Chispitas desde el cielo…

Para mí, el Padre Álvaro fue un regalo de Tierra Santa, de los mejores. Allí nos conocimos, en Jerusalén. Cuando llegué era él quien celebraba la eucaristía en la Casa de Abraham y muy cercano a la comunidad. Las Hermanas que tuvimos la gracia de conocerlo, de compartir con él, a las que nos acompañó a nivel espiritual, sabemos que fue un amigo, un hermano en la fe… y hoy sentimos su partida a la casa del Padre pero también nos alegramos por tanto como tuvimos la gracia de vivir con él y nos dio desde su sencillez… Ahora son muchos los recuerdos que vienen a la mente, que laten en el corazón y por eso, sobre todo es día de agradecimiento, de hacer memoria de lo que a cada una nos marcaste y sólo se puede decir: ¡GRACIAS, ÁLVARO!.
Cada año era fiel a escribirme en la fiesta de la Presentación, como a otras hermanas. Él quería a la “tribu Poussepin” como cariñosamente nos llamaba. En mi primer año de estar en Tierra Santa, la comunidad nos fuimos unos días de retiro con él a Galilea, para celebrar nuestra fiesta de la Presentación ¡Que riqueza, un regalo inolvidable!
Precisamente el último e-mail que me escribió fue también para nuestra fiesta, para el 21 de noviembre de 2016, sus palabras las guardo en mi corazón… recibí su cercanía fraterna, su bendición y también una promesa, la de enviarme “chispitas”... Así lo llamaba él, a sus reflexiones que enviaba especialmente en Adviento-Navidad, Cuaresma-Pascua, y otras fiestas litúrgicas importantes… nos llegaba ese e-mail que siempre esperaba con ganas y si se descuidaba y pocas veces lo hacía, se lo recordaba y enseguida lo recibía… En este inicio de cuaresma estaba esperando nuevamente “chispitas” pero inesperadamente cogiste un nuevo vuelo que te ha conducido a un cielo nuevo y una tierra nueva… a la Ciudad Santa, la nueva Jerusalén. Así que espero que cumplas tu promesa de continuar enviando ahora “chispitas desde el cielo”…
“Hola mi querida sor Ana… Aunque me hayan pirateado… y resuelto el problema… tu correo sigue presente en el "ordenador y en el corazón". Agradecido por el mensaje que me has enviado en días pasados… y con la promesa de continuar a enviarte esas "chispitas" que pueden abrir círculos de reflexión espiritual, porque finalmente no quieren sino prolongar la fuerza de la Palabra. Pero hoy quiero pedir a Nuestra Señora de la Presentación que te alcance todas las bendiciones de que necesitas para tu misión. Te escribo desde Valencia, donde predico la novena de la Virgen Milagrosa, como una pequeña misión en el pueblo llamado ALBERIC. Un abrazo y un beso farinosos. Alvarín”
Agradezco a Dios por haberte conocido, por encontrarte en el camino de la vida, en la Fe… El Padre Álvaro Restrepo (Congregación de la Misión), un buen hijo de San Vicente de Paúl… pequeño de estatura pero enorme de corazón ¡Cuánta gente hoy te recuerda agradecida! ¡Cuántas hermanas y hermanos, peregrinos, guiaste y acompañaste en la fe! Es tiempo para hacer memoria agradecida de la riqueza vivida y recibida contigo. Después de haber vivido en Jerusalén, continuamos la comunicación y nos encontramos varias veces en Francia. El último abrazo que nos dimos fue en París, me invitaste a comer y me anunciaste tu enfermedad, desde ese momento tu serenidad fue la de un hombre de fe, de esperanza y caridad, en manos de su Señor. Tenía la esperanza de volverte a ver pero ahora el próximo abrazo nos lo daremos en la vida eterna. Sigue acompañándonos… Texto: Hna. Ana Isabel Pérez.