El cardenal Rouco cierra la parroquia de Enrique de Castro.

En alguna ocasión me mostré sorprendido de que mi cardenal tolerara las ¿excentricidades? del sacerdote Enrique de Castro en su parroquia de Entrevías. Soy el primero en reconocer que los tiempos de los fieles no son los mismos que los del Pastor. La crítica es muy fácil y la decisión de la autoridad compleja y necesaria de mucha meditación.

Por lo que, absolutamente reconocido al buen hacer del cardenal madrileño, no hice casus belli de su paciencia y tolerancia. Él sabría lo que hacía. Con muchos más conocimientos que yo.

Hoy nos encontramos con la sorprendente noticia de que la parroquia de tan ¿excéntrico? cura y sus dos auxiliares ha sido cerrada por decisión del cardenal. Todo el progresismo va a echar las patas por alto. Va a ser un jaleillo de dos o tres días, o semanas. Los católicos de Madrid están con su obispo. Sin fisuras. O con esas fisuras que alguna prensa aireará que son absolutamente ficticias. Van a protestar contra la Iglesia quienes no están con la Iglesia. Pues, ¡qué protesten!

Señor cardenal, una vez más, como tantas ya, ha acreditado que tenemos un gran arzobispo.
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