Elecciones y visiones de País

Terminaron las elecciones para presidente en Colombia y sigue la segunda vuelta. Los candidatos que quedaron en primero y segundo lugar, representan extremos opuestos. Para mí esto muestra con claridad que hay distintas visiones de país y es normal que se opongan y de manera radical. Por eso escribí en un artículo anterior que no temo a las polarizaciones. Estas son la consecuencia lógica de un compromiso fuerte con un proyecto que se quiere llevar adelante. ¿Qué hacer ahora? Seguir trabajando porque la visión de país que creemos -es la mejor-, pueda llegar al triunfo. ¿Qué hay fuerzas inmensas que derrotar para hacerlo posible? Sí, no es para menos. Pero esa es la vida, con montañas que superar pero con todo el entusiasmo humano y cristiano para luchar por ello.
Queda claro con lo que digo, que me inclino por el proyecto de país que propone Petro. No me gusta el proyecto de país de Duque muy lejano de la reconciliación y de los pobres. Ojala que los que le apostaron a otros candidatos vuelvan sobre el proyecto de país que ofrecen los dos candidatos contendores en la segunda vuelta y se inclinen por la propuesta que tenga “más bien común”. Es deseable que no haya abstención. Más vale perder/ganar votando que mantenerse el margen de los destinos que nos implican. Y sea cual sean los próximos resultados, ojalá crezcamos en conciencia política para no ser espectadores sino protagonistas.
De la Calle y Fajardo invitaron a seguir un proyecto de país que haga una Colombia mejor. No sabemos qué postura tomarán y menos la postura que tomen los que votaron por ellos. Pero si esperamos que en coherencia con lo que han ofrecido en sus campañas, apoyen al más cercano a ellos. Veremos qué pasa. Y que sepan sumar fuerzas como tanto lo proclamaron en sus campañas.
Una cosa queda clara y lo dijeron los noticieros: el gran perdedor fue Vargas Lleras, al que no le sirvieron las maquinarias. Terrible que se diga con todas las letras. O sea, se sabe de estas artimañas y se dice pero eso no lo estigmatiza como si estigmatizaría si fuera un candidato de izquierda. ¡Cuánta conciencia crítica falta!
Con el mensaje de Petro me siento identificada como ya dije. Petro tiene un discurso sólido, crítico del sistema y proponiendo cambios reales y posibles. Un país plural, libre, con derechos para todos, especialmente, los más pobres, defendiendo la creación, buscando la reconciliación con todos después de 50 años de conflicto armado.
Duque agradeció a todos los que le ayudaron –especialmente a Uribe, por supuesto- y ofreció un país para todos pero poniendo todo el énfasis en la “mano dura” en todos los sentidos. Eso de mano dura ya lo escuchamos en el país ¿no? Y tuvo a favor que todos los canales transmitieron sus palabras, cortando el discurso de Petro. Estas tácticas de los medios de comunicación también ya las conocemos. Divulgan lo que quieren y lo que favorece al poder hegemónico. Duque, después de su discurso sobre “mano dura” (legalidad), ofreció mucho más de lo que ofrece Petro, es decir, Duque ¡sí que resultó populista! Se copió de absolutamente todo lo que ofrecieron todos los otros candidatos y prometió que lo hará. Pero claro, los de derecha pueden ofrecer todo y no son populistas. Ellos si lo pueden realizar. Pero los de izquierda no pueden hacerlo. Y, como no puede ser crítico del sistema establecido –ese que mantiene a la mayoría de la población en la pobreza- levanta calumnias del candidato opositor afirmando que promueve la lucha de clases, que va a expropiar, a establecer una dictadura y, por supuesto, que todo lo que promete no lo va a cumplir –que son palabras vacías-. Pero claro, el discurso de Duque no enciende odios, ni crea polarización. Lo que gritó la multitud sobre Petro, al escucharlo, no interesa. A fin de cuentas él critica a uno de izquierda y eso no se percibe negativamente.
Quedan tres semanas para definir el futuro de país. No me extrañará que gane Duque. El poder establecido es muy fuerte, la maquinaria inmensa y las mentes colonizadas mucho más. Pero se puede seguir soñando porque los sueños se van haciendo realidad a fuerza de empeñarse en ellos. David venció a Goliat, Francisco va venciendo tantos años de papados conservadores, de repente es posible que esta vez la vida de los pobres gane la partida. ¡A seguir trabajando por lograrlo! Vale la pena intentarlo.
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