Seminario sobre Vida Religiosa y Amazonía de la CLAR Monseñor Cabrejos: “aprovechar este tiempo decisivo para acabar con propósitos superfluos y cultivar proyectos generativos”

Mons. Miguel Cabrejos
Mons. Miguel Cabrejos

“El Papa Francisco insiste en aprender de los pueblos originarios a contemplar la Amazonía, a amarla y no sólo a utilizarla”

En la Amazonía, se trata “de convertir la mirada y transformar el corazón, disponernos a un nuevo estilo relacional”, optando por la sinodalidad

La REPAM es “una puerta abierta hacia un rostro concreto de Dios vivo, encarnado, esperanzado, crucificado, resucitado que ha cambiado mi vida de tantas maneras”

Hermana Digna Erazo
Siguiendo la dinámica empleada a lo largo de los tres días del Seminario Virtual sobre Vida Religiosa y Amazonía, que la CLAR ha organizado del 9 al 11 de septiembre, con el tema: "La Amazonía: Nuevos Caminos para la Vida Religiosa y una Ecología Integral", el último día, centrándose en el actuar, ha sido momento para profundizar en caminos posibles, en horizontes concretos, en cómo avanzar con una mirada esperanzadora como vida religiosa en la Amazonía. Los ponentes han sido el presidente del CELAM, Monseñor Miguel Cabrejos, la presidenta de la CLAR, Gloria Liliana Franco, el coordinador de la REIBA, Pablo Mora, y Mauricio López, Secretario Ejecutivo de la REPAM. No ha podido hacer presente Monseñor José Luis Azuaje, presidente de Caritas Latinoamericana, debido a los cortes de luz que sufre Venezuela.

Todo está relacionado y el auténtico cuidado de nuestra propia vida y de nuestras relaciones con la naturaleza es inseparable de la fraternidad, la justicia y la fidelidad a los demás. Con estas ideas comenzaban su reflexión Monseñor Miguel Cabrejos, que destacaba que “el Papa Francisco insiste en aprender de los pueblos originarios a contemplar la Amazonía, a amarla y no sólo a utilizarla”. El presidente del CELAM insistía en que “todos vivimos en gran parte gracias a los múltiples servicios que este bioma nos ofrece”.

El Jubileo, que es como el Papa Francisco ve el Tiempo de la Creación, es para el arzobispo de Trujillo, “un tiempo para dar libertad a los oprimidos y a todos aquellos que están encadenados a las diversas formas de esclavitud moderna, como son la trata de personas y el trabajo infantil”, que según Cabrejos, “ponen de manifiesto una mentalidad extractivista y mercantil, que explota no solo la Tierra”, también a las personas, “convirtiéndolos en mercancía, a costa de una mayor ganancia”. En nombre del CELAM agradecía el trabajo que llevan a cabo muchas congregaciones en este campo, “de liberar a las personas en condiciones absolutamente inhumanas”.

La pandemia nos debe llevar a pensar críticamente en la nueva normalidad, afirma el presidente del CELAM, “estamos llamados, a la luz del Evangelio, lo que no puede aceptarse como una práctica normal, que se quiere mantener, sin prestar atención a las interpelaciones”, debiendo pensar “en nuestro estilo de vida y las grandes desigualdades en nuestras sociedades”. Cabrejos recordaba que “el Papa Francisco nos insta a aprovechar este tiempo decisivo para acabar con actividades y propósitos superfluos y destructivos, para cultivar valores, vínculos y proyectos generativos”. El Papa Francisco ha dicho claramente: “No al saqueo, sí al compartir de modo justo y respetuoso”, afirmaba Cabrejos. Él dice que desde el CELAM se ofrecen para “proteger a las comunidades indígenas contra las empresas”, a ser una Iglesia “aliada en su lucha por el Buen Vivir en sus territorios”

Miguel Cabrejos

Siguiendo el horizonte inspirador del Seminario, que es el texto de las Bodas de Caná, Cabrejos afirmaba que “necesitamos la alegría en estos tiempos de pandemia que ha golpeado muy duro a muchas personas y familias, especialmente de los pueblos originarios en la Amazonía”, donde muchos “han fallecido por las grandes desigualdades e injusticias en los sistemas de salud pública”. Frente a eso destacaba la cercanía de la vida religiosa con aquellos que sufren a causa de la pandemia, siendo llamados a ofrecer razones de esperanza, promoviendo “una ética del cuidado mutuo, de hacer frente a los mecanismos de exclusión y de descarte”.

