Teresa Gutiérrez de Cabiedes presenta 'Libre entre rejas', de Ciudad Nueva "El cardenal van Thuan nos enseña que en los peores momentos podemos encontrar el mejor tesoro"

(Jesús Bastante).- "Un testigo de la esperanza, esa gran esperanza que no se apaga ni siquiera en las noches de la soledad". Así que como elogió el Papa Benedicto XVI, en su encíclica Spe Salvi, al cardenal Nguyen van Thuan, quien estuvo preso del gobierno comunista vietnamita durante 13 años, nueve de los cuales en confinamiento solitario.

Teresa Gutiérrez de Cabiedes acaba de plasmar la vida del Siervo de Dios en un libro, Van Thuan. Libre entre rejas, editado por Ciudad Nueva. Es la historia de pasar del infierno a tocar el cielo, y de cómo encontrar la felicidad y el amor estando en las peores condiciones imaginables. "Creo que es un tesoro", dice la autora sobre el legado de van Thuan, "y que es precioso redescubrirlo en situaciones en las que sufrimos especialmente".

Teresa, ¿Cómo surge la idea después de leer este libro?

Hace unos años escribí una entrevista a monseñor Francisco Pérez, que es arzobispo de Pamplona y con el que me unía bastante amistad. Quería ponerle a prueba sobre qué es un obispo, porque que creo que tenemos la idea de un hombre que tiene un palacio.

Le pregunté por un montón de temas de la sociedad contemporánea.

¿Quién era van Thuan?

Para mí, una de las personas más libres que he conocido, porque es increíble que, estando prisionero, pudiera ser un hombre feliz. Y que encima, fue capaz de amar a quienes le estaban castigando. 

Porque pasó una larga etapa de su vida preso, en condiciones infrahumanas.

Para situarnos en la historia, van Thuan es un hombre vietnamieta. Le nombran obispo, y en un momento determinado, Pablo VI lo nombra obispo coadjutor de la diócesis de Hanoi, que es la capital de Vietnam del Sur. Es el momento en que ha terminado la famosa guerra de Vietnam, en la que Estados Unidos se ha retirado.

El norte invade el sur, en el sentido de que quieren unificarlo y que haya el mismo régimen político, que en este caso es comunista.

Las autoridades de entonces, le dicen a van Thuan que no puede ser obispo de esa diócesis, que vuelva a la anterior o tomarán represalias. Entonces él dice: "yo tengo una misión espiritual, y el que me la ha mandado me dice que me quede aquí. No me puedo marchar".

Se queda, y las represalias son, que un 15 de agosto van a por él, lo cogen, y sin juicio ni sentencia, lo encierran. Y empieza un periplo de 13 años de prisión, nueve de ellos aislado.

Y no en cárceles como las que conocemos aquí, en este país del siglo XXI.

Tienen un sistema muy curioso, porque documentándome para el libro, a veces me volvía loca para enterarme. Ahora pregunto a los lectores si se ha entendido, y me dicen que sí.

Para entenderlo, tenemos que hacernos a la idea de una realidad totalmente distinta. El objetivo del Gobierno vietnamita, es que un líder de la Iglesia católica, en este caso el más carismático que tiene el país, firme una confesión con la que se pueda demostrar que hay un complot de Estados Unidos y el Vaticano contra Vietnam. Y con esta confesión, poder acusar a los dos países y empezar a tomar represalias también contra la Iglesia catolica.

El sistema que siguen, que también se ha seguido en Europa con otros líderes religiosos, es una política de tortura psicológica y física para que firmen esa confesión.

Van Thuan va pasando por presidios muy distintos. Desde un arresto domiciliario en la sacristía de una iglesia, hasta un campo de concentración con otros presos, y momentos de aislamiento en una celda sin ventilación y a oscuras.

Suena a la película "El puente sobre el río Kwai".

Horrible. Tiene momentos de soledad absoluta, y de sufrimiento extremo. Como el de viajar en un barco con 1.500 presos, en las bodegas, que dice que era como viajar con cadáveres.

El sistema siempre es el mismo; intentar cambiarle de sitio para torturarle psicológicamente, y siempre, darle una confesión para que la firme. Como no lo consiguen, intentan cambiarle a otro sitio.

Y además hay otro problema, que es justo el de los cambios de sitio. Porque allí donde lo ponen, por alguna razón, los guardianes cambian de vida.

Como esto se repite, idean un sistema de cadena de vigilantes. Es decir, le ponen dos vigilantes, otros dos que vigilan a los primeros, y dos para vigilar a estos últimos. Pero aún así, el virus siempre se extiende.

Bendito virus.

Una de las cárceles a la que lo llevan, está en el edificio de las oficinas centrales del Gobierno de Vietnam del Norte. Donde tienen los apartamentos todos los oficiales. Lo meten en un apartamento, aislado, con dos personas en las puertas que le vigilan y lo único que hacen es pasarle comida y una "medicina para el dolor de estómago" que él ha pedido. Su familia entiende muy bien de qué se trata. Es un poco de vino, para poder consagrar.

Lo único que saben los vigilantes, es que hay un señor que no firma las confesiones, y que según los informes que van llegando, todos los días, a las tres de la tarde se pone a cantar, y sale transformado de sus ritos y de sus cantos. Y que los guardianes, (tampoco se sabe qué pasa) sean quienes sean, van cambiando de vida. Incluso, algunos abrazan la fe cristiana, en un país en el que está perseguida. La ruptura de esquemas del Gobierno es absoluta.

