Presidente de la Comisión Pastoral Episcopal para el Laicado en Brasil Giovane Pereira de Melo: "Necesitamos recuperar la eclesiología del Pueblo de Dios, que los presbíteros más jóvenes no entienden"

Monseñor Giovane Pereira de Melo
Monseñor Giovane Pereira de Melo

"Si no escuchamos y no entendemos que la misión de la Iglesia no se hace solo con su ministerio [ordenado], sino que se hace con el servicio, con la presencia, con el desempeño de todos los bautizados, no cumpliremos con la misión de Cristo de anunciar la buena nueva del Evangelio”

"Ya existe una diversidad de ministerios, de la Palabra, de la visita, pero aún podemos avanzar en este aspecto y hacer que estos ministerios sean oficiales"

"En el caso de los ministerios, en el caso de las mujeres, en el caso de los laicos, estos son caminos abiertos que el Papa dejó para que nosotros también avancemos, dialoguemos y encontremos nuevas formas"

"Hemos visto que existe una clara persecución en relación con los pueblos indígenas, sus organizaciones, los movimientos populares y los sectores de la Iglesia que están más comprometidos con esta causa"

"Necesitamos creer y trabajar para que, de hecho, tengamos una Iglesia que sea ministerial, que tengamos una Iglesia en la que los cristianos laicos sientan que son sujetos en la Iglesia y en la sociedad"

Mons. Giovane Pereira de Melo
El Sínodo para la Amazonía, después de la publicación de Querida Amazonía, entró en una nueva fase, dificultada en las últimas semanas por la pandemia de Covid-19, que ha obligado a la Iglesia a buscar nuevas formas de llevar a cabo la misión evangelizadora. En esta situación, la Iglesia de la Amazonía está acogiendo y reflexionando sobre la Exhortación del Papa Francisco, un documento recibido con beneplácito por la Iglesia de Brasil, donde en pocos días se agotó la primera edición del texto.

Entre los padres sinodales estaba Monseñor Giovane Pereira de Melo, obispo de Tocantinópolis, y presidente de la Comisión Pastoral Episcopal para el Laicado de la Conferencia Nacional de los Obispos de Brasil - CNBB. En referencia a los laicos, el trabajo que llevan a cabo en las comunidades "es una forma de concretar ciertos aspectos del documento". Por lo tanto, aquello que ya se está desarrollando debe fortalecerse, centrándose en la formación, que ayude a que sean considerados como sujetos de transformación en la Iglesia y en la Amazonía. Según el obispo, se han dejado caminos abiertos, por donde "estamos avanzando, estamos hablando y estamos encontrando nuevos caminos".

El Papa Francisco ha ayudado a promover una Iglesia sinodal, según Monseñor Giovane, desde donde es posible "sentarse juntos, hablar, discutir y buscar caminos". Señala que con el Sínodo para la Amazonía, "los pueblos indígenas se sintieron abrazados por la Iglesia", haciendo posible que su voz "llegue a todos. Todos escucharon las necesidades, demandas, luchas y esperanzas de los pueblos indígenas”. Esta actitud se opone, en Brasil, a "una clara persecución en relación con los pueblos indígenas, sus organizaciones, movimientos populares y los sectores de la Iglesia que están más comprometidos con esta causa".

Según el obispo de Tocantinópolis, uno de los grandes desafíos es "hacer que nuestros presbíteros abracen esta idea de una Iglesia con rostro amazónico". Junto con esto, insiste en "construir una Iglesia en camino sinodal. Necesitamos recuperar esta eclesiología de la Iglesia Pueblo de Dios, que, especialmente las generaciones más jóvenes de presbíteros, a veces no entienden, no han aceptado esta idea”. De lo contrario, "si no escuchamos y no entendemos que la misión de la Iglesia no se hace solo con su ministerio, sino que se hace con el servicio, con la presencia, con el desempeño de todos los bautizados, no cumpliremos con la misión de Cristo de anunciar la buena nueva del Evangelio”. De ahí el sueño de Monseñor Giovane, "una Iglesia que sea toda ministerial".

Querida Amazonía 3

Después de recibir la exhortación post-sinodal Querida Amazonía, para alguien que participó en la Asamblea Sinodal que tuvo lugar en octubre, ¿cuál es su reacción?

En Brasil, los cinco regionales que conforman la Amazonía, estamos en proceso de recibir el documento. En términos locales, la prensa, en general, no se centró en el documento, solo en el tema de los ministerios, especialmente los hombres casados, y no fue mucho más allá de eso. Esperábamos, al menos nos preparamos, para poder hacer una mayor difusión, a través de los medios locales, de la Exhortación, pero el interés se dirigió más a este tema de los ministerios, y en particular al tema de viri probati. La prensa, en general, se mantuvo un poco en la periferia del eje fundamental, el eje central del documento, que era la cuestión de toda la problemática que involucra a la Amazonía y al planeta.

