Un obispo profundamente humano y de corazón franciscano Falleció Mons. Alcimar Caldas Magalhães, obispo emérito de Alto Solimões (Brasil)

Nacido en la región de donde fue obispo durante 24 años, el obispo capuchino era hijo de caucheros.
“Podríamos haber elegido catequesis, cursos de Biblia u otros tipos de presencia pastoral. Sin embargo, el clamor más fuerte, más urgente, más cristiano y más humanitario en este momento es el lado social"
Un hombre alegre, que “con sonrisa en los labios y el semblante feliz transmitía a todos optimismo y esperanza”
Un hombre alegre, que “con sonrisa en los labios y el semblante feliz transmitía a todos optimismo y esperanza”
Luis Miguel Modino, corresponsal de RD en América Latina y Caribe

Falleció este domingo, 20 de junio, a los 81 años de edad, Mons. Alcimar Caldas Magalhães, obispo emérito de Alto Solimões (Brasil), diócesis situada en la triple frontera con Colombia y Brasil. Estaba internado en un hospital de Manaos desde el 29 de mayo pasado.
Nacido en la región de donde fue obispo durante 24 años, el obispo capuchino era hijo de caucheros. Sus padres habían llegado desde el Nordeste brasileño para trabajar en una actividad muy común en la época, muchas veces en condiciones extremas de trabajo, que rozaban la esclavitud.
Mons. Alcimar, que estudió la teología en Italia, fue ordenado sacerdote en 1967 en la Basílica de San Francisco, en Asís, y su primera misión fue en la entonces prelatura de Alto Solimões. Después de desempeñar diferentes servicios en la Orden de los Capuchinos, en 1981, fue elegido obispo de Carolina, en el estado de Maranhão, donde permaneció durante 9 años, siendo trasladado a Alto Solimões, en 1990, donde fue obispo titular hasta el 20 de mayo de 2015, en que fue sustituido por Mons. Adolfo Zon, javeriano español que había sido elegido obispo coadjutor un año antes.

Conocedor de la realidad local y preocupado por la vida de una gente marcada por el sufrimiento, su misión como obispo estuvo muy determinada por la dimensión social. Él mismo decía que “podríamos haber elegido catequesis, cursos de Biblia u otros tipos de presencia pastoral. Sin embargo, el clamor más fuerte, más urgente, más cristiano y más humanitario en este momento es el lado social. Y en esa marea remamos. Saciado de palabras que no llenan la barriga y, cuando la barriga está vacía, el hambre es una pésima consejera y no lleva a nadie a ser solidario, a ser fraterno y hermano”.
Eso le llevó a promover muchos proyectos de desarrollo con entidades nacionales e internacionales, lo que hizo que recibiese diferentes reconocimientos. Desde el Regional Norte 1 de la Conferencia Nacional de los Obispos de Brasil, su presidente, Mons. Edson Damian, en nota de pesar, destacaba en la figura de Mons. Alcimar, a “un obispo profundamente humano y de corazón franciscano”, un hombre alegre, que “con sonrisa en los labios y el semblante feliz transmitía a todos optimismo y esperanza”.
El cuerpo del obispo fallecido será velado este lunes en la parroquia de San Sebastián de Manaos, administrada por los capuchinos, donde será celebrada una misa de cuerpo presente presidida por el arzobispo de Manaos, Mons. Leonardo Ulrich Steiner. El martes su cuerpo será trasladado a Tabatinga, sede de la diócesis de Alto Solimões, donde después de prestarle homenajes serán celebradas las exequias y será sepultado.
