La publicidad en mi Blog.

Yo no tengo nada que ver con la publicidad que insertan en mi Blog o en otros lugares de Periodista Digital. No la contrato yo, no cobro un duro por ella y, además, ni me entero de la que aparece. Pero porque no me fijo en esas cosas. Conmigo los anunciantes no tienen nada que hacer. Debo tener un chip en el cerebro que desconecta cuando aparece cualquier publicidad.

Por lo que me dicen algunos aparecen de cuando en cuando anuncios que contradicen las ideas de esta cigüeña. Pues, al no cobrar yo la publicidad, ni siquiera una parte alícuota de ella, es evidente que eso no tiene nada que ver conmigo.

¿Debo marcharme por aparecer esos anuncios? Creo que no. Veo que en diarios con numerosos anuncios de sexo puro y duro escriben hasta nuestros obispos. Y jamás he visto que se les reproche que publiquen ahí sus artículos. ¿O es que ellos tienen una bula de la que yo carezco?

Y lo mismo cabe decir de opiniones contrarias a las mías o incluso contrarias a la Iglesia. Es frecuente hallar, a veces en la misma página, el artículo de un obispo, sacerdote o laico, absolutamente ortodoxos junto a otros que son vitriolo puro contra la Iglesia. Si se fueran los primeros, asqueados por la compañía, sólo quedarían los segundos. Y no es difícil deducir quienes habrían ganado.

Es mucho más incómodo vivir en la trinchera de un medio hostil a la Iglesia o que sin serlo aloja a muchos enemigos declarados de ella que entre amigos que te ponen una alfombra para que ni pises el suelo.

Hay espacios en los que sólo estarías entre correligionarios, no recibirías insultos por la mañana, por la tarde y por la noche y vivirías permanentemente días de vino y rosas. A mí no me va lo de convencer convictos y confesar confesos. Me gusta más la intemperie y defender la trinchera. Aunque tengas que hacerlo a mandoblazo limpio.
Volver arriba