En este punto, Cabrejos hablaba de la diaconía social, “que requiere la toma de conciencia de que no estamos solos en este mundo”, que nos lleva a desarrollar una mirada atenta y compasiva capaz de ver a tantas personas al borde del camino, al borde de la existencia. La diaconía social pide, según el presidente del CELAM, “nuestra disponibilidad para entrar en un proceso de conversión personal y comunitaria, para ser diáconos, servidores de los demás, viviendo con una mirada atenta para que la otra persona, con sus necesidades materiales y espirituales, toque nuestro corazón y nos mueva a la solidaridad”.

Según el padre sinodal en el último Sínodo, “la conversión a la diaconía social tiene que ir de la mano con la conversión al modo sinodal de ser Iglesia”. Para eso es necesario fortalecer “una cultura de diálogo, de escucha recíproca, de discernimiento espiritual, de consenso y comunión”, lo que según Cabrejos también implica “fortalecer el liderazgo de las mujeres en la Iglesia”. El arzobispo de Trujillo recordaba la deuda ecológica del Norte con el Sur, la necesidad de trabajar en red y la transformación profunda que nos lleve a vivir de un modo ecológico y sostenible, comenzando dentro de las instituciones eclesiales.

La Amazonía es lo plenamente distinto, lo otro, la alteridad, en palabra de Liliana Franco, que colocaba el diálogo como primera pista de acción para los consagrados, siendo lo más importante “nuestra disposición para la escucha, para dejar que nos permee, que nos seduzca, que nos confronte, pero sobretodo que nos convierta la realidad, que nos desborda en posibilidades, pero también en desafíos”. La Amazonía nos convoca, en un primer momento, a estar en el territorio y a abrazar esa realidad, según la presidenta de la CLAR, que recordaba que es vista como una hermosura herida, por la apropiación y privatización de los bienes de la naturaleza, “por un sistema económico y político, que con la complicidad de muchos, está desangrando y envenenando el territorio”.

Liliana Franco, presidenta de la CLAR

Para acercarse a la realidad amazónica es necesaria “la lógica de la encarnación”, según la hermana Liliana, para así ser aliados de los pueblos indígenas en la defensa de la vida, libres de toda actitud colonizadora. El primer imperativo como consagrados es estar, ser presencia en la Amazonía, en opinión de la presidenta de la CLAR, que también destacaba la importancia de “la conversión sinodal, reconocer la diferencia, que podamos validar con hechos la dignidad del interlocutor”. No se puede olvidar que “los rostros que habitan la Amazonía son variados, y cada uno con su propia cosmovisión”, afirmaba la religiosa, lo que supone “reconocer la multiplicidad y variedad de los interlocutores”, que al otro se le reconozca su dignidad y sus derechos.

Junto con eso, la presidenta de la CLAR llama a “una profunda conversión del corazón, a purificar la mirada de estereotipos, de modos, a disponernos a lo gratuito”. Se trata, según ella “de convertir la mirada y transformar el corazón, disponernos a un nuevo estilo relacional”, optando por la sinodalidad. Para ello será necesario “fortalecer esa cultura del diálogo, de la escucha recíproca, pero fundamentalmente del discernimiento, que nos permita intuir esos caminos de Dios para nosotros” y ser aliados de los pueblos en la defensa de la vida. El buen vivir supone un buen hacer, lo que debe llevar, según la hermana Liliana a “una revisión de estilos de vida para hacernos más coherentes en esta andadura”.

