El animal metafísico (y La vida y su sombra 2)

EL ANIMAL METAFÍSICO

Lo esencial es invisible a los ojos
(A.Saint-Exupéry).


El hombre es el animal metafísico, porque es la vez físico y transfísico, corporal y anímico, natural y cultural, material y espiritual, real e imaginal o imaginativo, sensible y racional. El animal humano atraviesa su condición inmanente para trascenderse proyectivamente, por eso es un ser finito abierto indefinidamente al todo, y por lo mismo es un ser temporal que proyecta a Dios como símbolo trastemporal, contrapunteado/contraputeado por el diablo.

Pero no se trata meramente de proyectar, sino de traspasar los límites humanos y mundanos a través de la mitología y la mística, la investigación científica y el arte, el amor transgresor de toda cerrazón. El hombre no es meramente un animal fronterizo sino transfronterizo, como intuyó Nietzsche, y no solo a través del sueño o la ensoñación sino a través de lo visible o existencial, tratando de entrever lo invisible y esencial. Pues lo visible es físico, mas lo invisible es metafísico.

El hombre no traspasa meramente lo dado de modo subjetivo o representativo, sino objetiva y presentativamente: así el amor que atraviesa la carne y el sexo hasta encaramarse en el alma más allá de la muerte, emplazando el plazo del tiempo en la plaza de la eternidad. La pulsión de vida o voluntad de vivir es como un torrente energético que todo lo perfora y atraviesa aviesamente, trasmutando la meta final de la muerte en una meta-muerte que exhala el alma como trasvida en la totalidad del universo.

El hombre como animal metafísico trasforma su naturaleza animal en sobrenaturaleza humana, si bien afincada en la finitud, la contingencia y la muerte. Pero es una finitud abierta y una contingencia atemperada. La propia muerte ya no es vivida animalescamente como no-ser, sino como transer, vacío o nirvana. Este transer de la muerte ya no es el ser de la vida, pero sí un valor o valer axiológico, una valencia humana que el hombre interpone entre el tiempo y el trastiempo como un un intersticio o entre-ser.

La metafísica que el hombre encarna es por tanto una vivencia radical y trascendental. No algo meramente mental sino vivencial. La razón meramente racional o científica nos vacuna en estos días de virulencia en favor de la vida, pero la razón metafísica o transracional nos vacuna siempre contra la propia muerte. La cual entonces ya no es la meta de la vida, como en el animal, sino una meta diferida, indefinida y difuminada: la muerte como muerte metafísica, es decir, real y transreal, entitativa y simbólica, surreal. Alguien podría decir que la metafísica se convierte aquí en “matafísica”, por cuanto supera y supura a la muerte física.

La auténtica metafísica trasforma la razón pura o abstracta en co-razón impura y concreta, concrescente o concreadora de lo real en su surrealidad, abriendo lo visible a lo invisible y lo dado estáticamente en su dación dinámica en devenir y advenir. Ahora bien, la vieja metafísica clásica y tradicional cometió el craso error de estudiar el ser de los seres al margen de los seres, así como lo real al margen de su realidad, recayendo así en una fantasmagoría de elucubraciones abstrusas y en una especulación o espejismo de carácter puramente ideal o irreal. Pero la auténtica metafísica debe dar cuenta del ser de los seres y de la experiencia de la realidad en todo su colorido, sin cercenar su cromatismo, que por cierto incluye tanto la blancura como la negrura.

La pregunta metafísica sigue siendo por qué hay ser en lugar de nada, pero su respuesta debe tener en cuenta no solo el ser visible con los ojos sino también la nada invisible que lo envuelve, no solo lo dado o el dato sino su dación, no solo el ente compacto sino el transer que lo distiende. Este transer que distiende y abre el ser compacto o cerrado es el amor disolvente del ente, como característica más propia del animal humano y su metafísica. En efecto, el amor significa en esta nueva metafísica lo sublime. El amor es la gracia que agracia la desgracia del hombre encerrado en su mundo, mas abierto a su trasmundo metafísicamente.

Una metafísica que yo denominaría tras Heidegger una “mitofísica”, así pues una filosofía inspirada en nuestra conciencia científica y humanística, sin los viejos fundamentalismos y dogmatismos pesados del pasado. Incluso podríamos ofrecer aquí su primer principio que suena así: el ser es pero no es, y la nada no es pero es. Este principio principia o comienza por reunir la mentalidad occidental y oriental, el ser físico y la nada o vacío cuántico, la luz visible y la oscuridad invisible, el viejo Dios y el diablo. Un buen punto de partida para una vieja/nueva metafísica.

LA VIDA Y SU SOMBRA 2

---Habría que trasformar el amén bíblico del Antiguo Testamento en un “amen” evangélico (sin tilde) propio de Jesús.

---Con lo que me quieres me basta: y con lo que te quiero nos sobra.

