Job en el hospital

Me llevan y me traen me pierdo
me sublevo y me adentro perdido
por los infiernos del hospital militarizado
soldadesca levantada en armas
cirujanos sanguijuelas químicos
que fumigan cuerpos entumecidos
exhaustos de pastillas jeringas o goteros.
Y uno asumiendo esta barahúnda
como un Job posmoderno protestando
a Quirón, Esculapio e Hipócrates.
Job era más protestante que católico precisamente
porque no estaba muy católico el pobre
por eso criticaba al Dios Padre y a la Naturaleza
la vida y la existencia que lo habían devastado
con una especie de cáncer a la antigua.

Recorro el laberinto con Minotauro al fondo
me exigen ser torero de la muerte inminente
o acaso aplazada quién sabe ya del caso
pues los que van a morir somos ya todos
en fila india y haciendo el ídem o bien
de forma escalonada diversículamente
concitando versículos y salmos con ensalmos.
Unos mejor y otros peor mas todos malamente
dada la testa testaruda de nuestra ciencia médica
que nos alarga la vida y la empeora
que aletarga la vida con fármacos y ungüentos
que abotarga la vida en duras residencias
y afrenta la existencia en lugar de afrontar
la dexistencia de una vez por todas
el éxitus final la trascendencia del hombre
que sobrepasa su anegada inmanencia.

La paciencia de Job se agota y el pobre
grita a sus amigos todavía más indigentes
que él mismo porque no viven ni dejan vivir
ya que culpabilizan al hombre de las locas
travesuras de la Naturaleza y de Dios mismo
conjurado con el diablo en la Biblia mefistofélicamente.
Hasta que al final el propio Dios despierta
de su letargo infinito Deus otiosus y sale a la luz
desde su escondite Deus absconditus dando la cara
mostrando por fin su auténtico lado ambivalente
poderoso y amoroso
pues se ha enfadado con la crítica humanista de Job
y un Dios cabreado es Padre patriarcal y Madre matriarcal
Dios descarnado del Viejo Testamento y Dios encarnado de Jesús
un Dios como la vida misma atravesada fatalmente
por una muerte encinta que nos abre y nos raja
nos mata y nos salva positiva y negativamente
como un amor reconvertido en “amors”.
Amor mortal deseo insatisfecho satisfacción opaca
un amor que atraviesa nuestra historia iracunda
hasta acabar con ella como potencia radical
de vida, muerte y transmutación escatológica.
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