Sobrevivir (y Claves de la vida 52)
A los hombres no les gusta la muerte
porque no aman la paz (J.Mercanton)
Mi médica de cabecera me recomienda escribir sobre mi enfermedad por si ello ayuda a otros o a mí mismo, pero me siento escéptico ya que la enfermedad más bien desayuda a todos: lo demás son retóricas. Ninguna enfermedad es heroica sino antiheroica, y no se trata de ser un héroe pagano o pío ya que la enfermedad no expía nada, sino que cumple su función de puente entre lo vital y lo mortal. Pero el hombre ama la belicosidad heroica de la vida y no la paz antiheroica de la muerte, así que sufre en la enfermedad la impaciencia de la muerte anunciada.
Lo diré sin rodeos: mi modelo de enfermo es el Job bíblico auténtico e impaciente, y no el inauténtico o beatífico, así pues, el que despotrica contra Dios y el diablo, la madre natura y los amigos fatuos, en nombre de su propia devastación existencial por parte de un destino cruel. Hasta que finalmente asume su condición de ser humano y, por tanto, de pobre hombre gris bajo el duro firmamento azul. Algunos científicos consideran la vida en general, y la nuestra en particular, como una enfermedad propia de la materia, la cual pierde su tradicional solidez y consistencia para embarcarse evolutivamente en la insolidez de un existencia en precario. Ahora bien, Job protesta e integra, es negativo y positivo, encajando finalmente su mal al proyectarlo en un horizonte abierto de signo religioso o religado, es decir, amoroso.
Más que ánimo viril en la enfermedad, como nos predican los huecos amigos de Job, se necesita ánima femenina de carácter asuntivo. Yo mismo uso un doble truco con mi propia enfermedad: un toque reactivo y una pizca de humor, implicación trágica y proyección cómica, de acuerdo con nuestra tragicomedia de la vida y de la muerte. Frente a prédicas caducas de amigos bienintencionados, hay que usar un arte combinatorio que aduna la ambivalencia del sentido y del sinsentido de nuestra existencia, sobre todo en sus límites, pues no se trata de luchar con dureza o entereza, bastante dura es ya la cosa, sino de aceptar la partición y la rotura siquiera críticamente.
En la enfermedad exponemos más a fondo la herida constitutiva de la vida, pero tampoco el sano está exento de heridas. Por lo demás, hay una reactividad del espíritu, alma o mente a la decadencia del cuerpo, lo que posibilita cierta emergencia típicamente humana en medio de la zozobra animal o inhumana. Uno puede consolarse pensando que otros humanos también pasaron por estos trances, y algunos por otros aún peores.
Es cierto que a menudo los remedios terapéuticos resultan tan malos como la propia enfermedad, y tal es el caso de la quimioterapia en el tratamiento del cáncer. Pero médicos y enfermeras tratan de curarnos, junto al entorno de la familia y amigos, de ahí la importancia al respecto de un hábitat humano compasivo. En todo caso, se trata de no ideologizar, no engañarse, no ser otro, llevar las riendas mientras se pueda y, finalmente, asumir un destino que hay que revertir en destinación humana y humanitaria. Pues la enfermedad es un grito abierto sin respuesta, ya que la respuesta es el silencio final.
Ahora bien, sobreviviremos a la vida, aunque no por una inmortalidad inmanente o mundana predicada hoy en día por algunos estólidos o insensatos, sino porque la propia muerte implica la trasvida o descanso eterno, respetando las creencias de cada cual al respecto. Como dijo el poeta, tras el mal tiempo, por fin la eternidad.
CLAVES DE LA VIDA 52
---Dios late en el interior: latiente.
---Dios no es referencia: Dios es aferencia.
---El cristianismo es más que la Iglesia: Cristo es más que san Pablo.
---En la vejez empalmo con mi infancia mística: recuperando el sentido religioso y religado del Dios religador.
---El sentido: lo que siente la razón y consiente el corazón.
---El amor como fluctuación cuántica: personalizada.
---Hay que situar al hombre sociológicamente: pero no sitiarlo o asediarlo.
---El enigma es un misterio que se aclara enigmáticamente (inmanentemente): el misterio es un enigma que se oscurece misteriosamente (trascendentemente).
---De viejo destilo lo acumulado: alquímicamente.
---Soy un pequeño filósofo: pero filósofo.
---Pienso luego existo: tengo pienso luego resisto.
---Juan Carlos I ha sido nuestro mejor rey: calculemos los demás.
---Oigo viejas canciones folklóricas del trío los Panchos, los cuales tienen tres etapas: la buena, la mejor y la regular (o mejor irregular): escucho una fina versión de “Vagabundo” y “Pecado”.
---Enrique Bunbury “Con el alma en los labios”: una versión contracultural de la copla (desacoplada).
---Dime que me quieres: la canción del amor pobre cantada a lo progre por Arturo Pareja.
---Qué ganas de vivir en este día azul: la gente sale a andar y recorrer el mar: bajo un sol apacible bañados por su luz.
---No se dice judiada: se dice jodiada.
---No tengáis miedo: yo tengo pavor.
---En la vida he sido dichoso: más de dicho que de dicha.
---La Pasión según san Mateo de Bach por el germano Furtwängler nos implica y concentra (interiorización): la Pasión según san Mateo de Bach por el judeocristiano Klemperer nos expande y recentra (trascendencia).
---El Arabesco de Marin Marais por J.Savall: la viola barroca turgente, ensimismada y flotante.
---El Dios de Ratzinger y el Dios de Bergoglio es el mismo: pero no lo mismo.
