Liturgia del 18 DOMINGO ORDINARIO 2025 (C)

18 DOMINGO ORDINARIO 2025 (C)
El amor permanente y entrañable de Dios Padre que nos habita y nos sostiene, la presencia luminosa de Jesús resucitado su luz y el impulso de su espíritu ESTÁ con todos vosotros
Y con tu Espíritu
MONICIÓN DE ENTRADA
Todos necesitamos las cosas imprescindibles para la vida, pero nuestra experiencia humana nos sigue recordando sin cesar lo que Jesús, hace mucho tiempo ya, nos dijo en el evangelio: ¡El acumular riqueza no da la felicidad! La alegría de vivir no depende de graneros llenos o de abultadas cuentas bancarias.
La calidad de vida y su alegría dependen más bien de la medida de nuestro amor al Señor y a los hermanos, y también de nuestro compartir generoso con los demás lo que el Señor nos ha regalado. Así es cómo nos volvemos ricos a los ojos de Dios. En esta eucaristía el Señor nos otorga su alegría y felicidad auténticas, junto con su profunda amistad.
RECONOCIMIENTO DE DONES
Hermanos, la oscuridad solo se vence con la luz. Por eso en este primer momento de la Eucaristía, dado que todos sabemos de qué “pie cojeamos”, más que pedir perdón por nuestro pecados, vamos a reconocer todo lo positivo que hay en nosotros, todas las cualidades que Dios nos dio a cada uno, y a dar gracias por ellas. Porque reconociéndolas y potenciándolas es como vencemos lo negativo que hay en nosotros.
Por la bondad que has puesto en nuestros corazones te decimos: Gracias Señor
Por el don de la libertad que nos has dado para saber elegir el camino del bien y del amor. Te decimos. Gracias Señor
Por el don de la inteligencia que nos has dado para encontrar caminos y medios para ayudar a los demás. Te decimos. Gracias Señor
Dios Padre amoroso está en nuestras cualidades, no tiene en cuenta nuestros fallos y nos guía de su mano a la vida eterna. Amén
GLORIA
Gloria a Dios en el cielo….
Tú que quitas el pecado del mundo, Tú tienes piedad de nosotros...
Tú que quitas el pecado del mundo, Tú atiendes nuestras súplicas
Tú que estás sentado a la derecha del Padre, Tú tienes piedad de nosotros
ORACIÓN COLECTA
Señor, sin ningún tapujo,
calificas de «insensatos»
a los que dan al dinero
un valor exagerado.
Ante el ‘culto a las riquezas»,
vosotros, tened cuidado.
Ya dice vuestro refrán:
«La avaricia rompe el saco».
Es triste, pero real
el contemplar a diario
que el reparto de la herencia
rompe la unión entre hermanos.
Ese hombre rico avariento
es nuestro puro retrato.
Es «tener, tener, tener»
nuestro sueño equivocado.
Ignoramos que la muerte
ronda siempre a nuestro lado,
que cualquier ladrón nos quita
la suerte de nuestras manos.
Tú nos invitas, Señor,
a descubrir otros «campos»,
que nos dan buenas cosechas
de paz y amor solidario.
Que, en tus graneros, Señor,
almacenemos el grano.
Es ser ricos ante Ti,
el más precioso regalo.
Lectura del libro del Eclesiastés (1,2;2,21-23):
¡Vanidad de vanidades!, —dice Qohélet—. ¡Vanidad de vanidades; todo es vanidad!
Hay quien trabaja con sabiduría, ciencia y acierto, y tiene que dejarle su porción a uno que no ha trabajado. También esto es vanidad y grave dolencia.
Entonces, ¿qué saca el hombre de todos los trabajos y preocupaciones que lo fatigan bajo el sol?
De día su tarea es sufrir y penar; de noche no descansa su mente. También esto es vanidad.
Palabra de Dios
Salmo 89
R/. Señor, tú has sido nuestro refugio de generación en generación.
V/. Tú reduces el hombre a polvo,
diciendo: «Retornad, hijos de Adán».
Mil años en tu presencia son un ayer que pasó;
una vela nocturna. R/.