Hay gente que me pregunta si no le podían amenazar de muerte. Pero el objetivo no era matarle. Era conseguir una confesión. Y muchos organismos internacionales sabían que van Thuan estaba detenido. Estaban pendientes de su situación. Era un tira y afloja del Gobierno, entre intentar desgastarle al máximo para que firme la confesión, y a la vez mantenerle con vida, porque en ese caso tendrían un problema.

Después de estar trece años en distintas prisiones, ¿por qué sale?

En esos trece años el Gobierno de Vietnam evoluciona. Es el momento en el que en Rusia empieza la Perestroika con Gorbachov. Hay un relevo generacional en el Gobierno. No son los mismos los que han terminado la guerra, que los que van llegando. Y también hay un momento, (es una de las conclusiones a las que he llegado con la investigación), en el que también se preguntan qué hacer con este hombre del que pensaban conseguir una confesión a los dos meses, y que en trece años les había desmontado una red de espías, había reactivado las comunidades cristianas, había sacado tres libros clandestinos (sin que nadie supiera cómo habían salido de la cárcel) que habían revolucionado el país y fueron traducidos a diferentes idiomas.

Llega un momento, en el que el Ministro del Interior le pregunta qué quiere hacer.
Y él, pide que le dejen en libertad. Le dejaron en una libertad muy condicionada. Tenía que vivir en la residencia del arzobispo de la capital. Y no podía alejarse a más de un radio de trece kilómetros de la residencia. Y siguieron presionándole desde ahí, hasta que al final, a los años, en uno de los viajes en que salió, le retiraron el pasaporte. Porque sabían que para él, lo más duro era no poder volver a entrar en Vietnam.

¿Y no volvió a Vietnam?

A partir de que le retiraran el pasaporte, no pudo volver. Pero su familia inmediata ya había emigrado a Australia. Y luego, como era un hombre que no se rendía fácilmente, como no podía volver a ver sus amigos ni a la parte de su familia que estaba en Vietnam, lo que hizo fue visitar a las comunidades vietnamitas que habían tenido que huir del país en barcos al terminar la guerra, y que estaban por todo el mundo. Con lo cual, se convirtió también en padre espiritual de un montón de exiliados.

Se dedicó a viajar, hasta que Juan Pablo II, le pide que se ocupe del Pontificio Consejo de Justicia y Paz, que es el que vela por la pastoral penitenciaria. Y también que elabore un catecismo sobre la Doctrina Social de la Iglesia. En el año 2000, le encarga que predique los ejercicios a la curia romana. Él le dice a Juan Pablo II que lleva muchos años sin estudiar Teología. Porque era un hombre que había estudiado Teología en Roma, hablaba cinco idiomas y tenía una cultura espectacular. Pero había estado veinte años aislado.

Entonces, Juan Pablo II le dice: "usted no se preocupe, simplemente, cuéntenos su historia".

Al contar su historia, es cuando se hace mundialmente conocida, porque esos ejercicios se traducen a muchos idiomas. Es nombrado cardenal. Pero, a los pocos meses, enferma de un cáncer terrible que en poco tiempo se lo lleva al cielo.

¿Cual es legado de van Thuan en la Iglesia de hoy?

Es un legado precioso.

Hay momentos en la vida en los que Dios nos pone en circunstancias en las que no tenemos nada. En el caso de van Thuan es cuando se encuentra físicamente desnudo, tirado en una cloaca, sin poder hacer nada por su pueblo. Incluso sin poder rezar. No se acuerda del Padre Nuestro. Piensa que se está volviendo loco. Y en ese momento, tiene un encuentro precioso con Jesucristo, que le dice: "tú ahora no tienes nada, y es cuando yo, ahora puedo hacerlo todo".

Para mí, ese es el legado más grande. Que todos tenemos muchas prisiones, situaciones, incluso sociales y eclesiales, en las que nos podemos ver encerrados e injustamente tratados. Y ese momento puede ser de desesperación... O puede ser el momento de encontrarse con Dios y pensar: "en esta absoluta nada, es cuando más cabe tu absoluto todo". Es cuando Dios se puede volcar del todo, porque le dejamos entrar completamente. Ya no tenemos nada que perder. No tenemos donde agarrarnos.

Es cierto que en nuestras sociedades falta un poco de desierto. Y de esas situaciones de vaciamiento en las que pensamos: "hasta aquí he llegado, y que sea lo que Dios quiera". En este Occidente que va con las prisas y los ruidos.

Y con un concepto de éxito, que no tiene nada que ver con eso. Porque para nosotros, el éxito consiste en hacer muchas cosas y conseguir otras muchas. Y resulta, que hay una persona, que en el momento más pasivo cuando no puede hacer nada, ni obtener nada, es cuando consigue el máximo, que es fiarse del Omnipotente.

Creo que es un tesoro. Y que es precioso redescubrirlo en situaciones en las que sufrimos especialmente. Porque un momento que podría ser el peor de nuestra vida, se convierte en el momento en que encontramos el mejor tesoro.

Y uno de los grandes tesoros, junto con la verdad, es la libertad. Y van Thuan encontró la libertad, como dices en el libro, entre rejas.

"Van Thuan, libre entre rejas". Teresa Gutiérrez de Cabiedes. Publicado en Ciudad Nueva.

Muchas gracias. Una gran experiencia, la vida de van Thuan y leer esta novela, que no les va a dejar indiferentes.

Espero que la disfruten todos los que la lean.

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