Prevé un futuro “muy negro” para Europa, por el auge de los partidos de extrema-derecha Abad Barrué: “Es inhumano el trato que se da a los inmigrantes”

Abad Barrué
Abad Barrué

"El abad Barruè afirma en esta entrevista, que después de aprovecharnos de los recursos naturales de los países del Tercer Mundo, ahora maltratamos a los que llegan a Europa, debido al empobrecimiento de sus tierras, que los conquistadores, de ayer y de hoy, han hecho"

"P. Rafel Barruè ha dicho también que prevé un futuro “muy negro” para Europa, por el auge de los partidos de extrema-derecha en el viejo continente y también a escala mundial"

"El abad de Poblet ha lamentado que los partidos de extrema-derecha, con una desfachatez supina, se hayan atrevido a difamar al papa Francisco"

Con la valentía de los profetas, sin mirar hacia otro lado ni esconderse, el P. Rafel Barruè, abad del monasterio de Santa María de Poblet, ha denunciado a aquellos que criminalizan a las personas que llegan a Europa buscando una vida digna, ya que son tratados como “delincuentes”. 

En una entrevista a la Agència Catalana de Notícies, el abad Barruè (nacido en la ciudad valenciana de Vila-real, en 1966), dice que es “inhumano” el trato que se da a los inmigrantes y por eso, con audacia profética, denuncia las políticas de internamiento de migrantes: “Vienen a jugarse la vida, a vivir o a morir”, ya que muchos de ellos no llegan vivos a las costas de Europa. Y cuando hombres mujeres y niños llegan en pateras a las playas (no por turismo, evidentemente), se encuentran con una realidad adversa y hostil y nada evangélica. Por eso el abad Barruè afirma que “no puede ser que cierres a los inmigrantes como si fueran presos o hubieran hecho un mal”, afirmando que “es inhumano que una persona que llega en patera, medio ahogada, la metas en un campo de concentración como si fuera un delincuente”. Por eso el abad Barruè pide que la sociedad se ponga en la “piel” de los migrantes que llegan a Europa huyendo del hambre y de la guerra. El problema, como dice el abad Rafel, “es que Europa no ayuda a esos países; les han sacado todas las materias primas y cuando se han acabado, les han dejado”. 

Especial Papa Francisco y Cónclave

Barrué
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En relación a estas declaraciones del abad de Poblet, es importante recordar hoy las palabras del papa Juan Pablo II, cuando en 1992, en su viaje a la República Dominicana con motivo del V Centenario del “Descubrimiento” de América, y en un encuentro con indígenas, dijo: “¿Cómo podría olvidar en este V Centenario los enormes sufrimientos afligidos a los pobladores de este continente durante la época de la conquista y la colonización?”. 

Y el papa Benedicto XVI, en 2007 dijo también: “Ciertamente, el recuerdo de un pasado glorioso no puede ignorar las sombras que acompañaron la obra de evangelización del Continente Latinoamericano. No es posible olvidar los sufrimientos y las injusticias que infligieron los colonizadores a las poblaciones indígenas, a menudo, pisoteadas en sus derechos humanos fundamentales”.

Pero todavía fue mucho más explícito (y valiente) el papa Francisco, cuando siendo arzobispo de Buenos Aires señaló “los abusos de los españoles, porque evidentemente vinieron a hacer negocio en estas tierras y a llevarse el oro”. Unos años después, el papa Francisco, concretamente el 10 de julio de 2015, en su viaje a Bolivia, pidió “humildemente perdón, no solo por las ofensas de la propia Iglesia, sino por los crímenes contra los pueblos originarios durante la llamada conquista de América”. 

Cabe recordar que ya en 1988, el documento, “La Iglesia frente al racismo”, de la Comisión Pontificia, Justicia y Paz, decía: “La primera gran corriente de colonización europea se vio acompañada de hecho, por la destrucción masiva de las civilizaciones pre-colombinas y por la sujeción brutal de sus habitantes” (Gustavo Gutiérrez. “En busca de los pobres de Jesucristo”, página 19). 

Cuadro del abad Barrué
Cuadro del abad Barrué

Por todo eso, el abad Barruè afirma en esta entrevista, que después de aprovecharnos de los recursos naturales de los países del Tercer Mundo, ahora maltratamos a los que llegan a Europa, debido al empobrecimiento de sus tierras, que los conquistadores, de ayer y de hoy, han hecho.

