La incompetencia

A propósito del momento actual, cuando se elaboran las listas electorales: muchos habrá, entre ellos, cuyo mérito único sea el haber sabido medrar. ¿Capacidad? Eso vendrá por añadidura... o por contratación de asesores. 

Es un derivado del famoso principio de Peter (En una jerarquía, todo empleado tiende a ascender hasta su nivel de incompetencia: la nata sube hasta cortarse) y a su vez de la observación que Ortega y Gasset hizo respecto a la proliferación de cargos en Argentina con la solución propuesta por él, la de bajar a todos los empleados un grado visto el nivel de incompetencia demostrado.

ENUNCIADO que hacemos de este principio relacionado con los cargos políticos: El nivel de incompetencia al que puede llegar un dirigente político es directamente proporcional al número de asesores de que se rodea.

El diferencial de incompetencia se mide según el número de elementos añadidos a los que antes existían, que a su vez perduran del dirigente incapacitado anterior.

No parece tener relación directa con el principio del nepotismo temporal, que aprovecha la temporalidad de los cargos para situar en buena posición a los allegados... Se podría relacionar con el principio del oportunismo, que hace bueno el refrán
“hay que coger la ocasión por los pelos”, aunque “la pinten calva”, que en palabras de los goliardos alemanes (s. XII-XIII) queda mejor: Verum est quod legitur – fronte capillata – sed plerumque sequitur – occassio calvata.

La incompetencia se trata de paliar con elementos totalmente ajenos a la función para la que fue designado o elegido. Así: expresiones faciales reconcentradas ante cosas de las que no entienden; risas vagas; expresiones y gestos ausentes como quien está pensando en asuntos de mayor calado; afán de quedar bien en todo momento; afirmar las propias convicciones a gritos que lo único que pretenden es darse mayor seguridad a sí mismos...

Es curioso observar en algunas entrevistas insustanciales que mueren en televisión, cómo se nota que el entrevistador no ha preparado absolutamente nada del tema que lleva entre manos: se admira de todo, deja entrever que no tiene idea de nada, pone cara de circunstancias y de sumo interés… Un ejemplo entre mil, los urbanitas que se acercan a ver cómo se cultivan los espárragos o las alcachofas en los campos de Navarra. Es un decir, porque puede ser en mi pueblo.

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