En términos de Iglesia, ahora estamos en la etapa de celebrar seminarios diocesanos, regionales, para tomar conocimiento sobre el documento en su conjunto. En este sentido, la REPAM (Red Eclesial Panamazónica) está desempeñado su papel de asesora en estos seminarios. Ya hay una serie de iniciativas en marcha en términos de CNBB (Conferencia Nacional de los Obispos de Brasil), y REPAM, para dar a conocer el documento y, dentro de lo posible, ponerlo en práctica. El documento, por cierto, tuvo una gran acogida. Tanto es así que se agotó la primera edición de la CNBB del documento. Ya están haciendo una segunda edición del documento.

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¿Qué pasos se deben dar en los próximos meses?

Estamos en esta fase de acoger el documento, de estudiar con los líderes, con los sacerdotes, y de alguna manera podemos decir que, dentro de la Iglesia, hay una buena acogida. Las comunidades, especialmente aquellas que fueron escuchadas durante el proceso sinodal, sintieron que fueron escuchadas, que la Iglesia las escuchó y se convirtió en portavoz de sus clamores, de sus gritos. Hay pasos prácticos que deben darse, que llevan tiempo, y también otros tipos de articulación, por ejemplo, la Comisión para la Amazonía. Nosotros, los obispos de la Amazonía, no nos reunimos después del Sínodo.

Pero ciertamente, a partir de ahora, después de la publicación de la Exhortación, seremos invitados a reunirnos para ver cómo el grupo de obispos que estamos en la Amazonía, podemos llevar a cabo algunas propuestas que están en la Exhortación, o que están en el Documento Final, y que no nos impide, como obispos, como pastores de las iglesias locales, hacerlas realidad. Por ejemplo, la cuestión de los ministerios, la cuestión de las iniciativas que ya existen, el fortalecimiento de las iniciativas que ya existen en la defensa de la Casa Común, son otros aspectos que nuestras iglesias necesitan retomar. Tenemos un gran desafío que plantea el Documento Final, que es el tema de la formación, este es un gran desafío, y fue uno de los clamores del Encuentro Continental de las CEBs.

Desde hace mucho tiempo, necesitamos revisar el proceso de formación de nuestros presbíteros. Queremos preparar a los presbíteros para la misión en la Amazonía, respetando a los pueblos de la Amazonía, su cultura, sus experiencias religiosas, la cuestión del diálogo, que debe existir en la Amazonía, en vista de la gran fuerza pentecostal que existe en la Amazonía, de iglesias de otras denominaciones religiosas. Por lo tanto, debemos revisar el tema de la formación de los presbíteros.

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El Sínodo para la Amazonía apuntó a nuevos caminos. ¿Cuáles son los nuevos caminos que podemos decir que se proponen, que se pueden asumir desde este proceso sinodal?

En el encuentro de Belém de los obispos de la Amazonía (agosto de 2019), se habló mucho sobre las experiencias que existen en la cuestión ministerial, ya sea en la animación de las comunidades o en el ministerio de la Palabra. Partiendo de preguntas prácticas, esta es una forma de concretar ciertos aspectos del documento. Ya existe una diversidad de ministerios, de la Palabra, de la visita, pero aún podemos avanzar en este aspecto y hacer que estos ministerios sean oficiales. Algunos existen, pero no hay oficialidad para esto, no hay ritual para eso. Este es un aspecto que debe tenerse en cuenta.

El Papa habla del papel de los cristianos laicos y laicas en este proceso de evangelización en la Amazonía, y hay un camino que ya existe, pero que debe fortalecerse. la formación de los cristianos laicos, debe ser dirigida, en el sentido de que son amazónidas, y que es necesario tener en cuenta, no los aspectos teológicos de la fe, sino trabajar en toda esta articulación de la ecología, la defensa de los pueblos, los grandes desafíos sociales que están presentes en la Amazonía. Esto debe ser parte de la dinámica del proceso de evangelización, debe ser parte del contenido formativo de nuestros cristianos laicos, exactamente para ser sujetos, no solo en la Iglesia, sino también en el proceso de transformación en la Amazonía.

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Hay voces críticas, en referencia a Querida Amazonia, con respecto al sueño eclesial, pero tanto en Laudato Si como a lo largo del proceso del Sínodo, quedó claro que todo está interconectado y que un sueño no puede entenderse sin los otros. ¿Qué decir ante estas críticas, cómo ayudar a comprender que la propuesta del Papa Francisco, como él mismo dijo, están más centrada en los diagnósticos que en las pequeñas cosas, en los avances concretos que algunos pretenden lograr?

