Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones y Jornada de las Vocaciones Nativas Formar ministros evangelizadores de las realidades amazónicas, la vocación vivida en clave sinodal

El Sínodo debe ayudar a crear una Iglesia "que se hace presente, que propone caminos para una cierta aproximación de la gente con Cristo"

"Nosotros sabemos que son los laicos quienes llevan las comunidades adelante, las mujeres, pero no se valoran como deberían. La valorización y la formación laical, dentro de esas comunidades, sería un punto de cambio de esa mentalidad, sería un punto esencial para una evangelización más eficaz dentro de la Amazonia”

En parroquias de hasta 180 comunidades rurales sólo cuentan con un sacerdote, que "no tiene como responder ante la necesidad de celebrar misas", lo que ocurre sólo una vez al año

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La Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones, junto con la Jornada de Oración por las Vocaciones Nativas, tiene lugar todo IV Domingo de Pascua. En este año de 2019 se celebra el día 12 de mayo, teniendo como tema "Di Sí al Sueño de Dios". La vocación es un llamado que se recibe de diferentes maneras y que con los años se va consolidando. La llamada a la vida sacerdotal tiene en el seminario un tiempo en que los candidatos van profundizando en su formación humana, espiritual y sacerdotal.

En el Seminario San José de Manaos se están formando actualmente 56 seminaristas de la Arquidiócesis de Manaos y de las otras ocho diócesis y prelaturas que forman parte del Regional Norte 1 de la Conferencia Nacional de los Obispos de Brasil - CNBB, Parintins, Alto Solimões, Roraima, São Gabriel da Cachoeira, Coari, Tefé, Itacoatiara y Borba. Entre ellos están Erivan Silva de Souza, nacido en el municipio de Parintins, en una comunidad ribereña llamada Nuestra Señora del Perpetuo Socorro, Erik Henrique da Costa Oliveira, de la Villa Amazonas, en Manaos, y Eliomar Sarmento, indígena del pueblo tukano, nacido en una comunidad del distrito de Pari Cachoeira, en el municipio de São Gabriel da Cachoeira.

Los dos primeros son estudiantes de Primero de Teología y Eliomar está cursando tercero de Filosofía. Los tres representan diferentes realidades de la Iglesia en la Amazonia, el mundo ribereño, urbano e indígena, una Iglesia que está viviendo el proceso del Sínodo para la Amazonia. Desde esta perspectiva sinodal, que quiere hacer realidad nuevos caminos, lo que también está llevando a la Iglesia de la Amazonía a soñar, el Padre Zenido Lima, rector del Seminario San José, insiste en la "identidad históricamente situada de nuestros candidatos al ministerio presbiteral", en un intento de superar una preocupación presente entre los formadores de los seminaristas, que es la "figura genérica del presbítero".

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Para el ejercicio de ese ministerio en la Amazonia, "es necesario que sea históricamente situado, envuelto en las realidades, sea del mundo indígena, con todas las cuestiones del medio ambiente, de la ecología integral, con los desafíos de las grandes metrópolis", según el Padre Zenildo, quien afirma que "todo eso hace que se repita la dinámica de la vocación para que, de hecho, se dispongan como ministros evangelizadores de las realidades amazónicas, no como un ministro genérico, cuyo ministerio puede ser ejercido en cualquier lugar de Brasil o del mundo".

Haciendo memoria de la propia vocación, Erik reconoce que ésta "surge en el contexto de la vida de comunidad", donde él fue monaguillo, participó en la catequesis, y desde entonces pareció una llamada que él mismo define como un "querer dar más y en un proceso de discernimiento madurar esa vocación”. En el caso de Eliomar, la vocación nació mientras él estudia un curso técnico de agente comunitario de salud. Cuando él hacía visitas domiciliarias, percibía que mucha gente que venía del interior, eran desapercibidas por las políticas públicas en relación a la salud. En un primer momento pensó en hacer una experiencia en una congregación religiosa, pero en ese momento fue invitado a formar parte del Seminario Menor de la Diócesis de São Gabriel da Cachoeira.

"La vida de oración que mi comunidad proporciona fue esencial para mí sentirme llamado a esa vocación sacerdotal", afirma Erivan, insistiendo en la importancia de las diferentes actividades de la comunidad para descubrir esa vocación. El seminarista de Parintins reconoce que ser sacerdote en la Amazonia es "un desafío, porque es una tierra de misión, pero al mismo tiempo es una alegría muy grande en el futuro poder ayudar a las personas que necesitan una palabra de consuelo, de oír la Palabra de Dios, porque hay comunidades muy lejanas”. Es allí donde quiere llevar el Evangelio, oír, animar, evangelizar.

