Jesús los brazos extendidos en la cruz, con el corazón traspasado por la lanza es una
bella imagen de la misericordia de Dios Padre por la humanidad. Sus brazos extendidos son un símbolo de acogida, Él había dicho: “Venid a mi todos los que andáis cansados y agobiados”. Por la abertura de su corazón entran todos los desheredados de la tierra.
La Escritura dice: “Mirarán al que traspasaron”.
Mirarán y por él entrarán como en un santuario todos los hijos de los hombres. Los desconsolados, los pobres, los oprimidos, los desorientados, los débiles. Sí, en él hallaremos consuelo en nuestros detrimentos.
“Él clavado en el árbol de la cruz, se entrega a si mismo por todos con un amor admirable, y de su costado traspasado, fuente de los sacramentos de la Iglesia, salió sangre y agua para que todos, atraídos a su corazón abierto, pudiéramos beber con gozo a las fuentes de la salvación” (Prefacio del día del Sagrado Corazón).
Dios como una madre se inclina sobre el hijo disminuido sin por ello dejar de amar a los otros hijos. Es el buen pastor que busca la oveja descarriada, acoge al hijo pródigo que muerto de hambre recorre a su padre, de este padre pródigo que intenta reconciliar los hermanos y perdona la severidad de su hijo mayor.
Todos estamos necesitados de la ternura divina.Texto: Hna. María Nuria Gaza.