"No es fácil encontrar palabras de consuelo para las familias que han perdido a sus seres queridos en esta guerra sin sentido". El Papa León XIV se encontró esta mañana con los miembros del Sínodo greco-católico de la Iglesia ucraniana, azotada por la invasión rusa, que en estos días vive una nueva oleada de ataques.
"Imagino que también lo es para vosotros, que estáis en contacto diario con personas heridas en el corazón y en la carne", admitió Prevost, quien recordó el encuentro que mantuvo el pasado sábado con los peregrinos ucranianos que ganaron el Jubileo, "que invita a todo el Pueblo de Dios a renovarse en la esperanza". Una esperanza que, en el caso de Ucrania, es más difícil de sentir que nunca.
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"Ciertamente, en el contexto histórico actual no es fácil hablar de esperanza a vosotros y al pueblo confiado a vuestro cuidado pastoral", señaló el Papa, quien pese a todo aseguró recibir "muchos testimonios de fe y esperanza de hombres y mujeres de vuestro pueblo". "Esto es signo de la fuerza de Dios que se manifiesta en medio de los escombros de la destrucción", subrayó.
"Soy consciente de que tenéis muchas necesidades que atender, tanto en el ámbito eclesial como en el humanitario", insistió el pontífice, quien llamó al sínodo de la Iglesia ucraniana a "servir a Cristo en cada persona herida y angustiada que acude a vuestras comunidades en busca de ayuda concreta".
"Estoy cerca de vosotros y, a través de vosotros, estoy cerca de todos los fieles de vuestra Iglesia", aseguró. "Permanecemos unidos en la única fe y en la única esperanza. Nuestra comunión es un gran misterio: es comunión real también con todos los hermanos y hermanas cuya vida ha sido arrebatada de esta tierra, pero acogida por Dios. En Él todo vive y encuentra su plenitud de sentido".
"Ruego para que la paz vuelva cuanto antes a vuestra patria", culminó León XIV, antes de bendecir a los presentes y pedirles que cantaran el 'Padre Nuestro' en ucraniano.