Sobre Don José María Iraburu.

Estoy leyendo tal cúmulo de absurdos sobre este sacerdote que no salgo de mi asombro. ¿Pero es que todo el mundo se ha vuelto loco?

No conozco a este sacerdote. Jamás me lo tropecé. Pero sí sé algo de él. He leído un libro que escribió: Hechos de los Apóstoles de América. Y me pareció buenísimo. A todo el mundo recomiendo su lectura.

Además es teólogo. Con docencia. No puedo opinar de ello pues no asistí a sus clases ni he leído su obra teológica. Ni sería yo el indicado para juzgarla. Recientemente se manifestó crítico con el libro de Pagola y resultó que los obispos españoles le dieron la razón. A él. No a Pagola. Pues para tener en cuenta.

Parece que hace unos quince años discrepó del jesuita Ladaria sobre el pecado original. Entendía el sacerdote que el religioso no lo explicaba bien. Pues todos los que reclaman libertad en la Iglesia en cuadrilla contra un teólogo que en uso de esa libertad discrepa de otro teólogo.

Y ahora lo de aurora boreal. Al P. Ladaria le han hecho secretario de la Congregación para la Doctina de la Fe. Nada menos. Pero tampoco nada más. Eso, secretario. El nombramiento no supone en absoluto declarar todas las tesis del jesuita como la voz de la Iglesia. Valdrán lo que valgan. Pero exactamente igual que si no fuese secretario del dicasterio romano. Por ser nombrado secretario no es buena su explicación sobre el pecado original y mala la de Iraburu. Puede ser buena la del sacerdote secular y mala la del religioso. O incompletas y no definitivas ambas.

El nombramiento del P. Ladaria no es ninguna desautorización de Don José María Iraburu. Es otra cosa. Distinta. Y distante. No tiene nada que ver.

Y luego está lo de tacharle de falangista. Creo que puedo hablar de eso con bastante imparcialidad porque nunca ha pertenecido a Falange. Los que me conocen desde mi juventud, que son bastantes, saben que mis ideas políticas estaban en campos muy lejanos a los de Falange.

En primer lugar hay que decir que un sacerdote puede tener simpatía, en estos momentos puramente históricas, por Falange. Nunca ha sido condenada por la Iglesia. Como lo fue el comunismo, el nazismo, el socialismo o el liberalismo. Y vaya si ha habido curas comunistas en la España de mediado el siglo pasado. El que luego fue el cardenal Tarancón fue en sus días de Solsona el obispo más falangista de España. Y me parece recordar que Añoveros fue capellán en la guerra de una bandera de Falange. Y falangistas fueron los padres de Fernández Bermejo, Rosa Conde, Bono...

Parece ser que en una ocasión una persona en nombre de un grupo, al parecer falangista, lo que tampoco está claro, y ciertamente católico, le pidió al sacerdote que les diera una conferencia y además les dijera misa. Y el sacerdote lo hizo. No sé cual sería el tema de la conferencia pero estoy seguro que no versó sobre la revolución pendiente, la dialéctica de los puños y las pistolas o la conveniencia de romper las urnas electorales. Les hablaría de Dios, de la Iglesia, de los santos... Se puede tener por cierto que no de la Falange.

¿Y por eso se la hace pasar por falangista? Es bastante reciente la asistencia del nuncio al lugar donde se encontraban los restos del señor Polanco. Se indignan algunos, con toda razón, de que aquello se interprete como la adscripción del representate de Su Santidad a las fraternidades del difunto. Aunque aquel acto tuviera mucha más notoriedad, y publicidad, que el que un sacerdote vaya a dar una charla a un grupo de veinte o cuarenta amigos, sobre cuestiones religiosas.

Todo es un montaje absurdo en el que nada se sostiene. Y en el que se pretende crucificar a un sacerdote que hasta el momento me parece dignísimo. Y absolutamente eclesial. Vaya desde aquí al sacerdote mi protesta por la maniobra torticera que le han querido armar y mi reconocimiento agradecido por su extraordinario libro sobre los santos de América. Sobre lo del pecado original ni entro. Lo que diga la Iglesia a mí me vale. Y si no se pronuncia por ahora que sea por generación, por imitación o por lo que sea no me preocupa nada. Eso queda para los expertos.
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