"Historia criminal del cristianismo". Karlheinz Deschner.
Es tal el cúmulo de literatura edulcorada la que ha recibido el fiel cristiano que un poco de vinagre no sólo no restaría esplendor a la ensalada crédula sino que le aportaría otro sabor más apetitoso. El rastro que en la Iglesia ha dejado el hombre cuando se ve arrastrado por sus instintos y pasiones, es tan grande que, al conocerlo, causa admiración el esfuerzo que han tenido que realizar sus apologetas para ocultarlo. Pero lo han conseguido.
Historia humana, se defienden, incrustada en la misma historia de la salvación. Pues para ser humana, lo que relumbra es lo peor y más sórdido que la humanidad ha parido.
Esta obra monumental, todavía según su autor inacabada, se publicó en Alemania a partir de los años 70 y hasta el momento han aparecido diez tomos. En España la Editorial Roca ha publicado, en nueve tomos, cinco de la edición alemana. Como es sabido la Ed. Roca ha sido adquirida por Planeta y según los responsables de la misma no entra en sus cálculos seguir publicando el resto.
¿Motivo? Unos dicen que la ideología "cristiana" de los editores se lo impide; según otros, debido a las "suaves" presiones de la Jerarquía Católica Española.
Ocioso es preguntarse el porqué, so pena de caer en la ingenuidad. ¿No es la verdad lo que pretenden que refulja en la Iglesia? ¿Por qué esa reticencia, caso de ser cierta la presión anti publicación, a la hora de saber qué se esconde detrás de tanta perfección, tanto esplendor, tanto lustre y tanta entrega?
K.Deschner, él mismo lo afirma, no ha querido en ningún momento que tal obra fuera un ejercicio de elucubración. Todo cuanto afirma está documentado. Es tal el cúmulo de citas-al-pie que la lectura de esta obra causa una cierta fatiga. No podía ser de otro modo, so pena de que vinieran a reprocharle que todo es una monumental invención.
Hay documentación de todo el error propalado y todo el horror acumulado en la historia del cristianismo, de su "historia criminal", persecuciones a otras religiones, guerras religiosas, masacres en nombre de Dios, disputas teológicas sin cuento donde cualquier documento iba firmado con la sangre de los contrarios, falsificación de documentos, cacería de disidentes (para ellos herejes), quema de mujeres humildes (brujas), prisiones eclesiásticas, prohibiciones de actos puramente naturales, maldiciones, negación de descubrimientos científicos, odio a la libertad, defensa de la esclavitud física y espiritual, vida sin amor humano, prohibición de reír...
Cada palabra anterior está, en la obra de K.Deschner, documentada con abundantes citas y gruesos sumarios. No hay ni puede haber comprensión histórica, ni justificación, ni perdón ni olvido por la única razón de que sus acciones deben responder al tribunal de su propio credo, un credo que tiene como fundamento el amor y la verdad.
Si tal doctrina ha producido tales actos en contra de los hombres, hay que erradicar la doctrina para salvar a los hombres. Lo que ha sucedido sucederá si se dan las circunstancias propicias.
Sirvan como colofón de lo dicho algunos párrafos extractados de la introducción al Tomo IV:
A muchas personas, quizá la mayoría, les asusta admitir la mentira más burda en el campo para ellos “más sagrado”. Les parece inconcebible que quienes dan testimonio ocular y auricular del Señor puedan no ser más que vulgares falsarios. Pero nunca se ha mentido y engañado con tanta frecuencia y tanta falta de escrúpulos como en el campo de la religión.
Y es cabalmente en el cristianismo, la única religión verdadera y realmente salvífica, donde dar gato por liebre está a la orden del día, donde se crea una jungla casi infinita de engaño desde la Antigüedad y en la Edad Media en particular.
Pero se sigue falsificando en el siglo xx, de manera masiva y oficial. Así, J. A. Farrer se pregunta casi desesperado: “Si se reflexiona sobre todo lo que ha surgido de este engaño sistemático, todas las luchas entre papas y soberanos terrenos, la destitución de reyes y emperadores, las excomuniones, las inquisiciones, las indulgencias, absoluciones, persecuciones y cremaciones, etc., y se considera que toda esta triste historia era el resultado inmediato de una serie de falsificaciones, de las que la Donatio Constantini y los falsos Decretos no fueron las primeras, aunque eso sí, las más importantes, se siente uno obligado a preguntar si ha sido más la mentira que la verdad lo que ha influido de manera permanente sobre la historia de la humanidad” [2]