Papas Todopoderosos

Los hechos y su noticia siguen teniendo plena vigencia. Ni fueron desmentidos por ahora, y es posible que no sean nunca impugnados. Y la noticia es que, en el escalafón de los personajes, hoy con mayor poder en el mundo, el Papa ocupa el número cinco. De los cuatro anteriores no sería más sana e higiénica su cita, con el sagrado fin de evitarles sobresaltos a quienes discurran y quieran seguir siendo cristianos. La historia es historia, pese a que la teología sea también teología en multitud de versiones.

En este contexto hay que advertir, con las debidas dosis de respeto, que de alguna misteriosa manera, y exactamente por tal condición de superioridad y poderío, es posible que a muchos cristianos les resulte prueba edificante y gloriosa de su fe y religiosidad la comprobación de la verdad estadística, que es eje de la referida noticia.

. Ni fue, ni es, ni será el “privilegiado” puesto que los expertos en el tema señalan, demostración consistente de la doctrina propiamente cristiana, despojada de cuantos aditamentos profanos hasta hacen alardear a algunos de superioridad religiosa, tanto personal como colectivamente. Supremacía y preponderancia jamás serán distintivos fiables, que atraigan y convenzan a quienes aspiran a ser y a ejercer como cristianos, es decir, como discípulos de Cristo Jesús.

. Aún más, la injuriosa creencia de que el evangelio pueda aspirar y justificar la infeliz correlación entre el poder y la redención, aumentará con creces cualquier propuesta de irreligiosidad y catecismo. Son y serán dignos de reprobación cuantos, aún con la mejor de las intenciones, pretendan evangelizar al prójimo desde estos presupuestos, antes o después de haber estudiado el catecismo en cualquiera de sus ediciones y grados, con las correspondientes bendiciones jerárquicas.

. La consecución del aventajado quinto puesto en el inventario tanto civil como religioso, de la persona del Papa, es para algunos, motivo suficiente como para descalificar labor y ministerio por ser Papa, sucesor del primero, por más señas, Pedro de nombre, depositario directo de las promesas salvadoras de Cristo Jesús.

. De entre tantas consecuencias como entraña este “principio, destaca el convencimiento de que el evangelio y su catequesis apenas si fueron repasados o, lo que sería más grave, haber sido entendidos al revés y al dictado de intereses personales o de grupos, por mucha “religiosidad” que se intente adscribirle. Evangelio y poder jamás se matrimoniarán ni en esta vida ni en la otra. La proclamación y difusión de este aserto es “palabra de Dios”, por lo que están de más, por apócrifos y falsos, otros comentarios.

. El hecho de que quienes, a pesar de todo, mantengan doctrinas distintas, y por eso las bendigan y aplaudan como únicos y verdaderos cristianos e hijos de la Iglesia, no significa otra cosa que el desvío al que consciente o inconscientemente fueron sometidos por los que se creen más “ortodoxos” y portadores en exclusiva de las verdades eternas, entre otras, que el evangelio y la consecución y reconocimiento de que el Papa está a la cabeza de los ”personajes” del mundo, es incuestionable. No pensaron jamás que “evangelio” y los “puestos mejores” son términos antitéticos.

Dios, y su máximo representante en las tierras cristianas, que es el Papa, es ciertamente todopoderoso. Pero lo es por su humildad, humanidad, paciencia, misericordia, compasión, mansedumbre, bondad y fragilidad…En este circuito de “poderes” y valores, el Papa –nuestro “Sumo Pontífice-, tendrá que situarse, no en el puesto número quinto, sino en el primero. Tal posición será la única que lo distinga y encumbre,”Amén”
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