La Iglesia se constituye en la misión

Es verdad que la Iglesia es una sociedad estructuralmente organizada con unos ministerios de autoridad que desde el siglo VI se vienen llamando jerarquía. También que es pueblo de Dios donde todos los bautizados tienen la misma dignidad por ser hijos de Dios. Pero la Iglesia es una entidad relacional y sólo tiene sentido como servicio al reino de Dios que ya, como semilla, brota y crece en el mundo ¿Cuál de los tres aspectos debe dar sentido a los otros dos?

La Iglesia se constituye en la misión de hacer inolvidable a Jesucristo, Palabra encarnada “por nosotros y por nuestra salvación”. La Iglesia puede llevar a cabo esta misión siendo “pueblo de Dios”, es decir actuando con los sentimientos y realizando las obras de Dios que se ha revelado en la conducta histórica de Jesús. Y para que este pueblo se organice y proceda en orden a esa misión, el Espíritu ha suscitado el ministerio de la jerarquía.

Esta perspectiva, de algún modo sugerida en el Vaticano II responde a la nota clásica de la Iglesia: la apostolicidad. Es apostólica no sólo porque en la misma de los Apóstoles. También porque es “enviada”. Porque debe salir continuamente de sus recintos para entrar en diálogo con el mundo que continuamente cambia. La Iglesia, sin dejar de ser ella misma y precisamente para serlo, tiene que abrirse al mundo, y a las distintas culturas. En esa apertura se realiza también su catolicidad.
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