---Dios representa el enigma misterioso de la existencia: y su proyección de sentido implícito o implicado.
porque no aman la paz (J.Mercanton)
Mi médica de cabecera me recomienda escribir sobre mi enfermedad por si ello ayuda a otros o a mí mismo, pero me siento escéptico ya que la enfermedad más bien desayuda a todos: lo demás son retóricas. Ninguna enfermedad es heroica sino antiheroica, y no se trata de ser un héroe pagano o pío ya que la enfermedad no expía nada, sino que cumple su función de puente entre lo vital y lo mortal. Pero el hombre ama la belicosidad heroica de la vida y no la paz antiheroica de la muerte, así que sufre en la enfermedad la impaciencia de la muerte anunciada.
Lo diré sin rodeos: mi modelo de enfermo es el Job bíblico auténtico e impaciente, y no el inauténtico o beatífico, así pues, el que despotrica contra Dios y el diablo, la madre natura y los amigos fatuos, en nombre de su propia devastación existencial por parte de un destino cruel. Hasta que finalmente asume su condición de ser humano y, por tanto, de pobre hombre gris bajo el duro firmamento azul. Algunos científicos consideran la vida en general, y la nuestra en particular, como una enfermedad propia de la materia, la cual pierde su tradicional solidez y consistencia para embarcarse evolutivamente en la insolidez de un existencia en precario. Ahora bien, Job protesta e integra, es negativo y positivo, encajando finalmente su mal al proyectarlo en un horizonte abierto de signo religioso o religado, es decir, amoroso.
Más que ánimo viril en la enfermedad, como nos predican los huecos amigos de Job, se necesita ánima femenina de carácter asuntivo. Yo mismo uso un doble truco con mi propia enfermedad: un toque reactivo y una pizca de humor, implicación trágica y proyección cómica, de acuerdo con nuestra tragicomedia de la vida y de la muerte. Frente a prédicas caducas de amigos bienintencionados, hay que usar un arte combinatorio que aduna la ambivalencia del sentido y del sinsentido de nuestra existencia, sobre todo en sus límites, pues no se trata de luchar con dureza o entereza, bastante dura es ya la cosa, sino de aceptar la partición y la rotura siquiera críticamente.
En la enfermedad exponemos más a fondo la herida constitutiva de la vida, pero tampoco el sano está exento de heridas. Por lo demás, hay una reactividad del espíritu, alma o mente a la decadencia del cuerpo, lo que posibilita cierta emergencia típicamente humana en medio de la zozobra animal o inhumana. Uno puede consolarse pensando que otros humanos también pasaron por estos trances, y algunos por otros aún peores.
Es cierto que a menudo los remedios terapéuticos resultan tan malos como la propia enfermedad, y tal es el caso de la quimioterapia en el tratamiento del cáncer. Pero médicos y enfermeras tratan de curarnos, junto al entorno de la familia y amigos, de ahí la importancia al respecto de un hábitat humano compasivo. En todo caso, se trata de no ideologizar, no engañarse, no ser otro, llevar las riendas mientras se pueda y, finalmente, asumir un destino que hay que revertir en destinación humana y humanitaria. Pues la enfermedad es un grito abierto sin respuesta, ya que la respuesta es el silencio final.
Ahora bien, sobreviviremos a la vida, aunque no por una inmortalidad inmanente o mundana predicada hoy en día por algunos estólidos o insensatos, sino porque la propia muerte implica la trasvida o descanso eterno, respetando las creencias de cada cual al respecto. Como dijo el poeta, tras el mal tiempo, por fin la eternidad.
CLAVES DE LA VIDA 52
---Dios late en el interior: latiente.
---Dios no es referencia: Dios es aferencia.
---El cristianismo es más que la Iglesia: Cristo es más que san Pablo.
---En la vejez empalmo con mi infancia mística: recuperando el sentido religioso y religado del Dios religador.
---El sentido: lo que siente la razón y consiente el corazón.
---El amor como fluctuación cuántica: personalizada.
---Hay que situar al hombre sociológicamente: pero no sitiarlo o asediarlo.
---El enigma es un misterio que se aclara enigmáticamente (inmanentemente): el misterio es un enigma que se oscurece misteriosamente (trascendentemente).
---De viejo destilo lo acumulado: alquímicamente.
---Soy un pequeño filósofo: pero filósofo.
---Pienso luego existo: tengo pienso luego resisto.
---Juan Carlos I ha sido nuestro mejor rey: calculemos los demás.
---Oigo viejas canciones folklóricas del trío los Panchos, los cuales tienen tres etapas: la buena, la mejor y la regular (o mejor irregular): escucho una fina versión de “Vagabundo” y “Pecado”.
---Enrique Bunbury “Con el alma en los labios”: una versión contracultural de la copla (desacoplada).
---Dime que me quieres: la canción del amor pobre cantada a lo progre por Arturo Pareja.
---Qué ganas de vivir en este día azul: la gente sale a andar y recorrer el mar: bajo un sol apacible bañados por su luz.
---No se dice judiada: se dice jodiada.
---No tengáis miedo: yo tengo pavor.
---En la vida he sido dichoso: más de dicho que de dicha.
---La Pasión según san Mateo de Bach por el germano Furtwängler nos implica y concentra (interiorización): la Pasión según san Mateo de Bach por el judeocristiano Klemperer nos expande y recentra (trascendencia).
---El Arabesco de Marin Marais por J.Savall: la viola barroca turgente, ensimismada y flotante.
---El Dios de Ratzinger y el Dios de Bergoglio es el mismo: pero no lo mismo.
---Dios representa el enigma misterioso de la existencia: y su proyección de sentido implícito o implicado.