La Reforma de la Curia ha sido un proceso largamente trabajado por el Papa Francisco y sus colaboradores. Una reflexión recogida en la Constitución Apostólica Praedicate Evangelium. Nos muestra, según Mons. Leonardo Steiner, que "la razón de ser de la Curia es la evangelización, la misión de la Iglesia".

La Constitución nos hace ver que "estamos volviendo a las fuentes. Nos estamos dando cuenta de que la gracia para vivir el Evangelio y anunciar está en la comunidad de fe", afirma el arzobispo de Manaos. Reflexiona sobre el clericalismo a la luz del camino de la Iglesia en la Amazonía, insistiendo en que "cada ministerio tiene su lugar, tiene su misión", y junto a ello que "una Iglesia sinodal nos ayudará a superar el clericalismo".

El arzobispo también habló de la experiencia de la Iglesia en América Latina y el Caribe, con una "reflexión teológica y eclesial a partir de los pobres". Junto a esto, reflexiona sobre una novedad surgida del Sínodo para la Amazonía, la CEAMA, y las nuevas posibilidades que ofrece. Todo ello en el camino sinodal, apoyado en la escucha, que "debe ayudar a la Iglesia a ser una presencia transformadora".

El 19 de marzo el Papa Francisco dio a conocer la Constitución Apostólica Praedicate Evangelium, que entrará en vigor el día de Pentecostés, la fiesta que conmemora el envío de los discípulos a evangelizar con la fuerza del Espíritu Santo. ¿Qué importancia tiene el énfasis que la nueva Constitución pone en la predicación, en el anuncio del Evangelio como prioridad fundamental en la vida de la Iglesia y de cada bautizado?

La misión de la Iglesia es evangelizar. La última palabra de Jesús a sus discípulos fue de envío: "Id"; enviados a anunciar. Como fue enviado por el Padre, así envía a sus discípulos a evangelizar. En los discípulos están todas las generaciones de discípulos misioneros. Los ministerios, las vocaciones, los carismas y las actividades pastorales son formas de anuncio que el Espíritu Santo suscita en la Iglesia. La Iglesia es ese movimiento que el Evangelio despierta y que el Espíritu mantiene y vivifica.

Las comunidades eclesiales, las diócesis y prelaturas, las Conferencias Episcopales, la Curia Romana deben ser el reverbero del "¡Id!". La Constitución Apostólica faculta todo el servicio de la Curia a partir de la evangelización. La razón de ser de la Curia es la evangelización, la misión de la Iglesia. Todos los bautizados están en la gracia de "Id". Qué bueno es que nos recuerden nuestra misión y para qué sirven las estructuras. De este modo, superamos el modo de normalización, de exigencia, y pasamos a recordar, apoyar, ayudar, cuidar, pastorear. Todo al servicio del Reino de Dios.

En un encuentro que el Papa Francisco tuvo con los jesuitas chilenos en 2018, dijo que el Vaticano II sólo se retomaría plenamente después de 100 años. ¿La reforma de la Curia y de la Iglesia recogida en el Praedicate Evangelium puede considerarse un paso decisivo en ese camino?

Praedicate Evangelium destaca lo que es propio de la Iglesia, la misión de la Iglesia: evangelizar. El Concilio Ecuménico Vaticano II nos ha puesto en camino. El movimiento de dejarse inspirar por el misterio de la Encarnación, de la redención, es renovador y purificador. Cambiar las estructuras, las formas de actuar y de proclamar lleva tiempo. Es un proceso, una cultura. Cultivar el espíritu de las primeras comunidades, narrado en los Hechos y testimoniado por los Padres.

Al principio vemos un camino animado, luego viene la inseguridad y el deseo de volver a lo que era y, finalmente, la búsqueda de ser cada vez más fiel al Evangelio bajo la inspiración del Espíritu Santo. Hay un camino. Cuando leemos y estudiamos los textos del Magisterio nos damos cuenta del proceso que se ha iniciado y desarrollado, a pesar de la oposición y la desinformación. Evangelii Gaudium, nos ayudó a percibir el horizonte que ilumina y los pasos que nos provoca dar. La Constitución ofrece un sentido más profundo y exigente al servicio de la Curia, ya que se trata de un camino juntos: todos anunciando y viendo la mejor manera de anunciar y vivir el Evangelio.