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En el caso de las comunidades indígenas, Eliomar afirma que "ser sacerdote en las comunidades indígenas significa ser uno de ellos, valorando sobre todo la cultura, la vida social, política, y entender que la cultura indígena no está distante de la cultura cristiana". Por eso, él dice que, en su caso, siendo sacerdote quiere "caminar de una forma equilibrada, no haciendo inferior al uno, ni superior al otro". Siendo indígena, él reconoce que podría "saber trabajar mejor con ellos, entender las dificultades", dado el conocimiento que tiene de la cultura indígena, algo que él piensa que es esencial.

Para alguien que nació en el ambiente urbano, como Erik, "ser sacerdote en la Amazonia es estar dispuesto a abrirse a nuevas realidades, nuevas culturas". Él percibe dentro de la vida del Seminario, donde conviven jóvenes llegados de diferentes lugares, realidades y culturas, "cuán variado es nuestro medio aquí en la Amazonia". Por eso, destaca la importancia de estar dispuesto a abrazar las diferentes realidades, "y a partir del Cristo encarnado percibir en esas realidades cómo podemos dar más de ese Cristo a esas personas que tantas veces son olvidadas por el poder público, que están distantes, que demoran tanto tiempo para llegar allí”.      

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El seminarista de la Arquidiócesis de Manaos dice que espera mucho del Sínodo para la Amazonia, "principalmente en lo que se refiere a la valorización de lo que es la Amazonia, toda la cuestión de la Pan-Amazonia, de los nueve países, toda esa diversidad". Él espera "esa mirada mayor para nosotros que vivimos en esa región que requiere no sólo de una identidad religiosa, como una identidad social, una identidad política que pueda atender de hecho a ese pueblo que tantas veces se olvida". Él denuncia que en Brasil, todo se centra en el Sur y Sudeste, y se acaba, "olvidando a la Amazonia, que es un lugar de tanta diversidad". Por eso, espera que "la Iglesia mire más, esté más presente en la Amazonia, en el sentido religioso, cultural, social".

Esta esperanza también está presente en el seminarista de la diócesis de São Gabriel da Cachoeira, quien afirma que "la esencia de la Iglesia es misionera, y en esta cuestión de la misión, uno espera que la Iglesia se haga presente dentro de las comunidades ribereñas, dentro de las comunidades indígenas, dentro de las comunidades urbanas". Por eso, el Sínodo debe ayudar a crear una Iglesia "que se hace presente, que propone caminos para una cierta aproximación de la gente con Cristo". Ante esa diversidad cultural, "la Iglesia misionera insiste en hacerse presente dentro de esa perspectiva", insiste Eliomar, que tiene una esperanza muy grande, "porque el Sínodo creemos que va a proponer caminos para la aproximación de nuestras comunidades cristianas".

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El Sínodo para la Amazonia está presente en las oraciones del seminarista Erivan, quien dice que pide "para que el Espíritu Santo ilumine a nuestra Iglesia para que todo lo que sea decidido en el Sínodo facilite la misión en la Amazonia". Por eso, él espera de la Iglesia "que esté siempre en salida, que esté disponible para acoger a todas las personas de diferentes culturas y denominaciones, en el sentido ecuménico, que necesitamos valorar en la Amazonia". La presencia de sacerdotes en las diferentes diócesis del Regional Norte 1 es muy pequeña, lo que reclama la necesidad de nuevos caminos. En ese sentido, el seminarista de Parintins, reconociendo que existen pensamientos que hablan de la posibilidad de ordenar sacerdotes casados, ve como posible solución que existan "seminaristas que se adecuen a esa realidad y que estén dispuestos, después de ser ordenados sacerdotes, a ser enviados a esas comunidades para la misión". Por eso, ve el Sínodo como una oportunidad para "decidir lo mejor para la Amazonia, en el sentido de la evangelización".

