Preside el post de hoy sobre las fábulas de Samaniego y la religión, la imagen de la máxima autoridad del panteón romano, Júpiter, que corresponde a la divinidad griega de Zeus. Inspirado inicialmente en las fábulas de Esopo y Fedro, el vate alavés Félix María Samaniegoactualiza en verso castellano, sonoro y sencillo, el hermoso fabulario de grecia y roma, rejuvenecido en las fértiles aguas de La Fontaine.
De tarde en tarde se asoma por sus versos alguna divinidad antigua:Júpiter, Hércules, Venus... Suponemos que, autor comprometido con la ilustración y su moral naturalista, utilitaria, telúrica, laica..., la fe religiosa del autor vasco de las "Fábulas morales" de 1784, no andaría muy lejos del deísmo, es decir estaría fundada, acaso, en el convencimiento de la existencia de Dios, Creador del mundo y del hombre, un Ser Justo que premia a los buenos y castiga a los malos... Pero no le sería posible al hombreentrar en contacto con esa divinidad. En realidad, no sabría nada de ella...
"... PENDIESEN DE LAS RAMAS
CALABAZAS, MELONES Y PEPINOS..."
Nos acercaremos inicialmente a una fábula poco ortodoxa, "El labrador y la providencia", porque el protagonista no es un animal sino un sencillo labrador que, al tiempo que descansa feliz contemplando la feracidad de su huerta, se pone a imaginar otra forma de organizar el mundo natural,sugiriendo al destino alguna mejora.
Como siempre, se cierra la historia con una encantadora moraleja, en las que Samaniego es maestro, aunque a veces se excede en su extensión. Mejor aceptar las leyes naturales que subvertirlas presuntuosamente. El lenguaje, según costumbre, es simpático, fresco:"Pardiez...", "gordo melón..."Los frutos que se citan no son exóticos, sino muy de la tierra: "calabazas, melones y pepinos..." En el juego rítmico de tres heptasílabos y un endecasílabo final, observad, en su contexto, el movimiento aleteante del último verso del poema:"y libre por el aire el pajarillo."
EL LABRADOR Y LA PROVIDENCIA
Un labrador cansado,
en el ardiente estío,
debajo de una encina
reposaba pacífico y tranquilo.
Desde su dulce estancia
miraba agradecido
el bien con que la tierra
premiaba sus penosos ejercicios.
Entre mil producciones,
hijas de su cultivo,
veía calabazas,
melones por los suelos esparcidos.
–«¿Por qué la Providencia,
decía entre sí mismo,
puso a la ruin bellota
en elevado preeminente sitio?
¿Cuánto mejor sería
que, trocando el destino,
pendiesen de las ramas
calabazas, melones y pepinos?».
Bien oportunamente,
al tiempo que esto dijo,
cayendo una bellota,
le pegó en las narices de improviso.
–«Pardiez, prorrumpió entonces
el labrador sencillo,
si lo que fue bellota,
algún gordo melón hubiera sido,
desde luego pudiera
tomar a buen partido
en caso semejante
quedar desnarigado, pero vivo.»
Aquí la Providencia
manifestarle quiso
que supo a cada cosa
señalar sabiamente su destino.
A mayor bien del hombre
todo está repartido:
preso el pez en su concha,
y libre por el aire el pajarillo.
"DE RELIQUIAS CARGADO, UN ASNO RECIBÍA ADORACIONES..."
En la presenta fábula, "El asno cargado de reliquias", ahora sí, el actor principal es un asno, bestia muy recurrente en los apólogos del poeta, que simboliza tradicionalmente el sufrimiento(maltrato) y la laboriosidad. Se decanta Samaniego por animalejos humildes para el elogio de sus virtudes, o, como en el episodio de hoy, para la reflexión. Es conmovedor el tratamiento de usted, o vos, al privilegiado protagonista.
A pesar de su sentir anticlerical, presenta el autor, en este relato, versos respetuosos con la veneración de reliquias,"sagrada carga". Y es que la ilustración, a pesar de su devoción, casi mística, hacia la Naturaleza y la bondad natural del Hombre, supo practicar la tolerancia religiosa, al menos en páginas como la presente que, no sé bien por qué, me evocan la entrada de Jesús en Jerusalén montado en un joven borriquillo.
Me gustaría destacar el género estrófico del poema: la silva, que presta solemnidad y unción a la presente historia, sobre todo con la exquisita sonoridad de su rima consonante.
EL ASNO CARGADO DE RELIQUIAS
De reliquias cargado,
un asno recibía adoraciones,
como si a él se hubiesen consagrado
reverencias, inciensos y oraciones.
En lo vano, lo grave y lo severo
que se manifestaba,
hubo quien conoció que se engañaba,
y le dijo:
-«Yo infiero
de vuestra vanidad vuestra locura.
El reverente culto que procura
tributar cada cual este momento,
no es dirigido a vos, señor jumento,
que sólo va en honor, aunque lo sientas,
de la sagrada carga que sustentas.»
Cuando un hombre sin mérito estuviere
en elevado empleo o gran riqueza,
y se ensoberbeciere
porque todos le bajan la cabeza,
para que su locura no prosiga,
tema encontrar tal vez con quien le diga:
–«¡Señor jumento, no se engría tanto,
que, si besan la peana, es por el santo!».
"EN UN ATOLLADERO EL CARRO SE ATASCÓ DE JUAN REGAÑA..."
Otra extraña fábula: "El carretero y Hércules", protagonizada por un conductor de carreta y el dios Hércules, que dialoga con él. No olvidemos los poderes atribuidos al popular hijo de Zeus, esforzado ejecutor de "los doce trabajos de Hércules".
En un severo atasco, suplica el carretero al dios, celestial héroe de mil hazañas, que le ayude. Y obedece con precisión sus indicaciones: retirar piedra, aligerar carga y restallar el látigo, tres eficaces acciones de puro sentido común. "A Dios rogando y con el mazo dando", es el refrán que aprendimos de pequeños y expresa con fidelidad el inteligente mensaje del breve pero intenso poema.
Dos elegantes observaciones finales: el carretero tiene nombre,Juan Regaña. Pero también lo tienen sus mulas:la "Mohína" y la "Roncera", imprescindibles en esta aventura. Todos son valiosos, todos son necesarios.
EL CARRETERO Y HÉRCULES
En un atolladero
el carro se atascó de Juan Regaña.
Él a nada se mueve ni se amaña,
pero jura muy bien: ¡gran carretero!
A Hércules invocó, y el dios le dice:
-«Aligera la carga, ceja un tanto,
quita ahora ese canto:
¿Está?»
-«Sí, le responde, ya lo hice.»
-«Pues enarbola el látigo, y con eso
puedes ya caminar.»
De esta manera,
arreando a la Mohína y la Roncera,
salió Juan con su carro del suceso.
Si haces lo que estuviere de tu parte,
pide al cielo favor: ha de ayudarte.