V/. Si tú los retiras
son como un sueño,
como hierba que se renueva
que florece y se renueva por la mañana,
y por la tarde la siegan y se seca. R/.
V/. Enséñanos a calcular nuestros años,
para que adquiramos un corazón sensato.
Vuélvete, Señor, ¿hasta cuándo?
Ten compasión de tus siervos. R/.
V/. Por la mañana sácianos de tu misericordia,
y toda nuestra vida será alegría y júbilo.
Baje a nosotros la bondad del Señor
y haga prósperas las obras de nuestras manos.
Sí, haga prósperas las obras de nuestras manos. R/.
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Colosenses (3,1-5.9-11):
Hermanos: Si habéis resucitado con Cristo, buscad los bienes de allá arriba, donde Cristo está sentado a la derecha de Dios; aspirad a los bienes de arriba, no a los de la tierra.
Porque habéis muerto; y vuestra vida está con Cristo escondida en Dios. Cuando aparezca Cristo, vida vuestra, entonces también vosotros apareceréis gloriosos, juntamente con él.
En consecuencia, dad muerte a todo lo terreno que hay en vosotros: la fornicación, la impureza, la pasión, la codicia y la avaricia, que es una idolatría.
¡No os mintáis unos a otros!: os habéis despojado del hombre viejo, con sus obras, y os habéis revestido de la nueva condición que, mediante el conocimiento, se va renovando a imagen de su Creador, donde no hay griego y judío, circunciso e incircunciso, bárbaro, escita, esclavo y libre, sino Cristo, que lo es todo, y en todos.
Palabra de Dios
Lectura del santo evangelio según san Lucas (12,13-21):
R/Gloria a ti, Señor
EN aquel tiempo, dijo uno de entre la gente a Jesús:
«Maestro, dije a mi hermano que reparta conmigo la herencia».
Él le dijo:
«Hombre, ¿quién me ha constituido juez o árbitro entre vosotros?».
Y les dijo:
«Mirad: guardaos de toda clase de codicia. Pues, aunque uno ande sobrado, su vida no depende de sus bienes».
Y les propuso una parábola:
«Las tierras de un hombre rico produjeron una gran cosecha. Y empezó a echar cálculos, diciéndose:
“¿Qué haré? No tengo donde almacenar la cosecha”. Y se dijo:
“Haré lo siguiente: derribaré los graneros y construiré otros más grandes, y almacenaré allí todo el trigo y mis bienes. Y entonces me diré a mí mismo: alma mía, tienes bienes almacenados para muchos años; descansa, come, bebe, banquetea alegremente”.
Pero Dios le dijo:
“Necio, esta noche te van a reclamar el alma, y ¿de quién será lo que has preparado?”
Así es el que atesora para SÍ y no es rico ante Dios».
Palabra del Señor
R/Gloria a tí Señor Jesús
HOMILÍA
Termina el evangelio de Lucas haciéndose eco de las palabras que Dios dirige al hombre de la parábola, a toda persona, a nosotros, hoy: “¡Necio, esta misma noche morirás!, ¿para quién será lo que has acaparado?” Así sucederá al que amontona riquezas para sí y no es rico a los ojos de Dios”.
La Eucaristía celebra una entrega, una donación, un servicio; solo es posible celebrarla en búsqueda de justicia, en dinámica de amor-caridad.
Sin embargo, el amor-caridad ha sido con frecuencia falseado, reducido espiritualmente a consuelo de afligidos y en lo material a limosna-calderilla. (Hoy se siguen haciendo afirmaciones tales como "la opción preferencial por los pobres". “Iglesia pobre para los pobres” ¿Pueden los pobres hacer una opción preferencial por los pobres? ¿Por qué se puede hacer, de forma tan descarada, esta afirmación, dejando claro que los que hacen esa opción son ricos? Por otro lado si leemos correctamente la historia la Iglesia, sobre todo desde el siglo IV ha sido una Iglesia que ha dado mucha importancia a la riqueza, dejando de lado el evangelio).