---Paradoja: ando buscando delante un sentido o amor cuya reminiscencia o recuerdo proviene de atrás: haber sido amado.

---No hay materia y espíritu sin su correlación: hay materia espiritualizada y espíritu enmaterializado.

---La vieja confesión católica protege la intimidad y la desproteje: la inconfesión protestante seculariza la intimidad.

---El amor y su oscuridad: según Amos Oz.

---Que el sinsentido tenga tanta relevancia en nuestro mundo nos descansa otro tanto: relajándonos.

---Quien no se llega a desesperar en este mundo es un mundano cínico: lo sabían Schopenhauer y Kierkergaard, Camus y Cioran.

---El asombro ante la vida: y el estupor ante el mundo.

---No saber simplemente más: sino mejor.

---Soy un sacerdote un poco cerdote, con perdón, por culpa del cerdo ibérico: español de pata negra.

---Un juez español se enfrenta a la prohibición de fumar entre la gente por el coronavirus: un juez fumado.

---El mar está embravecido por nuestro querer y amor: que prosiga embravecido por nuestro amor y querer.

---En España no se suele dialogar sin levantar la voz: somos jupiterinos de rayos y truenos (sobre todo la derechona).

---Qué casualidad, el día que más me afecta la quimio es el jueves, día de Júpiter: así puedo elevar mi voz contra el dios del Olimpo desde la tierra (in)firme.

---De alguna amistad no sé dónde está, de otras lo sé seguro: en el corazón.

---Increíble que la Iglesia cristiana haya dado al Papa títulos imperiales: del Imperio romano.

---Asumir las tinieblas para acceder a la luz (C.G.Jung).

---Mi gusto por el Western quizás refleje mi subconsciente con el propio mal mortal interior: como ocurre en el film El mejor de los malvados.

---Un colega celoso me preguntó qué daba en la universidad: le dije que “hermenéutica diacrítica” (bueno, me contestó despectivo, es lo que damos todos en la enseñanza media).

---La ilusión mental es ilusa: la ilusión del corazón es amor.

---Si no se encuentra un sentido a la vida, hay que aportarlo humanizándola.

---Según la tradición antigua, morir nos fusiona con el Alma del mundo.

---En la Teogonía de Hesíodo, primero es el caos oscuro, luego la tierra media y a continuación el eros: la aspiración amorosa.

---Caos es la matriz, la tierra la gran madre y eros el hijo-hermano (hermanador).

---En la mitología clásica griega al principio es el eros , después la madre tierra (Gea) y Urano, finalmente nace Zeus que se declara el Dios supremo venciendo a los titanes.

---En otra versión primitiva, tras el caos proviene la diosa madre Eurínome que, fecundada por la sierpe Ofión, pone cual paloma el huevo cósmico del que emerge el universo.

---En la cultura pagana (por ejemplo, romana), coexiste la protección divina para los bienhechores, pero también la protección divina de Laverna para los malhechores.

---La división del mundo en Nietzsche entre el dios luminoso Apolo y Dioniso el dios oscuro, refleja la lucha entre el supramundo y el inframundo, el cielo y la tierra, lo solar y lo lunar.

---En la mitología nórdica la lucha es entre los dioses Ases solares y celestes con los dioses Vanes lunares y terrestres: Odín (Wotan) frente a Frey.

---En la misma mitología escandinava, la serpiente celeste vencerá finalmente a los dioses: porque la sierpe celeste representa la reunión de la fuerza terrestre y celeste (una especie de serpiente alada, como en el mito mesoamericano).

---Así que la lucha entre los contrarios se acaba aparcando en su conjunción o coimplicación: lo que he llamado el amor de los contrarios.

---En el trasfondo mitológico hay pues un combate entre el día y la noche: entre la acción guerrera masculina y la pasión nocturna femenina.

---En la Atenea griega y otras divinidades se da cierta síntesis o junción de la guerra y la paz, lo masculino guerrero y lo femenino pacífico.

---La clave final está en cierta androginia sagrada: una diosa masculina como Atenea, y un semidios femenino como Orfeo.

---Así que en nuestro trasfondo cultural y simbólico comparece la lucha entre lo material y lo espiritual, la vida y su sombra: pero también su mediación por algún dios (Hermes e Iris, Vishnú encarnado en Krishna o Jesús-Cristo).

---Jesús es también el gran mediador cristiano entre el Dios y el hombre, el cielo y el mundo: Dios-hombre y hombre-Dios.

---Finalmente nuestro trasfondo cultural mitológico expone el sentido existencial simbólicamente: como lucha y junción de contrarios, por ejemplo entre el poder masculino y la potencia femenina.

---Esta reunión de lo matriarcal y lo patriarcal se realiza humanamente en el fratriarcado o fratriarcalismo: hermandad de los opuestos compuestos.

---La división de los contrarios expresa el sufrimiento del hombre en el mundo: su junción la sanación.

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