Un convite a ser solidarios con la Amazonía y sobretodo con los pueblos que la habitan ¡Amazonízate! Un grito cada vez más fuerte de la Iglesia y las organizaciones indígenas

Ser solidarios con la Amazonía y con sus pueblos
Ser solidarios con la Amazonía y con sus pueblos

La base de esta campaña está en el contexto de violencia contra los pueblos tradicionales, algo que se ha visto agravado por la pandemia del COVID-19

Se pretende promover acciones que articulen a los líderes de los pueblos y comunidades tradicionales, siendo una llamada a la participación activa de todos los pueblos en la defensa de la Amazonía, su bioma y sus pueblos amenazados en sus territorios

Se trata de sensibilizar sobre el peligro al que está expuesta la vida en la Amazonía, en todo lo que hace referencia a los territorios y los pueblos

Amazoniza-te

Tomar conciencia sobre la importancia de la Amazonía se presenta como un desafío fundamental para el futuro del planeta. Por eso es cada vez más necesario amazonizarse, ser solidarios con la Amazonía y sobretodo con los pueblos que la habitan. La Asamblea Mundial por la Amazonía, que tuvo su lanzamiento el pasado 18 y 19 de julio, ha sido un momento importante en ese sentido, algo que también está siendo asumido por la Iglesia de Brasil, que el próximo lunes 27 de julio lanzará la campaña Amazonízate.

La idea está encabezada por Comisión Episcopal para la Amazonía de la Conferencia Nacional de Obispos del Brasil (CNBB), en asociación con otras organizaciones eclesiales y de la sociedad civil. La base de esta campaña está en el contexto de violencia contra los pueblos tradicionales, algo que se ha visto agravado por la pandemia del COVID-19. En la región amazónica, la deforestación, la falsificación de documentos de propiedad de tierra, los incendios, y la explotación minera es algo que solo aumenta, provocando la destrucción del bioma amazónico y la proliferación del coronavirus en las comunidades, inclusive en las más distantes, donde los medios de combate son prácticamente inexistentes.

Lo que se pretende con la campaña es promover acciones que articulen a los líderes de los pueblos y comunidades tradicionales, como recoge la web de la CNBB, siendo una llamada a la participación activa de todos los pueblos en la defensa de la Amazonía, su bioma y sus pueblos amenazados en sus territorios. Estas voces, que deben resonar en todo el mundo, deberían suponer una fuerte denuncia de realidades que son constante vividas en la región amazónica, donde muchas vidas son agraviadas, donde cada vez más, las personas son expulsadas de sus tierras, torturadas y asesinadas en conflictos agrarios y socioambientales, víctimas de una política guiada por el agronegocio y de grandes proyectos de desarrollo económico que no respetan los límites de la naturaleza ni su preservación.

Como señala la Asamblea Mundial por la Amazonía, amazonizarse, debe suponer el incentivo en la lucha contra el ataque a los territorios y la destrucción de los bosques, los ríos, la vida, las personas y las culturas, contra las corporaciones capitalistas, sus gobiernos y el libre comercio, a través del boicot a empresas y mercancías que destruyen la región. Esta es una dinámica que fue impulsada decisivamente por el Sínodo para la Amazonía, donde no podemos olvidar que se hicieron presentes representantes de los pueblos y organizaciones indígenas. En ese sentido, podemos decir que el Papa Francisco ha resultado fundamental para que la periferia, la Amazonía, haya iluminado el centro de la Iglesia católica, algo presente en las discusiones sinodales.

Monseñor Walmor Azevedo de Oliveira, Presidente de la CNBB

El convite a Amazonizarse debe llevar a la afirmación, en todas partes, de la diversidad de las culturas y de la vida, de nuevos patrones de consumo, de nuevos modos de existencia, de una nueva cultura urbana, de los comunes, del buen vivir, por los derechos de la naturaleza, ideas resaltadas por la Asamblea Mundial por la Amazonía. En esa misma línea, Monseñor Walmor Oliveira de Azevedo, presidente de la CNBB, ve la campaña como algo que ayude a “superar la violación sistemática de la legislación de protección del medio ambiente y el desmantelamiento de los organismos gubernamentales para desregular y expandir ilegalmente las actividades de la minería, los agronegocios, la tala y los ganaderos de la región".

En Brasil, la campaña está siendo apoyada por el Consejo Indigenista Misionero (CIMI), la Comisión Pastoral de la Tierra (CPT), la Red Eclesial Panamazónica (REPAM), el Movimiento Ninja de Medios de Comunicación y Derechos Humanos (MhuD). Juntos propondrán acciones concretas que ayuden a entrar en esta dinámica, siempre la tentativa de sensibilizar en Brasil y en el extranjero, algo en lo que también ha insistido la Asamblea Mundial por la Amazonía, sobre el peligro al que está expuesta la vida en la Amazonía, en todo lo que hace referencia a los territorios y los pueblos. En ese sentido, como ya ha denunciado la propia CNBB, el desmantelamiento de los organismos públicos de protección del medio ambiente, el continuo irrespeto de la legislación, así como la ausencia de participación de la sociedad civil en los espacios de regulación y control de las políticas públicas, son realidades que han mostrado la necesidad urgente de promover esta campaña.

La Asamblea Mundial por la Amazonía tiene previsto jornadas de movilización, la primera el 14 de agosto, contra las quemas en los bosques, y de constitución de comités en las ciudades donde sea posible, que tendrá un segundo momento el día 28 del mismo mes con manifestaciones frente a las embajadas de Bolivia y Brasil, focos principales de los incendios en la Amazonía. Junto con eso está prevista una huelga mundial por la Amazonía el 22 de septiembre, dentro de las iniciativas Semana Mundial por el clima.

En el caso de la Iglesia de Brasil, esta campaña Amazonízate, pretende visibilizar la vulnerabilidad de los pueblos indígenas y las comunidades tradicionales a la contaminación por el nuevo coronavirus, denunciando el precario sistema de salud; la aceleración de la destrucción de la Amazonía por tantas actividades extractivistas y depredadoras; y, por último, la violación sistemática de la legislación de protección del medio ambiente y desmantelamiento de los organismos públicos, una práctica habitual en el actual gobierno brasileño, siempre visando favorecer a las grande corporaciones empresariales.

Asamblea Mundial por la Amazonía

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