constituidas por modelos humanos específicos y estos tienen como su generador un particular y diferenciado par valorativo humano e inhumano. Por consiguiente, las formas de vida, los modelos humanos y los pares valorativos humano e inhumano se refieren a la misma realidad existencial. Son los tres seres más densos y complejos que van apareciendo en el planeta a lo largo de la evolución. El primero constituye y está incluido en el segundo y ambos, en el tercero.

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10.- A modo de conclusión

Digamos para finalizar que, en esta prolija y densa reseña, hemos tratado de exponer las líneas maestras de la novedosa y revolucionaria visión de la dignidad humana que Chávarri y Baldo nos ofrecen. Dejemos constancia de que en nuestra reseña no nos hemos referido a las indignidades de nuestro modelo humano, el de la producción y el consumo, pero el lector puede ver esas importantes apreciaciones y otras muchas más descargando gratuitamente el ensayo que venimos comentando en el portal  https://antiguosalumnosdominicos.blogspot.com

Confío en que quienes se hayan atrevido con esta lectura, que exige mucha atención y no menos concentración, hayan sacado buena partida al enfocar un tema tan importante desde una perspectiva no solo nueva, sino también fecunda. Y, puesto que hoy es Domingo de Resurrección, digamos que, frente al modelo humano que conforma nuestra vida actual, el del hombre productor consumidor, el esfuerzo que debemos hacer los cristianos por la mejora de esa misma vida es remplazar su núcleo valorativo por el que se deriva del modelo de vida humana que es Jesús de Nazareth, cuyo resultado regulativo es la gratuidad total en todos sus ámbitos, el don de Dios en definitiva.

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