COICA y REPAM se posicionan con motivo de la 75ª Asamblea General de la ONU Cardenal Hummes: “La comunidad internacional es responsable de que los derechos humanos y de la naturaleza sean respetados”

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El Covid-19, los incendios, la minería, la industria petrolera y otras amenazas están afectando terriblemente a la Amazonía y a los pueblos que la habitan

“Respetar e incorporar nuestras prácticas de uso sostenible de los recursos naturales si queremos sobrevivir”

“La Iglesia quiere ser aliada de los pueblos indígenas, lo ha dicho en el Sínodo, estamos junto con ustedes, y queremos con ustedes construir, no traer solamente propuestas, escuchar a ustedes, trabajar con ustedes y con ustedes construir caminos nuevos”

Los pueblos indígenas “protegen la selva amazónica contra el gobierno genocida, que valora los lucros de las corporaciones internacionales en detrimento de la vida”

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La situación que vive la Amazonía puede ser calificada como la peor crisis en toda su historia. Así lo denunciaban este 22 de septiembre las organizaciones indígenas amazónicas a través de la Coordinación de las Organizaciones Indígenas de la Cuenca Amazónica – COICA, a quien se ha unido la Red Eclesial Panamazónica – REPAM, que se ha pronunciado a través de su presidente, el cardenal Claudio Hummes. El posicionamiento se realizaba el mismo día en que se celebraba la 75ª Asamblea General de la ONU.

El Covid-19, los incendios, la minería, la industria petrolera y otras amenazas están afectando terriblemente a la Amazonía y a los pueblos que la habitan. Ante esa situación, siguiendo el mandado de Pucallpa, las organizaciones indígenas amazónicas han querido “visibilizar las problemáticas que vivimos los pueblos indígenas de la Amazonía y cómo estas influyen directamente en el cambio climático”. Para ello han lanzado una Carta Abierta a los líderes reunidos en la ONU, donde comenzaban denunciando que “la tragedia de los incendios en esta época ya se ha convertido en una cruel tradición”, lo que ha movilizado a los pueblos originarios “para contener, simultáneamente, el avance del fuego, del virus y de las invasiones, en una batalla desigual para sobrevivir y asegurar la supervivencia de toda la humanidad”.

José Gregorio Díaz Mirabal, coordinador de la COICA, ha denunciado que todo queda en papel mojado y la falta de consulta a los pueblos indígenas, que no han sido invitados a participar de la cumbre. Pensando en la reactivación de la economía, pedía “respetar e incorporar nuestras prácticas de uso sostenible de los recursos naturales si queremos sobrevivir”, exigiendo “recuperar nuestros ecosistemas naturales” como forma de recuperar la economía. Al mismo tiempo hacía ver que “las pandemias son solo un síntoma de un Planeta enfermo que necesita sanar”, por lo que advertía que “sin nuestra cosmovisión el modelo de desarrollo existente es inviable”, a lo que se une la cada vez más evidente amenaza de llegar al punto de no retorno, para lo que reivindicaba el cumplimiento del Acuerdo de París y que se detengan los acuerdos comerciales extractivistas, como el de la Unión Europea y el Mercosur.

Cardenal Claudio Hummes

En la misma línea, el cardenal Hummes afirmaba que estamos en un momento muy determinante, criticando abiertamente la ausencia del poder público en la Amazonía, lo que se agrava si tenemos en cuenta que “inclusive muchas veces es contrario al acuerdo de París, del que poco o nada se ha hecho”. Ante los efectos devastadores del cambio climático para el ambiente, las personas y la diversidad, el presidente de la REPAM demandaba acciones a los gobiernos, que muchas veces sólo se interesan en mostrar una imagen a la opinión pública, sin querer cuidar de los pueblos originarios y las comunidades amazónicas, sin reconocer y promover sus derechos, hasta el punto de afirmar que “no es sólo un discurso bonito en la ONU que cambian las cosas”.

Ante la situación que se vive, Hummes insistía en que es necesario comenzar a actuar, poner en práctica el Acuerdo de París, que había sido precedido por la Laudato Si del Papa Francisco. Eso es algo urgente, necesario, para no llegar al punto de no retorno. El cardenal ha insistido en que “la Iglesia quiere ser aliada de los pueblos indígenas, lo ha dicho en el Sínodo, estamos junto con ustedes, y queremos con ustedes construir, no traer solamente propuestas, escuchar a ustedes, trabajar con ustedes y con ustedes construir caminos nuevos”.