Por ello urge restituirle su sentido original al amor-caridad, la caridad es amor. Pero también el amor ha sido prostituido por la demagogia, la retórica o la inoperancia. Ha quedado reducido al amor-sentimiento o al amor-belleza. ¡Así todos tranquilos!
Un primer paso para rescatar el amor-caridad consiste en situarlo como constitutivo fundante del ser humano. No puede quedar reducido solo al ámbito personal, familiar sino que implica una relación yo-nosotros, yo-hermanos, yo-aldea global, casa común. Sin acción transformadora del mundo, no hay caridad, no hay amor. El amor cristiano es caridad política; ha de alcanzar a la sociedad entera.
El prójimo del evangelio no es solo el que está próximo sino el que padece cualquier clase de necesidad, el descartado, el desvalido. Los actuales vulnerables no son hoy personas aisladas, sino clases sociales y países enteros. La liberación y su celebración cristiana solo son posibles a partir de la práctica del amor-caridad política. Lo que dice el Concilio Vaticano II en la constitución Gaudium et Spes: “ninguna situación humana queda fuera del ámbito de la Iglesia”
En el evangelio, Jesús se niega a ser árbitro o juez de un conflicto económico pero advierte del riesgo de toda clase de codicia, de buscar seguridades terrenas, crearnos nuevas necesidades en una espiral de consumismo alienante olvidando nuestro ser esencial, el verdadero objetivo de toda vida humana, que es vivir en plenitud y no solos sino en fraternidad pues todos somos hijos del mismo Padre Dios que ha derramado su amor sin límites sobre nosotros.
Asimismo, Jesús da a la Iglesia una regla de oro: la Iglesia no ha sido nombrada árbitro o juez del mundo de la economía, no es quien para ofrecer un programa político-económico concreto. ¡Muchos problemas se habrían evitado de haberlo tenido en cuenta la Iglesia! Sí debe procurar o sugerir propuestas o argumentos para que los sistemas económicos-políticos puedan ser generadores de bienes para la humanidad pero también puedan ser juzgados éticamente. Así se explica que la Iglesia haya condenado tanto el neoliberalismo capitalista como la utilización de un sistema totalitario en el que “el sinsentido de la guerra y el chantaje recíproco de algunos poderosos acalla la voz de la humanidad que invoca la paz” (Papa Francisco)
La codicia presente en el fondo de tantos conflictos, el indecente negocio bélico sigue poniendo en riesgo la vida de millones de personas y del planeta. “No estamos en el mundo para sobrevivir, señala Francisco, sino para que cada uno se permita una vida digna y feliz”.
Algunos de nuestros dirigentes son cristianos, otros se adhieren a unos principios humanistas que deberían tener alguna relevancia en este asunto crucial. En todo caso, como creyentes, estamos obligados a actuar en consonancia con nuestra conciencia cristiana de evitar determinados males porque somos responsables de enormes bienes. En cada ser humano vemos a Cristo, somos veladores de nuestros hermanos/as. La responsabilidad cristiana no está de uno ni de otro lado dentro de la lucha de poder, sino del lado de Dios y de la verdad, aspecto extremadamente olvidado hoy, y del lado de la totalidad de la humanidad.
El apego al dinero conlleva el mal uso de los bienes y del patrimonio. Manifiesta una fe débil y una esperanza miope. El problema no es el dinero en sí, que forma parte de la vida cotidiana y de las relaciones sociales de las personas, de hecho Jesús no nos quiere pobre materialmente sino felices y con una vida digna, el problema es el valor que le damos nosotros; no puede convertirse en un absoluto como si fuera lo principal para el desarrollo humano. Ese apego nos impide mirar la vida con realismo y ver las necesidades de los demás. La acumulación de riqueza se convierte en el ídolo que termina atándonos a una vida superficial, alienada e hipócrita.
¡Qué estupenda frase termina el evangelio de hoy! "Ser rico ante Dios".
Nos invita sin duda a una inversión de valores en nuestra manera de considerar a las personas y a nosotros mismos.
CREDO
Sacerdote.- ¿Creéis en Dios , que es nuestro Padre, que ha hecho todas las cosas y nos cuida con amor?.
