Una presidencia rotatoria, que englobe a todos los arzobispos y que permita superar las tensiones inherentes al Sínodo. Esta es la polémica propuesta del obispo de Regensburg, Rudolf Voderholzer, ante la próxima Plenaria del episcopado alemán, que -como sucede en España-, elegirá a un nuevo presidente la semana que viene.
El cardenal Marx ya ha anunciado que no continuará al frente de la Iglesia alemana. En declaraciones a Die Tagespost recogidas por Crux, Voderholzeer señaló que, en lugar de elegir a un presidente para un período de seis años, el cargo debería rotar entre todos los arzobispos cada tres años. La rotación, añadió, podría tener lugar en orden alfabético.
"Se ahorraría un debate sobre la, sobre cualquier tipo de campaña electoral y por lo tanto la politiquería que conlleva", argumentó Voderholzer, que no obvió las diferentes opiniones sobre el proyecto del Camino Sinodal para discutir sobre el futuro de la Iglesia. En este sentido, el prelado insistió en la importancia de "quitar el viento de las velas del pensamiento faccioso existente".
En su opinión, un modelo rotativo entre los arzobispos encajaría "muy bien con la comprensión católica de la iglesia" y con las ideas del Papa Francisco. De hecho, Bergoglio fortaleció esta idea cuando incrementó la autoridad canónica de los metropolitanos.