Herejías de consumo y Jon Sobrino de por medio (3)

Premonición: como pueden ver por la fecha del primer artículo sobre herejías --10 de marzo--, todavía no había saltado la noticia de la condena a Jon Sobrino por "hereje". Debo entender y deducir que el don de la profecía no es exclusivo de los siervos de Dios, también es gracia que se concede a los "des-graciados". O si no, llamémoslo premonición.
Hoy día nos encontramos con herejías aquí y allá, que puestas en parangón con las del pasado son naderías de poca monta.
Puede que ni haya siquiera interés en denunciarlas ni, menos, en examinarlas. Son lugares comunes. Ya nadie muere por ellas. Sí, a veces, como mucho un tirón de orejas oficial, una defenestración laboral y a recibir, la Iglesia, la contestación de la sociedad: recibe más daño con ello que el que trata de evitar.
La lucha secular contra aquellos mastodontes doctrinales los dejó exhaustos. Habrá quien sienta cierta nostalgia de aquella barahunda doctrinal de donde nacía prístina la verdadera línea fideísta... Otros podrían pensar en aquello de "hacer de la necesidad virtud".
a) La primera herejía es la existencia del Vaticano, un Estado, la burocracia de la fe, el poder temporal mediático, ejército personal, legaciones, todo ello "tan divino", pero...
b) El cristocentrismo de las masas en sus múltiples variedades, con la desaparición efectiva del Padre y prácticamente de la divinidad de Cristo; un Cristo sentido desde la más cercana de las humanidades, con lo que de pre-concilios de Éfeso y Calcedonia supone. Pero...
c) Consecuencia de lo anterior, la consideración fáctica de Cristo no como igual al Padre sino únicamente como puente, pontífice, medio, mediador, no sujeto de latría como Dios que es. Pero....
d) La práctica piadosa de los fieles mil, la sensiblería a flor de piel, el pietismo que tira hacia el monte protestante, el “Jesusito mío”, “sagrado corazón de Jesús en vos confío”. Pero...
e) La caterva de santos mediadores, otra de ellas, que consiguen "más cosas" que el mismísimo Cristo mediador y que la Virgen santísima. Eso sí, medidadores efectivos en el campo determinado de su especialidad.
f) Por la otra banda de la fe, la búsqueda de Dios como Trascendente, Englobante, Envolvente, como “Impulso creador” que late en el fondo de todas las cosas y todos los seres. Ésta "desviación" es otra herejía más, aunque esto ya puede ser un panteísmo redivivo.
g) Y no digamos nada de la inmensa herejía que supone “la madre de Dios” con cotos inigualables de poder mediador: su multiplicidad es deliterante, inabarcable, mastodóntica... Es la lógica revitalización de todos los mitos sobre "Diosas Madres". Herético todo, sí, pero...
h) Y conectada con esta inmensa herejía mariana imposible de desenraizar, por sobredimensión, la herejía de dar crédito a grutas, estatuas, lágrimas, sangre... producto de pretendidas apariciones a las que la Iglesia oficial pone el sello de "auténticas".
Ante todo esto, ¿qué supone una consideración piadosa más --o menos-- hacia aquí o hacia allá de un Juan cualquiera? Con su pan se lo comen y unos a otros se tiran los mendrugos endurecidos que ningún aldeano de la fe quiere siquiera recoger del suelo en forma de migajas. Es el banquete del Evangelio, pero al revés.