La reforma de la Curia abre una mayor autonomía a las Iglesias particulares y a los obispos en su camino pastoral. ¿Cómo puede esto favorecer la vida de la Iglesia y los procesos de evangelización?

Las Iglesias particulares son la visibilidad de la Iglesia a través de sus comunidades, su acción misericordiosa, su trabajo pastoral. En ellas se produce la acción del Espíritu que vivifica y transforma todo. La vida del Evangelio tiene lugar allí. En la medida en que cada Iglesia particular ofrece la Palabra, el Pan, sirve a los desfavorecidos y a los excluidos, se convierte en signo de fraternidad, de acogida, de consuelo y de reconciliación, da testimonio, anuncia la vida que nace de la Cruz y de la Resurrección. Así asumen su misión, su razón de ser: evangelizar, vivir el Evangelio. 

Asumiendo los procesos evangelizadores que el Magisterio propone, que las Conferencias Episcopales ofrecen, crecen y se convierten en signos del Reino. Una iglesia que aprende de otra. Es en la iglesia particular donde se hace visible el modo de ser y vivir que dejó el Crucificado-Resucitado. En la antigüedad la vida del Evangelio se desarrollaba en la Iglesia particular, en la comunidad. Volvemos a las fuentes. Nos damos cuenta de que la gracia de vivir y anunciar el Evangelio está en la comunidad de fe. Es en la comunidad donde nos revestimos de Cristo, es la comunidad la que se ocupa de la distribución del pan y la ropa, la que acoge a los sin techo. Es en la comunidad, en el testimonio de cada creyente, donde Cristo se hace visible. 

El clericalismo es uno de los grandes pecados de la Iglesia según el Papa Francisco, un elemento que vuelve a aparecer en la nueva Constitución. ¿Cómo podemos ayudar a superarlo y avanzar en una Iglesia sinodal, construida a partir del bautismo?

Estamos descubriendo que todo el Pueblo de Dios participa en la misión evangelizadora; todos los bautizados participan y son Iglesia. En la Amazonía, podemos ver cómo los laicos se sienten Iglesia, cómo participan activamente en la asunción de ministerios, en la participación de actividades pastorales y en la asunción de responsabilidades en la Comunidad. Cada ministerio tiene su lugar, tiene su misión, expresa el ser Iglesia, el Reino de Dios. Superamos el clericalismo en la medida en que ofrecemos formación para profundizar en la fe, abrimos más espacio a los laicos y laicas, fomentamos la participación de todos en el proceso de sinodalidad. 

Una Iglesia sinodal nos ayudará a superar el clericalismo. En la reflexión teológica, en la formación para el presbiterado, la sinodalidad eclesial puede ofrecer un sentido más amplio y profundo de ser sacerdote. Qué bonito es ver a las hermanas y hermanos asumir la gracia bautismal siendo activos, siendo discípulos misioneros. Es admirable en nuestras comunidades ver a catequistas, mujeres y hombres, que se ocupan de los pobres. Esta presencia de la Iglesia nace del Bautismo y se confirma en la Confirmación. ¡Es el Pueblo de Dios en camino!

El Papa Francisco conoce bien a la Iglesia latinoamericana, y podríamos decir que ha impulsado pasos que podrían considerarse como "experimentos" de esta Reforma que ahora se ha promulgado. ¿Hasta qué punto podemos decir que esto es una realidad y cómo ha ayudado a la Iglesia del continente latinoamericano a avanzar en esta Reforma?

