La misericordia

Misericordia
La misericordia es tener un corazón inclinado hacia las necesidades de los demás. Dice Santo Tomás que "la misericordia es lo propio de Dios, y en ella se manifiesta de forma máxima su omnipotencia".

Es cierto que el único auténticamente misericordioso es el Señor. Nosotros mirando a su Hijo podemos aprender lo que es misericordia, porque él pasó por el mundo haciendo el bien. Jesús es el misericordioso por excelencia. En sus enseñanzas aparecen muchas veces las parábolas de misericordia:

• Parábola de la oveja perdida, del padre pródigo que acoge al hijo menor.
• En la parábola del buen samaritano queda patente que el prójimo fue el que tuvo misericordia del hombre asaltado por los bandidos.
• A los fariseos que lo critican porque come con publicanos y pecadores les dice: “Id y aprended que significan estas palabras de la Escritura: “Quiero que seáis compasivos y no que me ofrezcáis sacrificios. No necesitan de médico los sanos sino los pecadores”.

Ya en el Antiguo testamento queda claro que Yahvé es Dios de ternura y misericordia. En Éxodo 34,6 leemos: “Entonces Yahvé pasó delante de él y grito: Yahvé, Yahvé, Dios de ternura y compasión, lento a la ira rico en piedad y grande en amor”.

Los salmos cantan con frecuencia esta característica del Señor: “Pero tú, Señor, Dios de ternura y misericordia, lento a la cólera y rico en plenitud de amor” (Salmo 85,15). “En las tinieblas brilla como una luz el que es justo, clemente y compasivo” (Salmo 111, 4).

Por consiguiente si queremos ser hijos de Dios debemos de practicar la misericordia y la compasión con nuestros semejantes y estamos invitados a amar incluso a nuestros enemigos como hizo Jesús: “Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen” (Lucas 23,34). Texto: Hna. María Nuria Gaza.
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