La postura de la Iglesia será siempre de apoyo, “defendiendo la autodeterminación de los pueblos, que tienen una gran sabiduría ancestral de cómo tratar las florestas, la Amazonía, tan importante y fundamental en este momento para la salud del planeta, para la sostenibilidad del futuro del planeta”, afirmaba Hummes. El purpurado insistía en que “pueden contar con nosotros, queremos hacer esto y no sólo hacer discursos bonitos, estar realmente con ustedes en el día a día”.

Existe un “consenso científico acerca de la necesidad de los pueblos indígenas, de ser reconocidos sus territorios como la política más efectiva para garantizar la diversidad biológica y del clima”, como afirmaba Oscar Soria, de Avaaz. Esto es algo que también afecta a la pandemia, pues son los pueblos indígenas quienes “pueden ser los mejores aliados para que podamos recuperarnos de esta pandemia”. En sus palabras denunciaba la presión que existe sobre los pueblos indígenas, algo que no aparece relatado en los documentos.

Covid en la Amazonía

Soria destacaba que es importante la oportunidad que los gobiernos, sean de cualquier ideología política, tienen con lo pueblos indígenas. Pero frente a eso hay otros intereses a corto plazo que están destruyendo nuestra seguridad climática, alimentaria y es por eso muchas organizaciones intentan detener acuerdos, como el de la Unión Europea y el Mercosul, una de las últimas campañas de Avaaz que pide no ratificar el acuerdo en cuanto no se garanticen los derechos de los pueblos indígenas.

En ese sentido, insistía en que “solamente la presión de la sociedad civil va a poder generar ese nivel de políticas que los gobiernos de la región no están tomando”. Las organizaciones no gubernamentales han ayudado a los pueblos indígenas en este tiempo de COVID-19, frente al total desamparo de todos los estados nacionales. Por ejemplo, en Brasil, la ayuda de las ONGs ha hecho posible poner en funcionamiento 260 centros de emergencia en la Amazonía, especialmente en las comunidades más alejadas. Oscar Soria pone de manifiesto que el impacto económico y la sequía harán más difícil la resiliencia de los pueblos indígenas en los próximos meses. Los estados nacionales tienen la responsabilidad y tienen que tomar las medidas para enfrentar la seguridad alimentaria.

La coordinadora de la Articulación de los Pueblos Indígenas Brasileños – APIB, Sonia Guajajara, denunciaba sin pelos en la lengua las mentiras de Bolsonaro en la 75ª Asamblea General de la ONU, al decir que los pueblos indígenas son responsables y causantes de los incendios en Brasil, insistiendo en “combatir esa catástrofe política que legaliza la destrucción del medio ambiente”. En un país que tiene el 60% de la selva amazónica y un tercio de las selvas tropicales del mundo, siendo el país más biodiverso del mundo, Sonia Guajajara afirmaba que “la preservación de ese ambiente no está garantizado, pues es víctima de profunda destrucción”, algo que no ha parado en tiempo de pandemia de COVID-19.

La coordinadora de la APIB destacaba la importancia fundamental de las tierras indígenas, barreras a la deforestación y foco de preservación de la biodiversidad. Son las areas más amenazadas por los madereros, mineros ilegales, todo ellos sin ninguna fiscalización del poder público. Esto se da en un país donde los incendios y deforestación aumenta en los últimos años como nunca lo habían hecho, en este 2020 sobre todo en la región del Pantanal. Sonia Guajajara afirma que los pueblos indígenas “protegen la selva amazónica contra el gobierno genocida, que valora los lucros de las corporaciones internacionales en detrimento de la vida”.

Sonia Guajajara

Proteger la selva amazónica es defender la vida, eso en un país que “se ha convertido en uno de los lugares más peligrosos para ser un defensor del medio ambiente y de los derechos humanos”, insiste la líder indígena. Quien está detrás de la destrucción de la selva amazónica a través de actos criminosos, según ella, son los grandes bancos y grandes corporaciones empresariales. Al referirse a la pandemia, la coordinadora de la APIB señala que casi mil indígenas murieron y más de 30 mil, de 158 pueblos, fueron contaminados en Brasil, importantes líderes, ancianos que han muerto llevando consigo un conocimiento milenario. Por eso insiste en la necesidad de responsabilizar al gobierno Bolsonaro, a las empresas del agro negocio, mineras y de energía, así como inversores extranjeros por los daños a los pueblos indígenas y al medio ambiente. En ese sentido, es fundamental el apoyo de la comunidad internacional ante la emergencia indígena que se está viviendo en Brasil.

