Pecador evangelizador

La Samaritana
El salmo 50 es un salmo penitencial en el que hallamos diversas facetas. En el versículo 15 encontramos que el autor, un hombre pecador, al sentirse perdonado quiere proclamar la bondad de Dios a los otros pecadores. “Enseñaré a los malvados tus caminos, los pecadores volverán a ti”.

La samaritana es buen ejemplo de pecadora evangelizadora. El Evangelio de Juan en su capítulo cuatro, nos narra el encuentro de Jesús con una mujer samaritana. En el diálogo que Jesús entabló con esta mujer, no muy ejemplar, vemos, como la conversación entre el Maestro y la mujer, le lleva a reconocer en su interlocutor alguien más que un simple judío y dejando su cántaro al pie del pozo para encontrar a la gente y decirles: “Venid a ver a un hombre que me ha dicho todo lo que he hecho. ¿No será este el Mesías?”. Entonces salieron del pueblo y fueron adonde estaba Jesús.

Muchos de los que vivían en aquel pueblo de Samaria creyeron en Jesús por las palabras de la mujer, que aseguraba: “Me ha dicho todo lo que he hecho.”

Así que los samaritanos, cuando llegaron adonde estaba Jesús, le rogaron que se quedara con ellos. Se quedó allí dos días, y fueron muchos los que creyeron por lo que él mismo decía. Por eso dijeron a la mujer: “Ahora ya no creemos sólo por lo que tú nos contaste, sino por lo que nosotros mismos hemos oído”.

La samaritana debía hablar con tal convicción que los samaritanos acudieron a donde se encontraba Jesús. Tenía poder de convocatoria porque se sentía transformada por las palabras de Jesús que llegaron hasta el fondo de su ser. Sólo evangelizaremos en la medida en que la Palabra nos haya penetrado y transformado.Texto: Hna. María Nuria Gaza.
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