En esta interesante entrevista a la Agència Catalana de Notícies, el P. Rafel Barruè ha dicho también que prevé un futuro “muy negro” para Europa, por el auge de los partidos de extrema-derecha en el viejo continente y también a escala mundial. El abad de Poblet, elegido por su comunidad hace un año, recuerda que en estos momentos vivimos una situación parecida a ahora hace cien años, cuando Mussolini llegó al poder en Italia: “¿Cómo puede ser eso?”, se pregunta (nos preguntamos), el abad Barruè, que por eso vaticina un futuro “muy negro” para Europa.

Y es que el P. Rafel Barruè, como muchos de nosotros, no acaba de entender la causa “del incremento” de los movimientos reaccionarios. En esta entrevista, el abad de Poblet denuncia la falacia y la idea falsa, aunque ampliamente difundida por la extrema-derecha, de que “no hay trabajo porque hay inmigrantes”.  

Barrué
Barrué

Por otra parte, el abad Barruè afirma que “no hay ningún partido político que tenga valores auténticamente cristianos”, aunque la Iglesia se tiene “que entender” con todos los partidos, en un papel de mediación. Pero con valentía, el abad Barruè afirma que la Iglesia “no se tiene que juntar con los partidos de extrema-derecha”.

El abad de Poblet ha lamentado que los partidos de extrema-derecha, con una desfachatez supina, se hayan atrevido a difamar al papa Francisco. Incluso un periodista de una emisora ultra, ha calificado al papa Francisco como representante de “esa generación criminal de la extrema-derecha montonera peronista”. El día que falleció el papa Bergoglio, este periodista tuvo la desfachatez de decir que “este papa  que por fin nos ha dejado, porque no nos ha dejado en paz, era una papa que odiaba a España profundamente, que la odiaba”. Para añadir todavía con suma desfachatez: “Si este sujeto llegó a papa”, es porque “la paloma, repito, el Espíritu Santo, se equivoca”. 

Por otra parte y gracias a la primavera del papa Bergoglio, el P. Rafel Barruè afirma en esta entrevista, que la Iglesia se encuentra en una etapa “de obertura de pensamiento y de diálogo”. Por eso y en vísperas que comience el cónclave, el P. Rafel Barruè afirma que los cardenales Cobo y Omella, de “conservadores no tienen nada”. Pero al mismo tiempo lamenta que también haya obispos que “se piensan que no tocan tierra”, que están como “flotando”. Son esos obispos que (a diferencia de lo que hacía el papa Francisco), “te están escuchando como si no te estuvieran escuchando”.  

En la actualidad, la comunidad monástica de Poblet, cuenta con 17 monjes y aunque en 25 años su número se ha reducido a la mitad, es un monasterio vivo, lleno de esperanza, que con el “ora et labora”, hacen de este cenobio, situado en la comarca de la Conca de Barberà, un lugar de paz y de acogida fraterna.

Cuadro de Barrué
Cuadro de Barrué

El abad Barruè, un monje artista (que pinta unos cuadros bellísimos), con su testimonio nos muestra que los monjes somos solitarios, sí, pero también solidarios con los problemas de nuestro mundo. Y como Jesús de Nazaret, el abad Barruè se “moja” en relación a los problemas de nuestra sociedad. No se mantiene “neutral”. Y es que los monjes de Poblet, y el abad Barruè especialmente, es un buen ejemplo de ello, ya que no vivimos encerrados en nosotros mismos, sino que vivimos comprometidos con la gente, compartiendo con los gozos y las esperanzas, las penas y el sufrimiento de nuestro mundo. Los monjes vivimos en un monasterio, pero somos sensibles a los problemas y al sufrimiento de nuestro mundo. Porque un monje encerrado, es un monje enterrado. Sin vida. Sin futuro. La oración y el trabajo de los monjes en el monasterio, no nos cierra los ojos a la realidad de nuestra sociedad, sino que la oración y el trabajo en el monasterio, nos abre nuevos horizontes y nos permite estar atentos al momento que vivimos y en comunión con nuestro mundo. 

El abad Barruè (licenciado en Bellas Artes por la Universitat Politècnica de València), como un profeta del siglo XXI, afronta y comparte los retos y las dificultades de nuestra sociedad, sin mirar hacia otro lado. Sin esconderse ante los problemas de nuestro mundo. Los monjes del monasterio de Poblet no viven encerrados ni enterrados, sino abiertos a la realidad que comparten con la gente y por eso salen en defensa de los Derechos Humanos, denunciando el trato que reciben las personas más vulnerables de nuestra sociedad y alertando a los ciudadanos del peligro que supone el auge de la extrema-derecha. Y es que las murallas de Poblet, no separan a los monjes de la realidad que vivimos, sino que, sensibles a la situación de nuestro mundo, los monjes, testigos de esperanza y de comunión, están unidos a cada persona que sufre y que llora.   

Abad Barrué
Abad Barrué

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