Lo humano y trashumano (y Vivencias y convivencias 25)

Se aperciben hoy nuevos atrasos y retrasos en nuestra vida política y cultural, tales como el nacionalismo y el populismo de derechas e izquierdas. Viejos demonios arcaicos parecen despertar de su letargo, viejos atavismos y pesados pasados. Pero en el horizonte intelectual aflora una novedad que pretende ser drástica, un transhumanismo que quiere transformar esencialmente al hombre a través de la ciencia y las nuevas tecnologías, como la influyente robótica. Así que nos situamos entre el atraso y la aceleración, entre el retraso y la innovación, entre el pasado fósil y el futuro núbil: pues deberemos casarnos con nuestras máquinas, conmina el filósofo P.Sloterdijk.

Flota en nuestra conciencia posmoderna una crítica al hombre clásico o clasicote, la traición al hombre tradicional, la idea de un cierto fracaso histórico de la humanidad, apercibida hoy como perdida en un espacio-tiempo indefinido. De ahí la proyección de proyectos poshumanos y poshumanistas, que intentan transformar lo meramente humano en transhumano, buscando a través de un postismo de ciencia-ficción al posthumano feliz o casi, capaz de trascenderse a sí mismo, como quiere J.Huxley, y llegar a vivir 500 años, por ejemplo (pido socorro).

El ejemplo ejemplifica algo gordo o grueso, ya que solo algunos viejos dioses lograron vivir tanto, si bien para precipitarse finalmente en el abismo mortal. Y es que, como sabemos por nuestro cristianismo, ni Dios se libra de la muerte, con cuyo destino o destinación se topa toda existencia, porque es precisamente su tope natural y trascendental. Lo de una humanidad que se trasciende a sí misma, suena pues a vieja utopía de carácter laico o secular, ya que el transhumanismo se presenta como una especie de religión irreligiosa, lo que la aboca a un incierto nihilismo. Ahora bien en el trasfondo toda utopía tiene algo de pía, por lo que más bien se trataría de una religiosidad pagana, así pues de un neopaganismo hirsuto.

Entendámonos, la idea transhumanista de mejorar esencialmente al hombre y a la humanidad resulta positiva y positivista, optimista y aún eufórica, aunque olvida que al hombre no se le puede mejorar esencialmente, sino solo existencialmente. Pero también olvida este transhumanismo positivo su propio contrapunto negativo, representado por el límite y la limitación, tanto de la ciencia y la tecnología como del hombre y su hambre de inmortalidad o felicidad. En efecto, con la muerte hemos topado, y todo lo que ella significa y conlleva, la contingencia y la finitud del hombre y lo humano en un universo igualmente finito y limitado. Paradójicamente la muerte es la auténtica y radical transformación del hombre y lo humano en transhumano, mientras que el transhumanismo es una proyección que parece olvidar lo que hay detrás de lo humano: su labilidad radical. Por lo demás, la fórmula del transhumanismo es meramente cuantitativa y funcional (humanity+, humanidad plus), mientras que precisamos un plus de humanidad como fórmula humana y humanista.

Lo que necesitamos no es tanto “humanidad más”, cuanto más humanidad, pues nada auténticamente humano debe sernos ajeno. La humanidad es fracaso no precisamente por su humanidad, sino por su inhumanidad. El peligro del pasado es que nos arrastre en su involución ciega, pero el peligro del futuro es que nos arrolle en su revolución visionaria. Entre el pasado atávico y el futuro ingrávido, el presente humano representa nuestra estancia evolutiva y abierta, no a una utopía dislocada o loca, sino a una “eutopía” (bien-estar) como ámbito de encuentro de nuestra común humanidad. La cual bastante tiene con ejercer de tal en la ciencia y en la religión, en la política y en la cultura contemporánea, apoyando todo avance humano y humanitario. Intuyo que la actual ciencia médica (oncológica), que para mi gracia y desgracia conozco suficiente, trataría de reparar el cuerpo cuantitativamente pero también ayudar al alma cualitativamente, por cuanto retrasa la muerte pero también la hace consciente. Lo que yo interpreto como una buena manera de irse haciendo una idea adecuada del final, para poder afrontarlo humanamente.

