La llamaban Trinidad.

Islas, multitud de ciudades americanas, regiones, buques insignia, nombres propios masculinos y femeninos... Ese legado onomástico también es fruto del credo cristiano. En el pueblo se la conoce por "la Trini". Fonéticamente tiene un sonido cristalino y juguetón.

Este domingo 15 de junio de 2014 celebra la Iglesia católica una de sus fiestas "fundamentales". Bien es verdad que cualquier fiesta --sean Pascua, Ascensión, Pentecostés, incluso Sagrado Corazón o la que sea-- dicen que es fundamental para la fe. ¿Cómo no hablar de "fundamentalistas"?

Es extraño o sorprendente que esa unicidad dual trinitaria aparezca de manera explícita en una sola religión, la cristiana, sin caer en la cuenta de que les podrían tildar de plagiarios dado que, como todos bien saben, precedentes y visos de tal trinidad hay en muchas otras religiones.

Otro dato que huele a chamusquina es que se hiciera explícita a partir de fechas algo tardías, año 325 del Concilio de Nicea y año 381, el de Constantinopla. ¿No era doctrina esencial? Debiera ser la claridad una de las características de las doctrinas fundantes en los textos fundacionales, pero no es el caso de la de marras.

También es sintomático, a la par que alarmante para ellos, que haya suscitado tantísimas teorías encontradas, que, cortado el cuello del signatario, se convertían automáticamente en herejías.

Sintomático y esclarecedor que el resto de las religiones lo denigren por politeísmo[Sugiero este ARTÍCULO de un blog musulmán sobre la Trinidad]. Y que, finalmente y para su desazón mental, suscite el más profundo desdén incluso en los fieles creyentes.

Éstos dan por supuesto que Dios es uno, pero actúan como si fuesen tres, donde el Padre "está pero como si no estaría", que dicen por el Norte; al Espíritu Santo se le cita cuando toca, pero nadie le reza; y el tercer elemento trinitario lo es cuando le dicen "Hijo" o "Verbo", pero sin apenas relación con el "amado Jesús". El único que cuenta es Cristo, quizá el Señor, quizá Jesusito de mi vida, ¿pero como Dios? Quiá. Cristo centro y sustento, aunque en la práctica por debajo de su Santísima Madre, que tiene más "adoradores" que el mismo Dios en su conjunto.

Extraña trinidad, pues, que no añadiría nada a la fe pero que sirve para engordar la panoplia teológica festivalera.

Respecto a eso que dicen "misterio de la Trinidad", si la razón o su vulgarización o el sentido común se ponen siquiera a considerarlo, no encontrarán más que sinrazones intragables. Pero argumentan, como siempre, que es un "misterio a creer" y no razonar. Curiosamente no se debe razonar lo que se cree, pero ellos aplican la razón para explicar lo inexplicable: sermones dominicales para remachar lo sabido, aunque parece que nadie se para a pensar en ello; teología para confirmar al ya confirmado; tratados y más tratados; y si alguno quiere edificar su edificio de fe dubitante con más doctrina, lo único que ofrecen son ladrillos doctrinales de arena.

Dicen que es un misterio, pero, a decir verdad, no es tan difícil entender racionalmente ese pretendido misterio: Padre e Hijo se aman; su amor es el "Espíritusanto". Así de sencillo, pero que ese conjunto de relaciones formen una única “personalidad” humildemente lo rechaza el sentido común, a no ser que entiendan por “personalidad” el citado conjunto. Así de sencillo, de explicable, de inteligible y de sandio.


Retrotrayéndonos a su proclamación dogmática, las preguntas son pertinentes a la par que relevantes. Porque… ¿en qué situación se encontraban los devotos antes de la fecha editorial? ¿Por qué razón dejó Dios a los hombres en tanta y tan prolongada ignorancia? ¿No eran también hijos suyos los que pensaban de otra manera? ¿Por qué tan poca claridad en dogma tan fundamental? ¿Por qué en el Testamento primero, el Antiguo, Dios no fue tan claro como... cuándo? Porque tampoco en el Nuevo está clara la cosa: las referencias explícitas son añadidos tardíos.

Echando “marcha atrás” y hurgando en la Biblia, los teólogos dicen que la “trinidad” es doctrina continuada y permanente: burda y simple mentira,, así de claro. Entre otras razones, opuestas al que quiere creer todo, porque el judaísmo siempre fue “monoteísta” y Pablo de Tarso, el teólogo fundante y fontanero, no es explícito en la definición de tal “trinidad”. Por supuesto que palabras para uso o desuso de lo que se quiera creer, siempre habrá. La Biblia lo justifica todo, aunque también los estudiosos de la Biblia suelen poner las cosas en su sitio. Como ejemplo de retorcimiento bíblico, en algún lugar he leído que del "hagamos" del Génesis se deduce la Trinidad divina.

Demasiado psicoanálisis escondido hay en todo esto.



No podemos pasar por alto, siquiera sea de modo sucinto, aunque con cierto morbo histórico, la relación más o menos cronológica de herejías o herejes referidas sólo al “misterio” de la Trinidad. Para cada nombre, hay en Internet suficiente información.

A) HEREJÍAS “MONÁRQUICAS” (Dios es uno y único)
• ebionitas;
• patripasianos (Práxeas, Noeto, Epígono, Cleómenes);
• sabelianismo modalista (Sabelio);
• hipsitarios;
• euquitas;
• bogomilos, valdenses, albigenses;
• socinianos o unitarios;
• arminianos;
• racionalismo kantiano, panteísmo germánico y teósofos: en siglos recientes.

B) HEREJÍAS “SEPARATISTAS” (Dios y Cristo son entes distintos)
• arrianismo y anomeas (Arrio, Aecio, Eunomio y Eudoxio);
• adopcionismo (Félix de Urgel y Elipando de Toledo);
• macedonianismo o neumatómacos (Maratón de Nicomedia, Macedonio de Constantinopla);
• focianismo (Focio de Constantinopla);
• semiarrianismo (Eusebio de Cesarea, Basilio de Ancira, Auxencio de Milán);
• triteísmo (Marción s.III, Filopón s.VI, Roscelín de Compiègne s.XI, Joaquín de Fiore s.XII, Günther s.XIX);
• jansenistas;
• modernistas.


El asunto no deja de tener su “quid”, en la consideración de lo "fundamental" que es este dogma. ¿No les hace pensar a los que rezan el credo trinitario todos los domingos?

A la vista de tal recua disidente, ¿es que hoy día la Iglesia no se merece algún "herejito" que otro? Más que nada porque se animara el cotarro y por echar un poco de salsa picante a la empanada teológica.

Como dato marginal macabro, considérese el hecho histórico de que, a comienzos del siglo VII, el rey hispano visigodo Recaredo obligó a sus súbditos a creer en la trinidad de Nicea ¡bajo pena de muerte! (Cierto que había mucha política escondida en ello, pues sus antagonistas eran arrianos). No olviden la historia, señores crédulos del presente.
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