Director de Fe y Desarrollo de World Vision en América Latina y el Caribe Pastor Harold Segura: «La sinodalidad ecuménica no elimina las diferencias, las pone al servicio del Reino»

«La fe no se construye desde trincheras aisladas, sino a través del discernimiento comunitario que sostiene el Espíritu»
"Nicea es un hito de unidad en medio de la diversidad"
"La unidad es una dimensión constitutiva de la Iglesia, esa es la principal herencia de Nicea"
"La unidad es una dimensión constitutiva de la Iglesia, esa es la principal herencia de Nicea"
La búsqueda de unidad entre las distintas confesiones religiosas, fue uno de los aspectos centrales de las reflexiones y actividades propuestas durante el Encuentro Latinoamericano y Caribeño Nicea 1700 años.
Si bien, las primeras disertaciones revelaron una búsqueda compartida que anhela actualizar y encarnar el legado del primer concilio ecuménico de la historia; el objetivo es que este gesto supere la valoración histórica que se hace de una reliquia y se convierta en una base que fortalezca la comunión entre los creyentes. La insistencia de los presentes es que el testimonio se exprese fuera de las grandes declaraciones y se haga visible en signos cotidianos, prácticas de servicio compartido y encuentros humanos que comuniquen sentido, más allá de las verdades abstractas.
Un objetivo que se vio reflejado en distintos momentos de la agenda de actividades del Encuentro Latinoamericano y Caribeño Nicea 1700 años. Monseñor Salvador Piñeiro, arzobispo de Ayacucho recordaba en una de las Eucaristías que el ecumenismo es cuestión de unidad y sino se conjuga con la cercanía, es difícil que aporte a la superación de los prejuicios que nos alejan y limitan en las acciones.
Desde la oración, el obispo peruano abogaba para que el Espíritu guiara las acciones durante el Encuentro, pero también los procesos que se generen después de su realización. Una línea temática que halló continuidad en una de las ponencias orientada por el pastor bautista Harold Segura representante de World Vision en América Latina y el Caribe.

Buscar la verdad
El pastor Harold Segura aseguró que Nicea es un hito de unidad en medio de la diversidad, una respuesta a una crisis, pero a la vez, una oportunidad para experimentar la comunión en medio de las tensiones doctrinales, culturales y políticas de ese momento histórico. Reconociendo que no fue un evento ideal, ni exento de intereses humanos, considera que es necesario valorar su realización porque fue “una muestra clara de que la Iglesia puede, en medio de sus fracturas, buscar la verdad en unidad y pronunciar a una sola voz su esperanza».
Para Segura, la unidad es una dimensión constitutiva de la Iglesia, esa es la principal herencia de Nicea, una actitud que implica confesarse juntos como parte de ese cuerpo que Él ha reunido con su muerte y resurrección, es decir, la Iglesia. De esta forma, el pastor recordó que «la fe en Cristo no puede dividirse sin herir la comunión eclesial, porque la unidad es una forma de fidelidad al Evangelio».
Actualmente, afirma el pastor, vivimos un tiempo marcado por la división, incluso al interior de las confesiones religiosas, por lo que no podemos olvidar lo que se afirmó en Nicea «la fe no se construye desde las trincheras aisladas, sino a través del discernimiento comunitario que sostiene el Espíritu».

Lejos de la uniformidad
En este sentido, los aportes de Nicea pasan por el discernimiento conjunto que es expresión de comunión, el reconocimiento de la unidad que no es lo mismo que uniformidad, la comprensión del núcleo cristológico como centro de esa unidad, aceptando que la sinodalidad es una forma de ser y hacer en la Iglesia lo que favorece la unidad, esto implica recuperar con gratuidad la memoria que reaviva la esperanza en los creyentes.
Una urgencia que en América Latina y el Caribe advierte el líder bautista, debe impulsar un compromiso por la vida y la convivencia reconciliada. Propuesta ante la que urge un nuevo ecumenismo, que pueda incluso prescindir si se quiere del término “ecuménico”, para reconocerse como una iniciativa con un gran talante pastoral. «Un ecumenismo tierno, débil, que debe vivirse desde lo personal y luego desde lo institucional y cuyas prácticas están más allá de los credos, fronteras o genealogías religiosas”.
Invitación que bien puede interpretarse como una opción para avanzar hacia un ecumenismo pastoral que represente una alternativa al mundo pleno de discriminaciones y polarizaciones llenas de crueldad con las que vivimos.

Superar la tentación del prejuicio
La propuesta del representante de la Iglesia bautista es arriesgarse a vivir la experiencia de la sinodalidad ecuménica en la que es posible caminar juntos desde las diferentes tradiciones religiosas hacia la unidad verdadera en la que no se eliminan las diferencias, sino que se ponen al servicio del Reino.
Un sueño que para el pastor Harold Segura se viene fraguando en las relaciones de amistad y confianza, floreciendo incluso en los sectores religiosos que tradicionalmente fueron calificados como los más anti ecuménicos y que subsisten entre católicos, ortodoxos, evangélicos y otras confesiones emergentes.
El reto con la realización del Encuentro Latinoamericano y Caribeño Nicea 1700 años, es encontrar el cómo, la forma, el método que ayude a concretar este objetivo, que el pastor Harold Segura ratifica con una frase de San Agustín de Hipona: “En lo esencial unidad, en lo dudoso libertad y en todo caridad”.