"Nunca nos equivocaremos cuando compartimos con alguien que sufre o pasa necesidad" En el misterio de la Santísima Trinidad somos llamados a compartir

Domingo de la Santísima Trinidad
Domingo de la Santísima Trinidad

"Lo primero que este pueblo está llamado a conocer, entender y vivir, es que Dios es amor. Este amor ha ido modelando al pueblo de Dios en su caminar"

"En este amor primero descubrimos y reconocemos que Dios es Padre, que lo da todo por nosotros, nos da a su Hijo Unigénito Jesucristo, nos comunica el Don del Espíritu Santo. En este misterio de comunicación trinitaria hacia nosotros nos muestra su misericordia, su perdón, nos reconcilia"

"La vida es siempre compartiendo, no se puede vivir sin compartir, aun cuando estemos encerrados en nuestros propios núcleos de vida"

Dios no se queda aislado de nuestra realidad, sino que se elige un pueblo que en obediencia de fe lo va conociendo y, el pueblo mismo va siendo consciente de lo que significa caminar de la mano de este Dios vivo.

Como dice la primera lectura del libro del Deuteronomio de este domingo de la Santísima Trinidad, Dios se escogió un pueblo en medio de otro pueblo en el que el caminar no fue sencillo porque la madurez de la fe de este pueblo significaba llegar a esa conciencia de su realidad humana. Aunque el pueblo fuera testarudo para entender la docilidad del caminar con Dios, sin embargo, Dios siempre mostró paciencia en su amor.

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Santísima Trinidad
Santísima Trinidad Fano

Porque lo primero que este pueblo está llamado a conocer, entender y vivir, es que Dios es amor. Este amor ha ido modelando al pueblo de Dios en su caminar.

En este amor primero descubrimos y reconocemos que Dios es Padre, que lo da todo por nosotros, nos da a su Hijo Unigénito Jesucristo, nos comunica el Don del Espíritu Santo. En este misterio de comunicación trinitaria hacia nosotros nos muestra su misericordia, su perdón, nos reconcilia. Porque no se puede vivir en la comunión del amor sin el perdón, porque la miseria humana se equivoca frecuentemente, por eso Jesucristo nos pide que hay que perdonar hasta setenta veces siete, porque en el perdón sincero, arrepentido y con la recta intención de corregir, se restaura el amor, la vida, la unión.

Caminar en esta pedagogía de amor de la mano de Dios significa pasar por la pruebas, el dolor, con la esperanza cierta que Jesucristo que lo ha vencido todo y se la ha dado todo poder en el cielo y en la tierra, Él nos da esa paz como fruto de un amor que restaura a través del perdón y la reconciliación.

En el Espíritu Santo caminamos en la vida de Dios hacia lo definitivo como la verdad. Caminar en esta verdad significa ser purificados siendo partícipes en Cristo del dolor vivido por Él para purificarnos con su sangre y tener vida.

El Espíritu Santo nos va conduciendo en este amor y verdad, siendo el dador de los dones, nuestro abogado, así como en Jesucristo tenemos un mediador entre Dios y los hombres.

La vida es siempre compartiendo, no se puede vivir sin compartir, aun cuando estemos encerrados en nuestros propios núcleos de vida.

El egoísmo no existe en Dios. Existe el egoísmo en el ser humano como parte de nuestra miseria que nos arrastra y que siempre sofoca la fecundidad del amor que viene de Dios. Porque al egoísmo no le gusta compartir, no le gusta desprenderse, no le gusta dar porque por su falta de confianza siente que lo pierde todo o algo que le da inseguridad, aunque el egoísmo siempre se siente inseguro en el fondo.

Jesús pide a sus discípulos que compartan todo aquello que han recibido de Él, porque en ese compartir se hace presente una vida en trascendencia, que crece y no deja de crecer. Por eso les dice que lo que les ha dado es para que lo den. Bauticen, enseñen, compartan el espacio de los hogares de las familias que los acogen.

Trinidad
Trinidad

Bien lo dice san Pablo en la Carta a los Romanos: somos hijos de Dios y coherederos con Jesucristo. Hemos recibido el espíritu de Dios que con nuestro espíritu nos hace decir a Dios, Padre!

No perdamos, en todo momento, en nuestra mirada de fe, que estamos llamados a compartir y, especialmente con aquellos que están carentes de amor, de vida y carentes de lo que dignifica sus vidas.

Nunca nos equivocaremos cuando compartimos con alguien que sufre o pasa necesidad.

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