El Papa en la Exhortación, especialmente en este capítulo que trata el tema eclesial, el sueño eclesial, no cerró el tema. La discusión sobre la ministerialidad, sobre la presencia de mujeres en la Iglesia, sobre los laicos en la Iglesia y la continuidad de la búsqueda de estos nuevos caminos, está muy presente en el documento. Aunque el Papa no se haya dirigido, como lo señalamos durante el Sínodo, en un sentido concreto, dijo que el camino está aquí, el Papa no cerró esta discusión, la dejó abierta.

Ese es un camino a seguir por las iglesias locales, nosotros los obispos, a partir de nuestras realidades, podemos avanzar y seguir proponiendo. En el caso de los ministerios, en el caso de las mujeres, en el caso de los laicos, estos son caminos abiertos que el Papa dejó para que nosotros también avancemos, dialoguemos y encontremos nuevas formas.

Como usted ya ha dicho, la asamblea de la CNBB, los seminarios en los regionales, en las diócesis, la visita ad limina están programados, todo dependiendo de la situación que estamos viviendo ante la pandemia del coronavirus. ¿Pueden estos momentos ayudar a avanzar en la realización de la cuestión ministerial que aparece en el sueño eclesial?

Creo que sí, porque hay un clima favorable para eso, y es un clima favorable no solo en el episcopado brasileño, en particular en el episcopado de la Amazonía, sino también del Papa. A diferencia del período de Juan Pablo II, que no quiso discutir esta cuestión de la ministerialidad, la dinámica sinodal del Papa Francisco, la experiencia sinodal, por ejemplo, de la Iglesia de Brasil, y en ese sentido, las comunidades eclesiales de base, en estos 50 años, han contribuido a la construcción de esta experiencia de sinodalidad, de sentarse juntos, hablar, discutir y buscar caminos.

Lo que nos puede faltar es que tomemos tiempo, nos sentemos seriamente con todas las fuerzas de la Iglesia, y trabajemos profundamente en los problemas y propongamos formas, para fortalecer caminos de progreso significativos, lo cual la Iglesia, particularmente en Brasil, ya ha hecho. Las comunidades eclesiales de base pueden ayudar en este tema de la sinodalidad, de la valorización de los laicos, de este compromiso con la fe y la política, para vincular la fe con los compromisos sociales, crear entornos, por ejemplo, la Asamblea de los Organismos del Pueblo de Dios, que se omitió hace un tiempo, que se reanudó desde el año pasado.

Si creamos pautas para estos espacios que ya tenemos, ya sea en la Conferencia Episcopal, en la Comisión de la Amazonía, en el Intereclesial de las CEBs, en la Asamblea de los Organismos del Pueblo de Dios o en el Encuentro Nacional de Presbíteros, que puede ser un de los grandes desafíos, hacer que nuestros sacerdotes adopten esta idea de una Iglesia con rostro amazónico, tenemos un amplio camino a seguir y con un horizonte de esperanza. El Papa, a través de los sueños, nos señala este camino y un horizonte de esperanza, perspectivas positivas, apertura. Por supuesto, existen algunos caminos en que avanzamos más rápido, en otros caminos se avanza en la medida en que podemos avanzar.

Indígenas en el Sínodo para la Amazonía

La voz de los pueblos indígenas en la asamblea sinodal fue, según diferentes participantes, decisiva. Las reacciones de los pueblos indígenas a Querida Amazonia son de gran acogida por todo lo que el Papa Francisco ha hecho por ellos. ¿Podríamos decir, aún más frente a la realidad socio política que está viviendo Brasil, que Querida Amazonía contribuye para que los indígenas, en la práctica, tengan un documento de ciudadanía?

Sí, porque los indígenas se sintieron abrazados por la Iglesia. Los pueblos indígenas presentes en el Sínodo para la Amazonía sintieron que la Iglesia, a través de sus canales, dio voz a sus clamores. Si ya tenían, a través de sus organizaciones, los canales locales en los que podían hablar y hacer oír su voz, la Iglesia, a través del Sínodo, hizo que esta voz, estos clamores, estos gritos de los pueblos indígenas, llegaran a todos . Todos escucharon las necesidades, demandas, luchas y esperanzas de los pueblos indígenas.