En esa perspectiva sinodal, Eliomar reconoce que el Sínodo debe "valorar al laico y la laical dentro de la comunidad". Él piensa que "el sacerdote tiene que proponer una autonomía para que la Iglesia crezca, tenga esa armonía, entre el religioso, el laico y la laica, que deben ser protagonistas dentro de nuestra Iglesia". El seminarista del pueblo tukano insiste en que la Iglesia "olvida un poco de cuanto las pastorales dentro de nuestras comunidades son importantes, es en ellas que tenemos que enfocarnos, son ellos a quienes tenemos que formar para que tengan esa libertad, esa autonomía, esa perseverancia, y sobre todo ese espíritu misionero dentro de la comunidad".

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Al respecto de la escasez de sacerdotes, Erik dice que "con esa mirada a más hacia la Amazonia, percibimos que algunas decisiones se van a tomar". Él afirma que "en la evangelización de la Amazonía, cuando vemos las comunidades ribereñas, las comunidades indígenas, percibimos la presencia muy grande de laicos", que pueden suplir la presencia de sacerdotes. Él dice que "mucho más allá de ordenar sacerdotes casados, de ordenar a las mujeres, que son cuestiones un tanto polémicas dentro de la Iglesia, creo que la gente tiene que cambiar una mentalidad muy grande de devaluación de los laicos", pues como él reconoce, "nosotros sabemos que son los laicos quienes llevan a las comunidades adelante, las mujeres, pero no se valoran como deberían. La valorización y la formación laical, dentro de esas comunidades, sería un punto de cambio de esa mentalidad, sería un punto esencial para una evangelización más eficaz dentro de la Amazonia”.

Al hablar de la celebración de la Eucaristía, cosa rara en muchas comunidades del interior de la Amazonia, y que se ha convertido en punto de discusión dentro del proceso del Sínodo para la Amazonia, el seminarista de Manaos, dice que "esa cuestión de la Eucaristía siempre va a ser vista como compleja", pero en su opinión,"la comunión se da también de otras formas. La valorización de la Palabra de Dios, de hecho, dentro de las comunidades, ya sería un gran avance". Él afirma que "hay muchas comunidades por ahí que no tienen Eucaristía durante años, y de hecho están vivas, están continuando la vivencia cristiana dentro de la comunidad sin Eucaristía", siendo visible "la vivencia del amor cristiano, la vida en comunidad, la vida fraternal". El seminarista llega a decir que "no es que ellos no necesiten la Eucaristía, eso sería una herejía de mi parte, pero ellos logran vivir sin Eucaristía, ellos logran encontrar las señales de Dios en otros aspectos", insistiendo en la necesidad de cambio de mentalidad, que no lleve a pensar que son inferiores por el hecho de no tener Eucaristía.

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Según Eliomar, la gente siente falta de misa en las comunidades del interior, que "ve en el sacerdote la figura de Jesús es alguien esperado". Para el seminarista de la diócesis de São Gabriel da Cachoeira, "esa carencia de sacerdote, en el sentido de visita a las comunidades, es un punto que no es positivo". En su opinión esa falta de presencia de sacerdotes facilita la entrada de las Iglesias evangélicas en esas comunidades, una realidad presente en la región del Alto Río Negro, según él "por la carencia del sacerdote, incluso los laicos siendo valorados, teniendo esa autonomía, sienten falta de la persona del sacerdote". Según el seminarista "la Eucaristía es muy esperada".

En las comunidades ribereñas de la diócesis de Parintins, según su seminarista, "lo que está faltando es una organización pastoral", dado que en parroquias de hasta 180 comunidades rurales sólo cuentan con un sacerdote, que "no tiene como responder ante la necesidad de celebrar misas", lo que ocurre sólo una vez al año. "Esto dificulta la presencia del sacerdote y también las misas en las comunidades", afirma Erivan. Cuando él habla de falta de organización pastoral, el seminarista afirma que "en las parroquias hay muchas pastorales que tienen que ser desarrolladas, entonces el sacerdote termina lleno de actividades en esas pastorales, y acaba teniendo poco tiempo para esas comunidades rurales". Esto hace necesario "esa organización pastoral para hacer formaciones para ministros extraordinarios de la Eucaristía, para la liturgia de la Palabra, para que eso sea importante en la vida de esas personas", afirma el seminarista, que ve necesario para los futuros sacerdotes, "una formación para que no se centren sólo en la oficina, como el Papa Francisco siempre resalta, sino estar en salida, hacer que esas personas sientan también la presencia del sacerdote allí, en la celebración de la misa en las comunidades".

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