Salesianas de 24 países reflexionan en Manaos Acompañar las vocaciones indígenas, un desafío y una riqueza para las congregaciones

Salesianas de América Latina se reúnen en Manaos
Salesianas de América Latina se reúnen en Manaos

"Toda vocación, toda cultura, enriquece el carisma"

“El aporte de los pueblos indígenas al cristianismo es que el cristianismo pueda recuperar también sus raíces ancestrales”

“Ahora se ha hecho esa reunión para dedicarnos un poco más a la reflexión de cómo acompañar a estas hermanas y no verlas como algo extraño”

“Profundizar en nuestra cultura, identidad, hablar, vivenciar nuestra espiritualidad y, después de escuchar a los sabios, traer para la vida salesiana e integrar nuestra espiritualidad indígena con la espiritualidad de Don Bosco y la Madre Mazzarello”

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La vocación no entiende de razas y culturas, es una llamada de Dios a la que cada uno responde de diferentes formas. En el caso de la vida religiosa, esa vocación se concreta a través de las muchas congregaciones que han surgido a lo largo de la historia. Una de ellas son las Hijas de María Auxiliadora, que desde su fundación en Italia, en 1872, en virtud de su carisma misionero, se han ido expandiendo por los cinco continentes.

Ese contacto con los pueblos locales hizo surgir vocaciones, también entre los pueblos originarios, que al principio fueron escasas, pero que poco a poco han ido creciendo en número, lo que demanda una respuesta por parte de la congregación. Con este objetivo se han reunido en Manaos, Brasil, de 2 a 7 de septiembre, unas 65 salesianas procedentes de casi todos los países de América Latina, para participar del Seminario de Formación sobre Acompañamiento de las Vocaciones Indígenas.

El encuentro, como reconoce sor Blanca Estela Sánchez, una de las organizadoras, responde a una programación del gobierno general que, a través de los dicasterios de formación y misión quieren llevar a cabo esta reflexión, en vista de un mejor acompañamiento a la vida religiosa salesiana. Se trata de ver “lo que se ha hecho y que es lo que necesitamos caminar, tomando en cuenta la realidad cultural de nuestras jóvenes indígenas, de nuestras hermanas indígenas”, afirma la salesiana, que destaca que el encuentro quiere “reflexionar el cómo acompañar mejor las vocaciones indígenas desde sus raíces culturales, viviendo el carisma que nos han dejado nuestros fundadores”.

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De hecho, la religiosa insiste en que “toda vocación, toda cultura, enriquece el carisma”, y por ello “podemos vivir este carisma, que ya lo ha dado el Espíritu en todas las culturas, y que se han generado y ha dado frutos en las hermanas indígenas”, lo que supone una llamada a “vivirlo plenamente, en todo su esplendor, desde la realidad cultural que pertenece cada hermana”. De cara al Sínodo para la Amazonía, que en su Instrumento de Trabajo insiste en el incentivo y cuidado de las vocaciones indígenas, sor Blanca Estela lo ve como un desafío, especialmente para una congregación que cuenta con un buen número de religiosa indígenas de diferentes regiones del continente, que son vistas como “una riqueza, no solamente para nosotras como instituto, que es un instituto internacional, sino para la misma Iglesia”, en la medida en que desde el carisma salesiano, “nos colocamos a llevar adelante la misión evangelizadoras de la Iglesia”.

El encuentro ha partido de una escucha de la realidad, desde donde se ha llevado a cabo una visión general de las culturas indígenas en América, buscando criterios que ayuden a entender la realidad de las jóvenes que provienen de culturas indígenas. Esto ha llevado a destacar algunas actitudes que deben darse para avanzar en ese camino, como es, entre otras, romper esquemas y estructuras, abrirse a lo nuevo, conocimiento de la realidad cultural y la espiritualidad indígena, escuchar y dialogar, despojarse, conocimiento como base del diálogo, no absolutizar la propia cultura, ni la del otro, colocarse en el lugar del otro, paciencia en los procesos de formación, entender que las vocaciones indígenas no son un problema y sí una riqueza.