En sus palabras ha hecho una invitación a la conversión ecológica en que los modelos de consumo no estén por encima de los medioambientales y de los derechos humanos, denunciando todo lo que va en contra de la vida. Hacer eso como una exigencia de fe, “sabiendo que seguir a Jesús tiene consecuencias, y una de las consecuencias es comprometerse con la defensa de la vida, de la tierra y de las culturas, en opinión de la religiosa. En el fondo, “de lo que se trata es de una vida religiosa configurada en su rostro por tres palabras: Interculturalidad, Intercongregacionalidad e Itinerancia”, como camino de fecundidad y posibilidad de futuro, concluía la hermana Liliana Franco.

Uno de los frutos del Sínodo para la Amazonía es la Red de Educación Intercultural Bilingüe de la Amazonía – REIBA, que presentaba su coordinador, Pablo Mora. Se trata de “una respuesta al pedido de que haya una mayor conversión cultural en la Iglesia, en la Amazonía”, según el jesuita, lo que aparece como pedido en el Documento Final, en vista de la articulación y fortalecimiento.

40 días

Esto se está siendo comenzado por las escuelas de primaria de la comunidades indígenas en los Vicariatos de Ñuflo de Chaves (Bolivia), San Miguel de Sucumbíos (Ecuador), Puerto Inírida (Colombia), Puerto Maldonado (Perú), Puerto Ayacucho (Venezuela), la diócesis de São Gabriel da Cachoeira (Brasil), y la parroquia de Lethem (Guyana). Cada proyecto está coordinado por un equipo local y cuenta con educadores voluntarios. La ecología integral se constituye como base transversal, según el padre Mora, que afirma que este es un proyecto que quiere poner en práctica el Sínodo. Para eso pide la ayuda de las congregaciones religiosas, mandando gente, dada la necesidad de presencia en las comunidades indígenas, tratando de, como vida religiosa, tener escuelas en los lugares donde quiere el Papa.

Desde su experiencia personal, Mauricio López, definía la REPAM como “una puerta abierta hacia un rostro concreto de Dios vivo, encarnado, esperanzado, crucificado, resucitado que ha cambiado mi vida de tantas maneras”. Él define la Amazonía como un lugar teológico, “donde se expresa la presencia de Misterio, de un Cristo encarnado, vivo, muerto, crucificado y resucitado, que transforma, trastoca y abre perspectivas”. Eso, según el secretario ejecutivo de la REPAM, “es amenazante de estructuras rígidas, de miradas auto referenciales, sea de un extremo u otro, es amenazante porque rompe todos los moldes, los ritmos, obliga a abrirse, a descalzarse ante esa presencia divina de Dios y sentir que es tierra sagrada”.

En la REPAM, según su secretario, “hemos intentado recibir las tantísimas semillas que vienen de décadas” de tanta gente que se ha dejado la vida en la Amazonía, que nos hablan de una manera distinta de estar. Él recordaba que “no es casualidad que el Papa quisiera hacer la Amazonía como unparadigma, un modelo como espejo, que nos trastoca, que nos transforma, que nos hace preguntarnos si es posible otro modo y otra manera”. Por todo eso ve la REPAM como heredera de muchas vivencias, testimonios y herencias para poner una mesa, “donde la vivencia la traen todos los que se sienten llamados a sentarse ahí, y donde el banquete es la vida misma de la Amazonía”.

Una mesa donde ha pasado de todo, pero que ha permanecida puesta, donde, aunque ha costado, los pueblos originarios, las comunidades de la Amazonía se han sentido llamados a sentarse, siendo eso lo que le ha dado sentido a la red. Mauricio López recordaba que son 10 años de proceso más formal, seis años desde la fundación de la REPAM, el 14 de septiembre de 2014, siete años y medio desde que se empezó a hablar en Puyo, Ecuador, de una red eclesial panamazónica. En ese camino ha tenido gran importancia la Iglesia en el territorio, que poco a poco han ido superando las dificultades, transformando y haciendo hermanos desde la noción de un Cristo encarnado en una realidad que nos ubica. Mauricio destaca que “la REPAM siempre ha sido un medio, nunca un fin, para que ese lugar teológico se vuelva un banquete para la Iglesia, un banquete del compartir”.

Mauricio López, Secretario Ejecutivo de la REPAM

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