Vacaciones de unos, trabajo de otros

Es inevitable, de cara al verano, hablar de vacaciones. Muchos las esperan con impaciencia. Y bastantes las necesitan. Necesitan un poco de descanso, ya que han trabajado mucho y bien; necesitan cambiar de ambiente, alejarse de preocupaciones y problemas que, a veces, resultan agobiantes, quitan la paz interior y nos impiden ver la realidad con un poco de objetividad. Pero, claro, con más de cinco millones de parados en este país nuestro, con muchos que tienen problemas hasta para comer, da un poco de vergüenza hablar de vacaciones. Las vacaciones se han convertido en un lujo para aquellos que tienen otro lujo, un trabajo bien remunerado, que puede permitirles disfrutar de vacaciones. Trabajo y vacaciones son dos lujos que van unidos y que, por contraste con la situación de muchas personas, parece que hay que lucir con discreción, prudencia y humildad.

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