Todos.- Sí, Creemos.
Sacerdote.- ¿Creéis en Jesucristo, que ha puesto su Morada entre nosotros, para hacernos conocer a Dios?.
Todos.- Sí, Creemos.
Sacerdote.- ¿Creéis en el Espíritu Santo que vive entre nosotros, y anima a la Iglesia para hacer un mundo mejor?.
Todos. Sí, Creemos.
Sacerdote.- ¿Creéis en la resurrección y la vida eterna, que ya comenzamos a disfrutar aquí, y que disfrutaremos plenamente al final de nuestro camino por la vida?
Todos. Sí, Creemos.
ORACIÓN UNIVERSAL
Hermanos la Palabra de hoy es una nueva llamada a la corresponsabilidad, nos quiere recordar que la humanidad entera ha de caminar hacia la fraternidad universal. Oremos.
Queremos ser pan partido y compartido
Deseamos ser una Iglesia pobre y servicial en la que las personas nos esforcemos por tener manos y corazones abiertos para todos.
Queremos ser pan partido y compartido
Nuestras comunidades de fe desean tener las puertas abiertas a todos sobre todo a los necesitados.
Queremos ser pan partido y compartido
Queremos que los gobernantes de las naciones se esfuercen por romper con las barreras del poder, de la economía, de la política, de la violencia
Queremos ser pan partido y compartido
Renovamos en la celebración de esta eucaristía nuestro compromiso personal y comunitario, queremos ser semillas del Reino, huellas de Jesús de Nazaret.
Queremos ser pan partido y compartido
Padre Madre buena, todos nosotros no nos dejaremos llevar por el disfrute incontrolado de las cosas y de nuestros bienes, sino que viviremos desde los valores evangélicos y con un horizonte que sean el del Reino. Gracias por el testimonio de Jesús de Nazaret, tu Hijo que vive por los siglos de los siglos.
En el momento de presentar la OFRENDA de toda la Iglesia oremos a Dios Padre Misericordioso
El Señor reciba de tus manos esta OFRENDA…
ORACIÓN OFRENDAS
Hoy, como en todas las celebraciones queremos ofrecer el pan y el vino. Representan el trabajo de los hombres y mujeres que siembran y cultivan el trigo, labran la tierra y cosechan las uvas. Junto a ellos queremos ofrecer nuestras vidas y nuestras cosas. Queremos compartir nuestras vidas y nuestros bienes. Recíbelo como nuestra mejor ofrenda para convertirlo todo en Pan de Vida y Bebida de Salvación. PJNS
PREFACIO
El Señor está con vosotros
Y con tu Espíritu
Levantemos el corazón
Lo tenemos levantado hacia el Señor
Damos gracias al Señor nuestro Dios
Es justo y necesario
Bendito seas, Padre, por Jesús, tu buen hijo,
que estuvo siempre estrechamente unido a Ti
mientras dedicaba su vida por entero a los demás.
Gracias una vez más, Padre santo,
por tantas cosas que nos enseñó Jesús
con su predicación.
Nos señaló el peligro del apego a la riqueza,
que desvía nuestra atención
de lo realmente importante
y nos hace insensibles ante
las desgracias de los demás.
Pero además encarnó
su palabra y vivió austeramente,
siempre estuvo cerca de pobres y marginados,
se preocupó por los oprimidos,
por toda la gente que sufre
y convirtió en su bandera la construcción del Reino,
hacer de la humanidad una gran familia de hermanos.
Nos indicó el camino que lleva a la auténtica felicidad
y no escatimó esfuerzos por difundir
su mensaje liberador,
hasta padecer por ello la muerte más injusta.
Por ello te damos gracias
con este himno en tu honor
SANTO, SANTO, SANTO…
CONSAGRACIÓN Y PLEGARIA
Te glorificamos, Padre Santo,
porque estás siempre con nosotros
en el camino de la vida,
sobre todo, cuando Cristo, tu Hijo, nos congrega
para el banquete pascual de su amor.
Como hizo en otro tiempo
con los discípulos de Emaús,
él nos explica las Escrituras
y parte para nosotros el pan.