Ese apelo a la comunidad internacional es importante, según el cardenal Hummes, para quien “no es solamente un pedido, porque son los derechos que están en juego aquí y no favores”. De ahí la importancia de “que la comunidad internacional esté muy presente en toda esa cuestión de la preservación de la Amazonía”, algo que no se puede retrasar ante las amenazas devastadoras. El presidente de la REPAM recordaba a todos los que han muerto luchando por derechos, no por favores. Ante eso, insistía en que “la comunidad internacional es responsable de que los derechos humanos y los derechos de la naturaleza sean respetados”.

Eso tiene que llevar a la comunidad internacional a “buscar nuevos modelos de desarrollo que realmente van al encuentro de esto”, superando lo que el Papa Francisco llamaba en la Laudato Si paradigma tecnocrático. El cardenal insistía en la necesidad de luchar juntos, algo que “la Iglesia debe hacer, la Iglesia no está haciendo ningún favor, esa es una responsabilidad que la Iglesia tiene actualmente”, insistiendo en que “deberá mostrar que no tiene mentalidad colonialista o neocolonialista, los pueblos indígenas son sujetos de su historia, deben ser sujetos protagonistas y no objeto de proyectos de otros”. Ante eso, el papel de la Iglesia es “estar juntos, ser aliados y reconocer este ser sujetos de su historia, de su identidad”.

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El Grito de la Selva, lleva a los pueblos indígenas de la Amazonía a decir “no volvamos a la normalidad, volvamos a la Tierra”, un grito que cobra relevancia si tenemos en cuenta que “vivimos tiempos de anormalidad crónica que cada vez se irán desestabilizando más”, como afirmaba Pablo Solón, de la Asamblea Mundial por la Amazonía, que ve la amenaza de “diversos tipos de crisis de una nueva etapa en la que está en juego el destino de la humanidad”. No podemos olvidar que “el bosque amazónico es el más amenazado, que las pandemias parten de las regiones donde más se están degradando los ecosistemas”, según Fernando Valladares, del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, que afirmaba que “lo que le ocurre a la Amazonía le acaba ocurriendo a todo el planeta”.

Sus palabras eran refrendadas por el líder indígena del pueblo wapichana, en Brasil, Mario Nicasio, que demandaba una acción mundial urgente en defensa de los pueblos indígenas y de la Amazonía, abogando por el “boicot a los productos que llevan sangre indígena”. Una de las grandes amenazas contra la Amazonía es la minería, algo que señalaba Luis Liberman, del Instituto Global para el Diálogo y la Cultura del Encuentro, que abordaba los impactos esta actividad en elementos vitales, como el agua, que con el impacto de la minería se convierte en muerte. Liberman resaltaba la falta de escucha a los pueblos y la necesidad de mejores políticas públicas. Existen 2.600 puntos de explotación minera ilegal en la Amazonía, el 80% de ellos en Venezuela.

El encuentro virtual promovido por la COICA ha reflexionado sobre las consecuencias de la explotación petrolera, que no respeta los derechos de los pueblos indígenas, llevando los recursos y dejando muerte y destrucción, de los incendios, un grave problema en la Amazonía brasileña y boliviana, de los que muchas veces son responsables los propios estados nacionales, como afirmaba Tomás Candia, que debe llevar a reflexionar sobre la importancia de los bosques tropicales para el futuro del planeta. También se debatía sobre la situación de los pueblos indígenas en aislamiento voluntario y contacto inicial, y la necesidad de medidas especiales de protección, pues sus territorios están amenazados por las actividades económicas.

La situación que viven los pueblos en el campo de la salud, la soberanía alimentaria y la economía indígena han sido otros elementos presentes en el debate. No podemos ignorar que la emergencia sanitaria es consecuencia de la relación con la Madre Tierra, lo que demanda maneras de dialogar más, que lleven a entender que los problemas y las soluciones están conectados. Junto con eso, fue debatido el rol de la mujer indígena y sus acciones en el marco del cambio climático, reflexionando sobre situaciones presentes en la Amazonía que afectan al universo femenino.

Mujeres indígenas en la Amazonía

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