MIRARÁN AL QUE TRANSPASARON

Acontecimiento central en la historia

cruz

Cuando levantéis al hijo del hombre, sabréis que “yo soy”

(Jn 8,28)

Mirarán al que atravesaron

(Jn 19,37)

  1. al pie de la cruz.

         Ante el crucificado tal vez lo más humano y cristiano sea guardar un silencio interior para Mirar al que transpasaron.

         Jesús no triunfó en los entresijos y estructuras de este mundo: no fue un gran líder religioso del Templo, ni de la política, no fue un ganador en economía, más bien fue llevado como cordero al matadero.

Jesús no fue elevado a dignidades o cargos en este mundo. Jesús fue elevado a la cruz.

La mentalidad religiosa pretende encontrar a Jesús en los ritos, ceremonias sagradas, en los templos, en los rezos y novenas. Sin embargo a Jesús le encontramos en la cruz y en los crucificados, en los que sufren

  1. a tus manos encomiendo mi espíritu.

         Jesús muere con la experiencia de sentirse abandonado por Dios, ¿por qué me has abandonado?, (salmo 21), pero también con la confianza en el Padre: A tus manos encomiendo mi espíritu, mi vida, (Salmo 30).

         Nuestra vida y nuestra muerte están en manos de Dios. Estamos en manos del Señor.

         Cuando experimentemos la “noche oscura”, el sufrimiento, la culpabilidad, la opresión, pongamos nuestra existencia con sus debilidades en manos del Señor.

         En tus manos pongo y dejo mi vida con sus interrogantes, dudas, el misterio de la vida.

  1. Consummatum est. Todo está consumado.

         En las bodas de Caná no había llegado la hora. Todo el Evangelio de Juan es un caminar hacia la hora en que se consumará el designio salvífico de Dios para con los hombres.

         También a nosotros nos llegará la hora de la consumación de nuestra existencia. La consumación no es el apagamiento de la vida, la consumación no es el decepción total, sino la plenitud de nuestra existencia.

Estamos redimidos, justificados de nuestros fracasos, pobrezas y nuestro vacío existencial está lleno del Espíritu de vida de JesuCristo.

La muerte en el Señor no es fracaso, sino el tránsito hacia la vida, hacia el ser.

Cuando el Hijo del Hombre sea elevado, sabréis que “yo soy”, (Jn 8,28).

  1. Mirarán al que transpasaron.

De la cruz desciende perdón, redención, agua y sangre, espíritu.

         Humanamente poco puede descender de la cruz. El paredón de ejecución poco puede ofrecer. Poco pero decisivo.

         La crucifixión es redención de los abismos y hundimientos más profundos del ser humano.

         Lo acontecido en el monte Calvario el Viernes Santo impregna y redime la historia de la humanidad.

Jesús confiando en Dios Padre nos entrega su espíritu: inclinando la cabeza, entregó su espíritu.

         Cuando nos sentimos vacíos, débiles, pecadores, cansados, mirar al crucificado es fuente de paz y serenidad infinitas. San Pablo dirá quién nos podrá acusar:

¿Quién será el que nos condene, si Cristo Jesús ha muerto, más aún, ha resucitado y está a la derecha de Dios intercediendo por nosotros? ¿Quién nos separará del amor de Cristo? (Rom 8).

         Bonhoeffer vivía, más que decía, que la “salida” al problema de la muerte no está en la resurrección, sino en la confianza en Dios. Vivimos en la confianza del perdón y justificación, morimos en la confianza de que nuestra vida, nuestra historia están en manos de Dios y no del absurdo y del vacío, nuestra vida y nuestra muerte en manos de Dios. Lo mismo que hizo con Jesús, hará con nosotros.

Jesús crucificado es la razón última de la esperanza cristiana, para superar el aparente absurdo del mal y de la muerte,

Contemplemos al que transpasaron.

PATERA

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