El desafío es grande porque hay una fuerza muy potente, contraria a Querida Amazonía, en el sentido político social. Veo específicamente la realidad de Brasil. El contexto político actual que estamos viviendo no es favorable. Por el contrario, hemos visto que existe una clara persecución en relación con los pueblos indígenas, sus organizaciones, los movimientos populares y los sectores de la Iglesia que están más comprometidos con esta causa. La cuestión del CIMI (Consejo Misionero Indio), la cuestión de la CPT (Comisión Pastoral de la Tierra).

El ambiente de la Iglesia universal, especialmente con la figura del Papa Francisco, con Querida Amazonía, y una buena parte del episcopado brasileño, de la iglesia en Brasil, el clima es favorable para este reconocimiento de la ciudadanía de los pueblos indígenas. Ahora, tenemos grandes desafíos, la pregunta es si estamos dispuestos, con valentía profética, de abrazar con los pueblos indígenas los desafíos y las propuestas que Querida Amazonía plantea para la Amazonía.

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Usted es presidente de la Comisión Episcopal para el Laicado. En una Iglesia sinodal, y el Papa Francisco tiene un compromiso decisivo con esta Iglesia sinodal, convocando el próximo sínodo sobre este tema, el papel de los laicos es fundamental. ¿Qué representa esta Iglesia sinodal y cómo se puede asumir esto desde la Comisión Episcopal para el Laicado y en la Iglesia de Brasil?

Tenemos espacios en Brasil donde podemos vivir y practicar esta dinámica de una Iglesia sinodal. Consejos pastorales, consejos comunitarios, experiencias de asambleas, consejos diocesanos de los laicos. Tenemos espacios en los que existe esta dimensión sinodal, de comunión, de participación, de decidir juntos. Lo que necesitamos es fortalecer estos espacios y colocar esto como un punto fundamental en la construcción de una Iglesia en camino sinodal. Necesitamos recuperar esta eclesiología de la Iglesia Pueblo de Dios, que, especialmente las generaciones más jóvenes de presbíteros, a veces no entienden, no han aceptado esta idea.

Es necesario recuperar esta eclesiología, recuperar esta dimensión de la ministerialidad, expandir esta cuestión de la ministerialidad. Necesitamos reconocer que la ministerialidad no solo se reduce al aspecto interno de la Iglesia, sino que un laico que actúa en nombre del Evangelio, en nombre de la Iglesia, en el sindicato, en el partido político, también ejerce un ministerio y compromiso de su fe en el contexto de la sociedad. Necesitamos ampliar y profundizar estas experiencias y apoyarlas con una eclesiología que tenemos, que es la eclesiología del Concilio Vaticano II, que entiende la Iglesia como Pueblo de Dios.

Las mujeres en el Sínodo

En la práctica, desde esta propuesta de una Iglesia sinodal, ¿podríamos decir que es posible que el clero comience a escuchar a los laicos y especialmente a las mujeres?

Si no escuchamos y no entendemos que la misión de la Iglesia no se hace solo con nuestro ministerio, sino que se hace con el servicio, con la presencia, con el desempeño de todos los bautizados, no cumpliremos la misión de Cristo de anunciar la buena nueva del Evangelio. Hoy, en la realidad de la Iglesia, y en particular de la Iglesia de Brasil, en la Amazonía, yo como sacerdote, como obispo, no puedo, de ninguna manera, pensar en una evangelización sin la presencia, sin la misión, sin el testimonio de los cristianos laicos. Y los cristianos deben ser sujetos, no solo ejecutores, es necesario que sacerdotes, laicos, toda la Iglesia, se sienten, hablen, y, como hermanos, encuentren caminos de evangelización. De lo contrario, no podemos cumplir la misión del Señor.

Alguien que nació en la Amazonía, que es obispo en el Amazonía, ¿cuál es su sueño para la Amazonía y para la Iglesia de la Amazonía?

Necesitamos creer y trabajar para que, de hecho, tengamos una Iglesia que sea ministerial, que tengamos una Iglesia en la que los cristianos laicos sientan que son sujetos en la Iglesia y en la sociedad. Para esto, la Iglesia invierta en la formación de los laicos. Así como invertimos en la formación de nuestros futuros presbíteros, de los actuales presbíteros, también necesitamos, si no tanto, invertir.

Por ejemplo, en la diócesis de Tocantinópolis, mi prioridad es la formación de los laicos, no dejo de formar a los presbíteros, pero a través de dos escuelas, tenemos una Escuela de Formación para iniciadores de la vida cristiana y tenemos una escuela que capacita a líderes laicos, para trabajar en la Iglesia y también fuera, en la sociedad. Invertir en la formación, fortalecer y expandir la ministerialidad en la Iglesia, y fortalecer estos entornos en los que podemos vivir una experiencia de la Iglesia sinodal, de la Iglesia de hermanos, que caminan juntos, que deciden juntos, que celebran juntos.

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