En la Iglesia latinoamericana tenemos Medellín, Puebla, Santo Domingo, Aparecida, sin olvidar la reflexión teológica y eclesial a partir de los pobres. En la Amazonía, tenemos el documento de Santarém, el Sínodo para la Amazonía que generó la Conferencia Eclesial de la Amazonía (CEAMA), y la Asamblea Eclesial de América Latina y el Caribe. Son indicaciones de la búsqueda de ser una presencia del Evangelio. Indican un camino que estamos recorriendo y toda la Iglesia está en marcha.

El Papa Francisco nos había despertado a la grandeza de la misericordia y ahora insiste en la sinodalidad. Un camino que se abre para una Iglesia cada vez más samaritana, misionera, presencia del Reino de Dios. Quizás las comunidades, los pastores, los teólogos, la vida religiosa, se han dejado tocar e inspirar por el Espíritu que guía la historia y la vitalidad de la Iglesia. Si reflexionamos sobre el pasado reciente, veremos cómo hemos sido conducidos por el Espíritu de vida nueva. Me asombra la aparición de testigos vivos del Evangelio. Bastaría con ver la presencia de mujeres y hombres mártires de nuestro tiempo. 

Recientemente ha sido usted elegido vicepresidente de la Conferencia Eclesial de la Amazonía, una nueva iniciativa nacida, por recomendación del Papa Francisco, del Sínodo para la Amazonía. ¿Cómo se puede asumir este tipo de iniciativa eclesial y no sólo episcopal en otras realidades eclesiales?

La Conferencia Eclesial de la Amazonía (CEAMA), es la manifestación de que la Iglesia puede tener expresiones que tengan en cuenta a todo el Pueblo de Dios en lo que respecta a la evangelización, el modo de ser: una Iglesia sinodal. Todos reflexionando, rezando, escuchando lo que el Espíritu dice a las Iglesias, a las comunidades. Estamos en el ejercicio de la Conferencia Eclesial: la participación de las iglesias de Pan-Amazonía en sus diversas expresiones ministeriales y vocacionales nacidas del bautismo. Una Conferencia que expresa el ser católico, la catolicidad. Laicos, sacerdotes, vida consagrada, obispos: Eclesial.

La Conferencia podrá servir de inspiración a las iglesias particulares en lo que respecta a las asambleas diocesanas, los consejos pastorales y la dinámica de la evangelización. En las Directrices para la Evangelización de la Iglesia en Brasil encontramos la insistencia en las Comunidades Misioneras. Las comunidades de base, las pequeñas comunidades, las comunidades parroquiales, todas las comunidades son comunidades misioneras. Comunidades que evangelizan, que asumen la alegre responsabilidad de hablar de Jesús y dar testimonio de Jesús, el Reino que se vive. Un viaje iniciado, un largo camino por recorrer.

¿Cómo pueden la reforma de la Curia y la nueva Constitución marcar el camino que debe recorrer el Sínodo de la Sinodalidad?

La Constitución, leída despacio, nos hace comprender la profundidad de la misión de la Iglesia en el camino de la sinodalidad. Con Praedicate evangelium se acentúa la escucha y se evita la defensa de ciertas estructuras e ideas. El Sínodo que celebramos pretende ser un espacio de escucha eclesial, de escucha del Espíritu Santo. Si pensamos, reflexionamos sobre el camino que estamos tomando de involucrar a todas las Iglesias particulares con sus comunidades, es un movimiento extraordinario, casi inimaginable. La escucha, la sinodalidad, es libre, no impone, busca la verdad y luego habla con amor.

Lo que salga de esta escucha, de este movimiento eclesial, debe ayudar a la Iglesia a ser una presencia transformadora en las realidades en las que se encuentran las comunidades. La escucha podrá despertar mejor a las Iglesias al anuncio, al testimonio y a la caridad. Será exigente para los hermanos y hermanas al servicio de la Iglesia en la Curia, ya que a veces les falta el aliento de la comunidad que celebra, se preocupa por los pobres y vive en la necesidad. Dado que la Constitución destaca la importancia de la Curia en la misión evangelizadora de la Iglesia, podrá ofrecer una colaboración significativa, teniendo en cuenta la universalidad de la Iglesia.