Recibimos tu Espíritu con alegría
para que santifique este pan y este vino y
se conviertan para nosotros
en el sacramento del Cuerpo y + la Sangre de Jesús, en la Persona y la Vida de Jesús, aquí significadas.
Jesús en su última comida con sus amigos
tomó un trozo de pan, lo partió y se lo paso
diciendo:
Tomad y comed todos de él,
porque esto es mi Cuerpo,
que será entregado por vosotros.
Después de cenar, hizo igual con la copa, diciendo:
Tomad y bebed todos de él,
porque éste es el cáliz de mi Sangre,
Sangre de la alianza nueva y eterna,
que será derramada por vosotros
y por todos los hombres
para iluminar vuestras vidas.
Haced esto en conmemoración mía.
Éste es el Sacramento de nuestra fe.
Por eso, Padre de bondad,
celebramos ahora
el memorial que Jesús nos encargó,
y proclamamos la obra de tu amor:
Cristo, tu Hijo, a través del servicio
y la entrega de su vida
ha resucitado a la vida nueva y ha sido glorificado a tu derecha.
Señor, Padre de misericordia, Tú derramas sobre nosotros el Espíritu del Amor, el Espíritu de tu Hijo.
Fortaleces a tu pueblo con el Cuerpo y la Sangre de tu Hijo y nos renuevas a todos a su imagen.
Derramas tu bendición abundante sobre el Papa León, sobre nuestro Obispo N… y sobre todos tus hijos.
Para que todos los miembros de la Iglesia sepamos discernir los signos de los tiempos y crezcamos en la fidelidad al Evangelio; preocupándonos de compartir en la caridad las angustias y las tristezas, las alegrías y las esperanzas de los hombres, y mostrándoles así el camino de la salvación.
Gracias una vez más porque
has acogido en tu casa del Cielo
a nuestros hermanos difuntos ...
todos nuestros familiares, amigos
y fieles difuntos de esta Comunidad
Y ahora, Padre santo, nos unimos a toda tu creación para brindar por tu mayor gloria y por la germinación de tu Bondad en nuestro mundo,
en la feliz compañía de tu hijo Jesús,
unidos a nuestra Madre María, a su esposo San José a los apóstoles, a los santos y a todas las personas de buena voluntad diciendo
Por Cristo, con Él y en Él, a ti, Dios Padre omnipotente, en la unidad del Espíritu Santo, todo honor y toda gloria por los siglos de los siglos. Amén
PADRENUESTRO
PADRE Y MADRE NUESTRA
EN QUIEN SOMOS Y VIVIMOS.
Santificado sea tu nombre.
Venga a nosotros tu reino.
Hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo.
TÚ NOS DAS HOY
NUESTRO PAN DE CADA DÍA.
TÚ PERDONAS NUESTROS PECADOS
Y NOSOTROS QUEREMOS PERDONAR
A LOS QUE NOS OFENDEN.
No nos dejes caer en la tentación.
Y líbranos del mal. Amen
CORDERO DE DIOS
Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo, TÚ TIENES piedad de nosotros
Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo, TÚ TIENES piedad de nosotros
Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo, TÚ NOS DAS la paz
Jesús nos invita a ser pan partido y repartido para los demás.
ORACIÓN FINAL
Señor, hay corazones que son como castillos, o como palacios, o como cárceles, o como ciudades inexpugnables, o como cajas de caudales… Todo lo guardan hasta que envejecen, se desmoronan y, yermos, mueren.
Y hay corazones que son praderas, casas solariegas, oasis confortables, cielos con estrellas, y no tienen murallas, ni llave. Todo lo comparten y siembran hasta que nace, florece y fructifica, y se enriquecen. Queremos que los nuestros sean de estos. PJNS.
BENDICIÓN
El Señor os bendice, os guarda
y en sus palmas os lleva tatuados.
Os acompaña en todos los caminos.
Y hace prósperas las obras de vuestras manos.
Sentíos siempre abrazados y bendecidos por este Dios enamorado,
Padre, Hijo y Espíritu Santo.
Amén.
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