¿Dónde quedó lo que dijimos?

¿No nos ocurre algo semejante en el tiempo de Navidad? ¿Dónde quedó cuanto dijimos? Hemos manifestado nuestro deseo de paz y de amor a todos los hombres, nos hemos sentido llevados por el anuncio del nacimiento del Mesías Salvador, pero ¿dónde está ahora nuestro compromiso para construir ese mundo de paz que nos ha parecido cercano?
Ahora que se agotó el tiempo de este paréntesis que nos damos como regalo para adorar al Niño nacido en Belén, es el momento de mantener nuestra palabra para que de verdad el año que emprendemos vaya quedando repleto de todos los deseos que estos días hemos expresado a quienes tenemos cerca.
Un año nuevo, decimos, lleno de paz, de luz, de ilusión, de bienestar, ¿sabremos construirlo?, ¿sabremos ser generosos para que nuestro deseo verdadero perdure durante todo el año 2014? O ¿dónde quedó lo que dijimos?
Si nos cansamos, este año recién estrenado acabará apagando su luz, algunos perderán la esperanza de ver construirse un mundo mejor, otros dejaran de trabajar con alegría en beneficio de los demás, y como tantas veces el cansancio y el egoísmo esparcirán su sombra densa. La responsabilidad es de cada uno y de todos los que hemos expresado los mejores deseos que toda persona llevamos dentro. ¿Sabremos recordarnos unos a otros cuanto nos dijimos en este tiempo de Navidad?
Aquella luz que hemos visto brillar seguirá dando luz a todos, sólo nos falta estar dispuestos para reconocerla como una manifestación de Dios y saber darle gracias por todos los bienes con los que nos colma. Texto: Hna. Carmen Solé.