!Vaya pesadez con Lumen Dei!

No tiene el menor sentido que un movimiento, o lo que sea, que está pasando por gravísimos momentos y de escasísima incidencia en España, sea la cuestión más comentada en este Blog. Tanto por amigos empeñados como por enemigos acérrimos.

Y creo que los amigos no están haciendo ningún favor a lo que defienden. Con mentiras ciertas. Yo no sé si las barbaridades que dicen los enemigos de la actual situación de Lumen Dei, algunas tan graves que las he tenido que borrar, responden a la verdad. Lo que no responde es lo que dicen sus amigos.

El Vaticano ha tomado una decisión gravísima. Nombrar un comisario apostólico que es quien en estos momentos tiene la autoridad eclesial sobre esa pía unión o lo que sea. Eso es así y mienten quienes lo niegan. Los superiores anteriores han quedado por ese mismo hecho, y desde ese mismo momento, desposeídos de sus cargos.

Roma no suele hacerse eco de la primera información contraria a algo que le llegue. Con muy buen criterio. Puede tratarse de una calumnia o de una simple falsedad. Si llega a creer que puede haber algún fundamento en la denuncia no nombra un comisario sino un visitador apostólico. Que se presenta en la institución y hace las pertinentes indagaciones para averiguar lo que está ocurriendo. Mientras tanto los superiores siguen en sus cargos. A consecuencia del informe del visitador o de los visitadores se tomarán después las providencias oportunas.

No ha ocurrido eso con Lumen Dei. Se ha encomendado el gobierno de la misma a Don Fernando Sebastián, arzobispo emérito de Pamplona. Y parece ser que ello no ha sido bien aceptado por los hasta entonces superiores y algunos de sus seguidores. Pues eclesialmente sólo hay dos salidas. Someterse o irse. De la Iglesia.

Un cisma de Lumen Dei sería una bobada. No iba a interesar a nadie. Quince o veinte personas, como mucho, que dejarían la Iglesia católica para embarcarse en una aventura sin sentido que no conduciría a ningún sitio. Don Fernando Sebastián, antiguo religioso y una de las grandes cabezas de nuestro episcopado, está más que facultado por nombramiento y ciencia propia para dictaminar lo que proceda. Y a eso habrá que estar. Y si cabe recurso, que se interponga. Pero iban a ir ya con plomo en el ala. Hasta el momento si hay oposiciones a que Don Fernando pueda realizar la labor encomendada sólo permite presumir que hay cosas graves que no se quiere que se sepan. Si mañana la policía quisiera registrar mi casa es que ni les pido mandamiento judicial. Se la abro de par en par. No tengo la menor preocupación sobre lo que puedan encontrar en ella. Es más, si tuvieran dudas sobre alguna cuestión estaría encantado con su llegada para que quedaran disipadas.

Pues eso es lo que hay. Flaco favor le están haciendo a Lumen Dei sus defensores. Deberían estar felices de que se les investigue. Si son inocentes eso resultará. Y los confundidos serán los denunciadores. Y si esas denuncias fueran ciertas, a cerrar. Porque aquello estaría podrido. Muy podrido.

Flaco favor están haciendo a Lumen Dei, o a lo que queda de él, esos defensores. Lo mejor que pueden hacer por la institución es callarse. Pero siempre he sostenido que no hay nada más inútil que tratar de impedir el suicidio de quien tiene decidida voluntad de hacerlo.

Hay que esperar la decisión del arzobispo emérito de Pamplona. Y después, acatarla. Si con ello desaparece Lumen Dei tampoco pasa nada. Y el culpable no sería Don Fernando Sebastián sino aquellos que dieron ocasión a ello.
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