Tolerancia 0

Jesús nos enseña en el Evangelio la misericordia. No es cosa fácil; lo más difícil es ser misericordioso con aquellos que no lo han sido con sus semejantes, con aquellos que son encubridores de faltas que no se pueden admitir, porque ante todo la justicia humana tiene que existir y no podemos condenar a los que la hicieron cumplir con rectitud. Y más si estos encubridores reclaman misericordia para aquellos que no la usaron ante sus semejantes, seres inocentes que quedaron marcados de por vida. Marcados y ultrajados desde su niñez o juventud.

Es pura intuición mía que la decisión de Benedicto XVI de mantener una batalla encarnizada contra la pederastia sentó mal entre algún jerarca de la Iglesia y que le valió al Papa emérito más de un dolor de cabeza. Es posible que pensaran callar por miedo al escándalo, pero el miedo no evita el mal. Y más tarde o más temprano las cosas se saben. Ningún motivo justifica callar lo que es condenable.

En La Vanguardia del 6 de abril, Eusebio Val comenta que el Papa Francisco ha emitido un comunicado en el cual el texto sugiere una estricta continuidad con la política de Joseph Ratzinger. El tema de los abusos sexuales ha sido y es un auténtico vía crucis para la Iglesia. La Iglesia católica y todos sus hijos somos pecadores, no somos los mejores. Esto debe mantenernos en una actitud humilde y amar la verdad. Como decía Gaudí “el amor a la verdad debe ser el mayor amor”. Texto: Hna. María Nuria Gaza.
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