VIVENCIAS Y CONVIVENCIAS 25


---El problema de las religiones: el Dios-fantasma que proyectan.

---La identidad del hombre es la fraternidad.

---El amor es apertura antropológica: la muerte es apertura ontológica.

---La correlación amor y muerte: que el amor asuma la muerte, y que la muerte asuma el amor.

---En política hagamos lo posible, en cultura hagamos lo imposible: la fraternidad.

---Según Celso, la Magdalena sería la mujer “histérica” fundadora del cristianismo: al proclamar su amor la resurrección de Jesús.

---En la obra de Graham Green hay una asunción del mal trasfiguradora de su absurdo: a pesar de todo.

---Una vida sin música es una vida sin simbolización.

---Eduardo Cirlot busca una flor de cristal inaccesible: yo busco un cristal florecido igualmente inaccesible.

---En el mito de Tristán e Isolda el amor es la muerte.

---El simbolismo femenino del Grial: el simbolismo del amor buscado por el hombre.

---Según A.Camus, la pintura de Botticelli se caracteriza por su gracia melancólica: la sonrisa triste.

---El amor es el diálogo de eros y logos.

---Quiero ser un hermano del hombre: pero no un hermano político (M.L.King).

---Quiero ser un hermano del hombre: para no hacer el primo.

---La fraternidad es la hermandad entre (fra) la ternidad teológica del Padre, el Hijo y el Espíritu Santo: y entre la terna antropológica del padre, la madre y el hijo-hermano.

---Estoy airado, necesito airearme: el aire contra la ira.

---El auténtico amor es moroso: la amorosidad es morosidad.

---La muerte como sujeto transicional: de la vida a la trasvida.

---Mis propios libros son como flotadores que me reflotan: culturalmente.

---Mi penúltimo libro huele a espina de pescado, pero el último huele a acacias: lo ha editado Entreacacias.

---En mi librejo Poética senti-mental se ofrece una Ilustracción romántica simbolizada por la luz que asume las tinieblas en la portada, por la voz que susurra el silencio en la música de Gontzal Mendibil y por mi figura de contraportada que asume la decadencia con incierta cadencia o trasfiguración.

---Me alegra que mis versos hayan inspirado las bellas canciones del cantautor: pues la música nos encanta y nos hace cantar.

---Mis versos ofrecen cierta mística sensual.

---El sentido claroscuro del alma: lo esencial es lo existencial, pero lo existencial es lo esencial.

---Un poco de música reconforta: demasiada inunda el alma.

---Jordi Costa recuerda el tiempo contracultural de la transición política: entre la sotana y la pana.

---La sotana era el viejo clericato: la pana era el nuevo clericato.

---Los hechos no cambian, dice Pedro Duque: pero cambia su significación.

---Si lo ves todo blanco o todo negro no vayas al oculista: vete al psicólogo.

---El amor es musical y por ello nos encanta: es un encanto que nos hace cantar.

---Más que creer en el amor: querer en el amor.

---Hay un amor a-priori que está pendiente del otro: y hay un amor a-posteriori que está dependiente del otro.

---Picasso no tenía amigos sino amantes: yo no tengo amantes sino amigos.

---La quimioterapia como descenso a los infiernos: me impide llorar porque las lágrimas queman mis párpados.

---Estoy sulfuroso o sulfurado: como si me hubieran azufrado.

---El contraste de estar bien tras estar mal: la astucia de la naturaleza.

---No tengo poder cultural: solo cierta potencia o poetancia.

---Este siglo XXI parece una sosada: mejor así que sea una sonada.

---El español según Hitler es moro y moroso: Hitler según el español es ario y horroroso.

---La vida es dura: que nadie nos la endurezca más.
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