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Por todo ello, se ha abordado el tema de la interculturalidad y mundo indígena, desde las aportaciones de las sabidurías y espiritualidades de los pueblos originarios para la sociedad y la Iglesia en la actualidad, para desde los modos de vida, encontrar procesos de integración entre tradiciones indígenas-cristianas y la vida de la Iglesia y de la vida religiosa, especialmente dentro del carisma salesiano. Al respecto, el padre Roberto Tomichá, afirmaba que “antes de aportar a la espiritualidad cristiana, los pueblos indígenas están aportando al sentido de vida de la humanidad, las sabidurías ancestrales, el modo de pensar, de vida, de relacionarse, de conectar lo interior, la naturaleza y los ancestros, no es solamente un aporte para el cristianismo, es un aporte para la vida de la humanidad, la vida del cosmos, la vida del Planeta”.

El franciscano boliviano destacaba los siglos, milenios, de convivencia con la naturaleza, especialmente en la Amazonía, lo que “es un aporte ahora, en este momento para la vida de la humanidad, ante situaciones, intereses mundiales, económicos, políticos que lamentablemente van en contra de la vida del planeta”. Desde esas afirmaciones, el Padre Roberto destaca que “el aporte de los pueblos indígenas al cristianismo es que el cristianismo pueda recuperar también sus raíces ancestrales”, existentes en el mundo indígena y cristiano.

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Por eso, en opinión del religioso, experto en teología india, que actualmente trabaja en Cochabamba, lo que los pueblos piden es “que el cristianismo vuelva a descolonizarse, vuelva a sus raíces espirituales profundas, a su autenticidad”. Por eso, afirma que “no existe vida religiosa sin vuelta a las fuentes”, refiriéndose al Vaticano II, lo que reclama “una vuelta al carisma de Jesús de Nazaret, de los fundadores, a la profecía evangélica, de servicio, de sencillez, de interconexión, de donación, de un sentido martirial de entregar la vida, como lo hizo Jesús de Nazaret en favor de la vida del Planeta y de la humanidad”.

Desde alguien que trabaja como formadora, sor Margarita Chavarría, afirma que este proceso ya se viene dando desde hace años, citando como ejemplo un encuentro tenido en Cumbayá, insistiendo en que ya se ha hecho camino, pero que “nos ha llevado un tiempo para comprender a las hermanas”. Ella reconoce que la novedad del encuentro está en que “ahora se ha hecho esa reunión para dedicarnos un poco más a la reflexión de cómo acompañar a estas hermanas y no verlas como algo extraño”. Todos pueden recibir el llamado de Dios por lo que se busca “integrar el carisma a los a los llamados de estas hermanas nuestras, que son de pueblos originarios, y que tienen diversidad pero no son diferentes a nosotras”.

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De hecho, son hermanas que aportan “todo, porque tienen una riqueza muy grande”, afirma la salesiana mexicana, que ve posible complementar “las riquezas que ellas traen con el carisma”, siempre intentando en sus riquezas y aportes, “buscar la semillita para ver cómo entra el carisma”. Su trabajo en Chiapas con los pueblos originarios ayudó a sor Margarita a “compartir con las hermanas”, lo quele ha ayudado en su trabajo como formadora, descubriendo que “antes de ofrecer la riqueza yo he recibido mucho de ellas”

La hermana Bernardete Barbosa es indígena del Pueblo Tariano, quien recuerda el trabajo de las hermanas que vivieron en la región del Río Negro para “hacer ensayos de acompañar a las hermanas indígenas”. Para eso, “escuchaban a los sabios para poder entendernos”, algo que ha ido dando pasos, entre los que este Seminario es un ejemplo de cómo poder acompañar las vocaciones”. Estas jóvenes vocacionadas, según la religiosa nacida en la región fronteriza entre Brasil y Colombia, tienen el problema de asumir una estructura y unas reglas que exigen, algo que no es asumido fácilmente por los jóvenes actuales.

Como ella misma afirma, “somos varias hermanas indígenas, de varias etnias", que se preocupan en “profundizar en nuestra cultura, identidad, hablar, vivenciar nuestra espiritualidad y, después de escuchar a los sabios, traer para la vida salesiana e integrar nuestra espiritualidad indígena con la espiritualidad de Don Bosco y la Madre Mazzarello” insiste la religiosa del Pueblo Tariano.   

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