El Sínodo aborda el tema de la formación en la Amazonía para el clero, vida religiosa y ministerios laicales Monseñor Adriano Ciocca: “el seminario ya no es el lugar más propicio para preparar pastores misioneros”

Monseñor Adriano Ciocca: “el seminario ya no es el lugar más propicio para preparar pastores misioneros”
Monseñor Adriano Ciocca: “el seminario ya no es el lugar más propicio para preparar pastores misioneros”

La formación debe llevar a “aprender a escuchar, unos a otros y la voz de Dios, que es la voz de los pobres y de la creación

No podemos ignorar las dificultades que sufren los seminaristas indígenas cuando se les encierra en una estructura académica tan diferente

“Este Sínodo va a marcar una Iglesia más ministerial y menos clerical”

“No veo problema en que las mujeres sean diaconisas, pero no para resolver el problema de la falta de gente y sí desde las propias mujeres y como respuesta a una vocación”

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La vuelta de las congregaciones generales ha marcado el último día de trabajo de la primera semana del Sínodo para la Amazonía, que ha estado marcada por algunos aspectos, recordados por el Prefecto del Dicasterio para la Comunicación, Paulo Ruffini, entre otros el diálogo interreligioso, intercultural y ecuménico, el compromiso social, el papel de la mujer y de tratarlas en pie de igualdad, llegando a ser escuchada una petición de un Sínodo sobre las mujeres, el papel de la vida religiosa, especialmente la femenina, pues poco a poco las mujeres han ido encontrando el modo de manifestar sus anhelos a la asamblea. Junto con eso, Ruffini destacaba las voces indígenas dentro de la asamblea, que han dejado bien claro que no quieren ser tratados como objetos en un escaparate.

Las palabras del Prefecto han sido completadas por el padre Giacomo Costa, Secretario de la comisión para la información, que insistía en la necesidad de una conversión integral al Evangelio para brindar una Iglesia samaritana, profética, que escucha el clamor de la violencia extractivista, de la falta de dignidad en el trabajo, con situaciones análogas al trabajo esclavo, del paro juvenil, del tráfico de órganos, prostitución, aspectos que, en su opinión, una Iglesia samaritana no puede ignorar.

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Cada día el briefing en la Sala Stampa tiene un tema de fondo, que este sábado ha sido la formación, abordado desde diferentes perspectivas, la vida religiosa, por Zully Rojas, Misionera del Rosario, el diaconado permanente, por Francisco Lima, y dos obispos, Monseñor Rafael Cob y Monseñor Adriano Ciocca. La formación debe llevar a “aprender a escuchar, unos a otros y la voz de Dios, que es la voz de los pobres y de la creación”, señalaba Zully Rojas. Esta formación debe partir de la realidad, según Rafael Cob, pues una clave fundamental es “saber entender y comprender la realidad en que uno vive”, lo que se llama inculturación. El obispo de Puyo ve necesaria una formación específica para las vocaciones que nacen en las comunidades indígenas, buscando “agentes amazónicos una Iglesia con rostro amazónico”.

Como alguien que es obispo en una Iglesia de comunidades eclesiales de base, la Prelatura de São Felix do Araguaia, Monseñor Adriano Ciocca, insistía en la importancia de formación de los animadores, desde una perspectiva diferente, algo que se ha concretado en escuelas de formación teológica, inclusive para los candidatos al sacerdocio, pues “el seminario ya no es el lugar más propicio para preparar pastores misioneros”, enfatizando que “necesitamos pastores que sepan mostrar el rostro de Dios”.

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No podemos ignorar las dificultades que sufren los seminaristas indígenas cuando se les encierra en una estructura académica tan diferente, señala Monseñor Cob, que hace que muchos no lleguen a ser ordenados, a lo que se unen otros aspectos, como es la diferente visión de una cuestión que hoy es imprescindible para ser sacerdotes, el celibato. Eso lo reafirmaba Adriano Ciocca, cuando contaba la experiencia de los xavantes, entre los que sólo hay un sacerdote después de muchos años de evangelización. Por eso, el obispo insiste en entender las culturas indígenas, entrar en su lógica desde el diálogo.

Esa Iglesia ministerial se concretó en el Vicariato de Sucumbiós, donde Monseñor Gonzalo López Marañón, hizo realidad una evangelización desde el concepto de Pueblo de Dios, algo que nace del Vaticano II, una realidad de la que hablaba Cob, que decía que “a la Iglesia se le puede servir de diferentes formas y maneras”. Por eso, el obispo del Puyo presentaba la experiencia de Sucumbíos como un ejemplo de que “la Iglesia de base ha pasado a ser protagonista de la evangelización”, afirmando que “este Sínodo va a marcar una Iglesia más ministerial y menos clerical”.

Nacido en una comunidad ribereña, Francisco Lima, reconocía la importancia de los misioneros que un día llegaron desde Europa. Al responder a una pregunta, afirmaba que el proceso de escucha ha puesto de manifiesto que “en la Amazonía el rostro de la Iglesia es femenino, son muchas las mujeres que hacen que la fe continúe viva en las comunidades”. Sobre el diaconado femenino, contaba su experiencia personal y el apoyo de su mujer y sus dos hijas, señalando que “no veo problema en que las mujeres sean diaconisas, pero no para resolver el problema de la falta de gente y sí desde las propias mujeres y como respuesta a una vocación”.

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En ese proceso de formación, faltan formadores preparados para una formación inculturada, según Monseñor Cob, que en el caso de su vicariato tiene el seminario en Quito, una realidad completamente diferente. Todo es fundamental, pues las comunidades quieren que se las acompañe, entrar en la cultura, contemplar su día a día, formular una liturgia inculturada. En ese sentido, Zully Rojas pedía una reformulación de los currículos formativos para formar a los candidatos de la Amazonía, introduciendo los saberes ancestrales.

A las comunidades indígenas es importante ofrecerles el mensaje de salvación, como una posibilidad, y al mismo tiempo la Iglesia tiene que acompañar a los pueblos, su vida, sus luchas en la defensa de los territorios, sobre todo ante los ataques de las grandes empresas extractivistas, que ven la Amazonía como una despensa. Por eso, es importante introducir el concepto de pecado ecológico dentro de la doctrina eclesial, siendo este Sínodo un punto de partida para un cambio de mentalidad y estudio a posteriori.

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